Santa Ángela de la Cruz, iluminada por la sabiduría de la cruz sirvió a los pobres
Renato Martinez - Ciudad del Vaticano
«No se reservó ningún derecho para sí, sino que lo dejó todo para los pobres», es lo que indica el Martirologio Romano cuando se refiere a la sevillana Ángela de la Cruz Guerrero González, virgen y fundadora de las Hermanas de la Cruz, de quien, cada 5 de noviembre, se celebra su fiesta litúrgica, recordando el día en que fue beatificada por san Juan Pablo II el año 1982 en Sevilla (España). Con este espíritu, las Hermanas de la Compañía de la Cruz, junto a un gran número de devotos y sacerdotes concelebrantes, celebraron la Santa Misa en la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles. La Eucaristía estuvo presidida por Monseñor Aurelio García Macías, Subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Santa Ángela, humilde esclava de los pobres y enfermos
A las Hermanas de la Cruz, a los numerosos ancianos y personas que son asistidos por las Religiosas en Roma, y a todos aquellos que se dieron cita en la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles para celebrar la solemnidad de Santa Ángela de la Cruz. En su homilía, Monseñor Aurelio señaló que sor Ángela «en los pobres y en los enfermos sirvió a Cristo como humilde esclava». Y, reflexionando sobre el nombre de esta Santa, Monseñor García recordó lo que san Juan Pablo II dijo durante la beatificación de la Santa: «Ella se llamaba Ángela de la Cruz. Como si quisiera decir que, según las palabras de Cristo, ha tomado su cruz para seguirlo (cf. Mt 16, 24) … entendió perfectamente esta ciencia de la cruz».
Camino de santidad de Sor Ángela: renuncia, cruz y seguimiento
El Subsecretario de la Congregación para el Culto Divino, haciendo una síntesis del camino de santidad de Sor Ángela y de todo cristiano, invitó a reflexionar sobre tres palabras: renuncia, cruz y seguimiento. El primer término, la renuncia, afirmó Monseñor García, es una exigencia del seguimiento de Jesús, y se preguntó: «pero ¿hasta qué punto somos capaces de ello?» Comentando el pasaje bíblico del Evangelio de Marcos (10, 17), donde se narra el encuentro entre Jesús y el joven rico, el Prelado indicó que, «tú y yo también conocemos los mandamientos de la Ley, sólo nos queda dar el mismo paso que dio santa Ángela: “No ser, no querer ser; pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera”. Sólo así será efectiva nuestra renuncia».
Madre Ángela, existencia austera y crucificada
El segundo término de la reflexión de Monseñor Aurelio García es la Cruz, y es Cristo quien nos anima a cargar con la cruz, con nuestra cruz: «tome su cruz». Es Él mismo quien nos dice: «el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará» (Mt 10, 38-39). «Así vivió su existencia Madre Ángela – precisó el Subsecretario – una existencia austera y crucificada, unida al misterio salvífico del madero redentor, al cual ascendía para orar y del cual descendía para atender el grito de sus hermanos necesitados».
Sor Ángela, expropiada para utilidad pública
Finalmente, Monseñor García recordó la invitación de Jesús al joven rico: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego ven y sígueme» (Mt 19, 21). «El seguimiento – afirmó el Prelado vallisoletano – conlleva renuncia, renuncia de todo y de todos, pero con una finalidad mayor: ganar el Todo. ¡Cómo entendió esto nuestra santa sevillana, hasta el punto de sentirse, usando una expresión suya: “expropiada para utilidad pública”! Para seguir a Cristo con buen paso, hemos de vivir exonerados de cualquier peso. Solo así – concluyó el Obispo Subsecretario – podremos llegar a la patria eterna, donde seremos recibidos por el Maestro, por santa Ángela y tantos otros que han sido iluminados con la sabiduría de la Cruz, que han renunciado a sí mismos, han cargado con su cruz y han seguido las huellas del Cordero Inmolado, que vive y reina por siempre».
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