Filipinas. Monseñor David: el Premio Nobel a María Ressa, un rayo de esperanza
Ciudad del Vaticano
“Por primera vez en nuestra historia, una periodista filipina ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz. Al escuchar su discurso, sentí que algo se iluminaba dentro de mí. Me dio un pequeño rayo de esperanza que el Domingo de Gaudete, en este tiempo penitencial de Adviento, también alimenta. El discurso de María Ressa se hizo eco de las palabras de San Pablo: ‘Alégrense siempre en el Señor’. San Pablo nos invita a sustituir nuestras angustias por un profundo sentimiento de paz que sobrepasa todo entendimiento”, así lo ha dicho a los fieles Monseñor Pablo Virgilio David, Obispo de Kalookan, en su toma de posesión como Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP).
Según informa la Agencia Fides, al dirigirse a la asamblea en la Misa de este domingo, el Obispo ha señalado que “los verdaderos partidarios de la paz en este mundo han tenido que afrontar muchas adversidades. Basta pensar, por ejemplo, en otros ganadores del Premio Nobel de la Paz como Aung San Suu Kyi de Myanmar, Nelson Mandela de Sudáfrica, Lech Walesa de Polonia o Malala Yousafzai en Pakistán”.
María Ressa ha planteado a todos los ciudadanos del mundo la siguiente pregunta: “¿Qué estás dispuesto a sacrificar por la verdad?”. “Su pregunta me recuerda – ha argumentado el Obispo – a la de otro valiente predicador de la verdad, Juan el Bautista. Y las palabras de otro profeta audaz, Miqueas: ‘Se te ha dicho lo que es bueno y lo que el Señor exige de ti: hacer justicia, amar la bondad y caminar humildemente con tu Dios. (Mic 6, 8)’. Los profetas – ha continuado Monseñor David – nos invitan a encontrar el bien que ya está dentro de nosotros”, permitiendo que surja “ese sentido interior de la justicia y la compasión que nos lleva a compartir el alimento con los hambrientos, que nos impide explotar a los débiles y vulnerables, ese sentido de la verdad que nos hará rechazar las mentiras y las falsedades”.’
El Obispo ha recordado el pasaje clave del discurso de María Ressa, pronunciado el 10 de diciembre en Oslo, en la ceremonia de entrega del Premio Nobel: “Nuestra mayor necesidad hoy es transformar ese odio y esa violencia, el fango tóxico que recorre nuestro ecosistema informativo; esto significa que tenemos que trabajar más. Tenemos que creer que existe el bien en el mundo”, dijo, señalando que “nuestra humanidad hace que se produzcan milagros”.
Monseñor David ha apreciado la advertencia de María Ressa al mundo contra las narrativas basadas en la mentira, repetidas por ejércitos de trolls en las redes sociales que, en última instancia, ocupan el lugar de la verdad. Estas técnicas a menudo logran moldear la opinión pública y socavan la vida misma de las democracias.
En este contexto, ha dicho el Obispo: “Dios nos envía personas que son como pequeñas chispas de luz que nos dan un rayo de esperanza en medio de la oscuridad”. En el tiempo de Adviento, “experimentamos una visión del futuro y la determinación de trabajar por su realización, por el bien de las generaciones futuras”.
“La luz, para nosotros, es la divinidad que brilla en la humanidad de Jesucristo. Es para lo que se preparó Juan el Bautista. Por la tierna compasión de nuestro Dios, la aurora de lo alto vendrá sobre nosotros, para iluminar a los que están en la oscuridad y en las sombras de muerte. Y para guiar nuestros pasos en el camino de la paz”, ha dicho para concluir Monseñor David.
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