Entrevista a Francisco de Roux en el 5° aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz
- Entrevista de Bruno Desidera (agencia SIR Italia) con la colaboracion de Cristiano Morsolin
“Para la Comisión de la Verdad el 5° aniversario de los Acuerdos de Paz en Colombia es la celebración de una esperanza que se puso en marcha el 24 de noviembre de 2016 y que continúa avanzando en medio de desafío y de dificultades”.
El padre Francisco De Roux, jesuita, es una de las personas más destacadas de Colombia en la actualidad. Hace tres años se le encomendó la tarea de liderar la Comisión para el esclarecimiento de la verdad, para escribir la historia de más de medio siglo de conflicto a partir de las víctimas. A cinco años del histórico fichaje entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc, en el teatro Colón de Bogotá, el padre De Roux relata a SIR, en exclusiva para Europa, el difícil camino de estos años y las perspectivas de futuro, esperando una "más grande paz” que abarque a todas las partes involucradas, comenzando por la otra guerrilla, la del ELN.
Y con una convincion muy solida: “Nada nos puede hacer repetir la barbarie de la que viene Colombia con sus 8.675.000 víctimas en el registro oficial de víctimas del país y con todos estos números terribles; 82.000 desaparecidos más de 2.000 masacres, más de 30.000 secuestros, más de 18.000 ejecuciones extrajudiciales, falsos positivos que pasan de los 1.000 más de 25.000 personas destruidas por las minas antipersonales. Esta locura es imposible continuarla”.
- En principio, la firma de la paz levantó muchas esperanzas ...
El primer año, 2017, fue la fiesta de la vida. Vimos a los hombres y mujeres de las FARC bajar de la montaña con sus armas y pañuelos blancos y flores, acompañados de manera amigable por miembros del ejército y la policía. Después los encontramos en sitios donde se prepararon durante seis meses para entregar las armas y pasar a la vida civil. Y fuimos testigos del acto de confianza que hacían ellos en la sociedad porque dejaban para siempre los fusiles.
- Entonces algo se rompió… ¿Colombia aún está en el conflicto?
No podríamos decir que el conflicto ha terminado. Es una situación muy distinta a lo que se vivió en los años del conflicto con las Farc, que fue un aparato de confrontación al Estado de dimensiones impresionantes. En Antioquia, por ejemplo, no se podía salir a las fincas y el Oriente era un territorio de peligros y en cualquier lugar podían secuestrar. Bogotá estuvo rodeada por 12 frentes en una estrategia para tomarse la capital del país. Lo bueno, es que terminó la guerra entre el Estado y las FARC, por eso terminaron las grandes masacres de 50 y más personas, los secuestros disminuyeron en 95% con respecto a los años anteriores, el desplazamiento forzado y el robo de tierras a los campesinos dism inuyó también en un 80%, y terminaron los ataques a los pueblos.
Lo malo, es que continuaron los asesinatos de líderes sociales, el 20% de los ex guerrilleros volvieron a la guerra, el narcotráfico tomó nuevas fuerzas, aumentó la destrucción de bosques en la Amazonia colombiana y las zonas que dejaron las FARC fueron ocupadas por los que desistieron de la paz y volvieron a la guerra y al narcotráfico. Particularmente ha sido trágico el asesinato de cerda de 300 hombres y mujeres que dejaron las armas y han sido muertos violentamente durante los 5 años. El conflicto mutó a unas expresiones de menor intensidad, pero que llaman a que Colombia necesita un proceso de paz mucho más envolvente, más expresivo, que abarque todas las expresiones de violencia.
- ¿Cuál es la reacción frente a tanto dolor de millones de víctimas?
La tarea de la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad no es solamente traer el dolor que el país ha vivido durante 50 años de conflicto armado interno, es también promover la reconciliación y la no repetición. La Comisión del Esclarecimiento de la Verdad busca poner en evidencia estos sufrimientos como por ejemplo el dolor de una madre de un guerrillero de la Farc que murió en la selva en un combate o de una niña que se la llevó la guerrilla y que finalmente murió también en combate y su madre lucha para encontrar su cuerpo. Este dolor de la madre de un guerrillero es el mismo dolor de la madre de un policía…
- ¿Cuáles son los intereses de los Patrones de la Guerra?
Nosotros tenemos que explicar por qué se volvió una guerra tan salvaje entre nosotros los colombianos, porque nos humillamos, porque había intereses económicos detrás de eso, porque se desplazaron miles de campesinos para robar la tierra de ellos, que políticos se cruzaban con paramilitares y guerrilleros. No se ha resuelto el problema de la Tierra. Porque unos líderes sociales están muriendo por la recuperación de la tierra que era de los campesinos.
Otros líderes mueren porque entran en el proceso de erradicación de la coca, otros son defensores del medio ambiente que fueron tan golpeados por el conflicto, porque el narcotráfico cogió tanta fuerza… Esperamos que todo este trabajo de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad pase a la mano de los jóvenes, de las organizaciones sociales de campesinos, de indígenas, de empresarios y de las Universidades para que ayude también a policías y ejercito en transformaciones culturales profundas para que la seguridad sea de los ciudadanos.
- A cinco años de los Acuerdos de Paz de la Habana, Usted considera como el Arzobispo de Cali, Mons. Darío Monsalve, que hoy sirve un nuevo proceso de paz?
Muy seguramente la Comisión de esclarecimiento de la Verdad lo expresará, pero lo digo en mi opinión personal: Colombia tiene que abrirse a una salida de paz mucho más en profundidad con lo que pasa con, por ejemplo, la “Segunda Marquetalia”, las disidencias delas Farc, el Eln y una formas de aceptación de justicia para la gente que está metida en eso que llaman las bandas criminales que están metidas en el narcotráfico. Colombia tiene que resolver eso y no creo que la solución sea simplemente militar. Hay que avanzar en caminos de dialogo.
- En el encuentro de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad de agosto 2021 con Mancuso Salvatore, ha omitido su relación con el narcotráfico y la liason con ndrangheta calabresa, como menciona Cristiano Morsolin en el libro “La bomba que hizo caer el Ministro”. ¿Qué piensa de esta complicidad?
Para la Comisión, hay la necesidad de seguir profundizando algunos temas que se tocaron, pero creemos que todavía hay que enfrentarlo mucho más hondo para poder explicárselos a Colombia. Uno de ellos por ejemplo es la relación entre narcotráfico y el paramilitarismo. O entre narcotráfico y guerrilla que es una de las cosas que más mantiene viva la violencia”. Quedan muchas preguntas por responder en la parte explicativa y una particularmente en la que yo quisiera insistir porque el país queda con esa pregunta honda que hizo la comisionada Marta Ruiz acerca del narcotráfico en esto y de la presencia del narcotráfico ya en el origen de todas estas cosas.
- ¿Colombia ya se olvidó de la visita de Papa Francisco en septiembre de 2017?
A mí me gustó mucho la forma en la que el papa actuó en Colombia porque es muy iluminadora. Él se dio cuenta que nosotros estábamos enfrentados entre nosotros por estos discursos políticos y se puso por encima de eso, siempre llamando a la paz. De los cuatro días que estuvo aquí dedicó uno entero solamente a verse con las víctimas y otra cosa a propósito de las normas, cuando habló en Medellín a los obispos les dijo: no pretendan que a través de normas o leyes que le den a la gente, ustedes van a poder sacar a Colombia de donde está. Pongan sus manos en el cuerpo ensangrentado de su pueblo, de la gente adolorida. La comisión se para ahí, en esa realidad.
- ¿Hay, a pesar de todo, signos de esperanza?
En los últimos tres años ha habido expresiones nacionales muy fuertes de protesta porque el pueblo y sobre todo los jóvenes, los indígenas y los negros, siente que sus derechos no son respetados. Y esta protesta pacífica, fuerte, que en algunos momentos se ha visto atravesada por actos de vandalismo cometidos por infiltrados.
Muestra que Colombia está pasando de la lucha armada que hizo mucho daño, a las luchas sociales legítimas. Y que se requiere que estas luchas justas sean respetadas y que no sean reprimidas con la fuerza. A pesar de todas las dificultades las cosas en Colombia han mejorado. Hay una pasión creciente por la verdad, hay un rechazo inmensamente mayoritario de la violencia en todas sus formas, hay una juventud cada día más participante que no quiere más guerrillas, ni paramilitarismo, ni cocaína, y que lucha por defender la naturaleza. Esperamos que el 5 aniversario sea el paso hacia la Paz Grande, que asegure la implementación completa de los Acuerdos de Paz y traiga nuevas fuerzas para seguir luchando por la reconciliación de los colombianos.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí