Mensaje de Navidad del Obispo de Málaga: "La Luz de Cristo transforma las culturas"
Ciudad del Vaticano
“La presencia de Jesús en la tierra trajo una verdadera transformación, renovó el corazón del ser humano, promovió la fraternidad universal y la paz, creó caminos de diálogo, dio contenido a ‘la cultura de la vida y de la solidaridad’ en toda la actividad humana, personal y social”, lo escribe Monseñor Jesús Catalá, Obispo de Málaga, España, en su Mensaje para esta Navidad, en la que recuerda que, en esta fiesta los cristianos celebramos el Nacimiento de Jesucristo, Hijo de Dios, cuyo nombre “Enmanuel” significa «Dios-con-nosotros”». Éste es el motivo único y central de estas entrañables fiestas, que se han extendido en todo el mundo.
La Luz de Cristo genera una forma de vida nueva
El Obispo de Málaga también señala que, la Virgen María ofrece a la humanidad el gran regalo de la presencia del Salvador. Dios en persona se hace presente entre los hombres y su Luz infinita ilumina la tiniebla en que vive el ser humano (cf. Jn 1, 4-5). Esa Luz divina orienta la conciencia y la experiencia del hombre hacia el misterio de Cristo, para afirmar la prioridad y superioridad del espíritu sobre la materia, de la persona sobre las cosas y de la ética sobre la técnica. No todo lo que la ciencia puede hacer es éticamente correcto. La Luz de Cristo genera una forma de vida nueva, como dice San Pablo: «Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto» (Rm 12, 2).
Navidad es salvación para todos los hombres
Al anunciar el Evangelio, la Luz de Cristo penetra en todas las culturas y las purifica de lo que no es genuinamente humano, según el plan de Dios, que creó al hombre a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26). Porque la Navidad es salvación para todos los hombres y renovación de todo. La presencia de Jesús en la tierra trajo una verdadera transformación, renovó el corazón del ser humano, promovió la fraternidad universal y la paz, creó caminos de diálogo, dio contenido a la “cultura de la vida y de la solidaridad” en toda la actividad humana, personal y social. Los cristianos tenemos que aportar esta riqueza a nuestra sociedad.
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