Obispos mexicanos: Situación de migrantes es caótica, desesperante y violenta
Alina Tufani - Vatican News
“La situación de las personas migrantes en Tapachula, Chiapas, ha llegado a tomar una dimensión y complejidad alarmantes”. De este modo abre el comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en el cual denuncia el hacinamiento, la demora en los trámites de solicitud de reconocimiento de la condición de refugiado y visa humanitaria, los hostigamientos y abusos de parte de autoridades locales y federales, contra los migrantes que esperan respuesta a las tantas "promesas incumplidas de parte del Gobierno Federal". Una situación desesperada que ha llevado incluso, según los obispos, a generar brotes de violencia entre los mismos migrantes.
Desde noviembre, el Instituto Nacional de Migración (INM) dio a conocer que en apoyo de los cientos de migrantes que se encuentran varados en la ciudad de Tapachula, fronteriza con Guatemala, estos serían trasladados a otros estados del país para continuar con los trámites migratorios. Sin embargo, son cada vez más el número de migrantes, sobre todo de nacionalidad haitiana, que esperan por su regularización y traslado en autobuses, durmiendo en las inmediaciones de un estadio ahora reconvertido en centro de atención, esperando a que el INM les atienda y les traslade. Además, algunas organizaciones de defensa de derechos humanos han señalado que muchos de los migrantes que fueron trasladados, han sido abandonados en otras ciudades, sin ningún tipo de asistencia por parte del INM.
Incumplimientos del Estado
“El Gobierno Federal, en efecto, ha incumplido con los compromisos realizados con las personas migrantes para sus traslados y regularización migratoria, lo que ha desatado una escalada de inconformidades derivando en bloqueos carreteros y conflictos con la población local. Esto ocasiona que se ponga en riesgo la integridad física tanto de las personas migrantes como de la población local”, denuncia la nota del CEM.
Para los obispos mexicanos la situación es “caótica”, marcada por el “sufrimiento, desesperación y violencia”. Además, advierten que numerosos migrantes han tomado la carretera costera de Chiapas en caravanas, “exponiéndose al colapso por el sol, hambre, deshidratación y enfermedad”, para reclamar al gobierno una solución.
Víctimas de estafas y engaños
“Esta Conferencia del Episcopado Mexicano manifiesta su preocupación al detectar que las personas migrantes son engañadas con falsas promesas por parte de criminales y estafadores que lucran con la necesidad y el dolor de quienes desean transitar por México”, continúa el comunicado.
En efecto, muchos migrantes pagan por un puesto en los autobuses para su traslado, otros pagan por la falsa promesa de ser recibidos en una parroquia o entidad eclesiástica.
En ese sentido, la Iglesia Católica, a través de la Diócesis de Tapachula, Chiapas, se ha mantenido firme en proveer de atención humanitaria a las personas migrantes. “Nuestro deseo de ayudar es muy grande, hacemos lo que podemos”, aseguran los obispos, sin embargo, aclaran que el nivel de exigencia de esta situación “rebasa con mucho nuestros buenos propósitos”.
Políticas confusas
Preocupada, además, por una “política confusa e ineficaz del Gobierno Federal, la indiferencia del gobierno estatal y el rol de espectadores de los gobiernos municipales”, los obispos subrayan en el comunicado que “hoy más que nunca urge una intervención decidida de los tres niveles de gobierno”, apegada a los derechos fundamentales de las personas migrantes.
“La responsabilidad y obligación son muy claras: corresponde al Gobierno de México crear condiciones dignas para el ejercicio de todos los derechos para todas las personas de acuerdo con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.
No al programa MPP
La CEM manifiesta también su “decepción” por el anuncio del gobierno mexicano de reanudar el programa MPP (Protocolo de protección al migrante) mejor conocido como “Quédate en México”, firmado con Estados Unidos, que obliga a miles de solicitantes de asilo en Estados Unidos a esperar en el lado mexicano de la frontera mientras se resuelve su trámite.
Para los obispos, este programa “viola múltiples principios internacionales en materia de refugio y asilo, como el derecho al debido proceso y a la no devolución”. Igualmente, critican que el MPP no permite el debido ejercicio de los derechos fundamentales de las personas solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiado.
Unido al laberinto burocrático que supone la tramitación de la solicitud de asilo y las fallas de una asesoría legal, la falta de infraestructura, la inseguridad, los diferentes tipos de violencia que enfrentan los migrantes y la presencia de grupos criminales en la frontera, hacen del MPP un programa destinado al fracaso y una excusa para detenciones y deportaciones masivas.
Un valle de indiferencia
“Con profunda sinceridad deseamos que las personas en contexto de migración que se encuentran en territorio mexicano puedan ver una luz de esperanza en este valle de indiferencia, dolor y discriminación por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno”, reafirma la CEM al exhortar al gobierno a cumplir de inmediato sus compromisos para la promoción y protección de los derechos fundamentales de las personas en contexto de migración.
Dialogo Iglesia - Gobierno
Por último, el episcopado mexicano reitera su disponibilidad para un diálogo con el Gobierno Federal, a fin de “canalizar propuestas efectivas en beneficio de las personas migrantes, solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiado, personas mexicanas deportadas y en situación de desplazamiento forzado interno”.
No sin antes agradecer la labor de los Albergues y Casas del Migrante de la Iglesia Católica en las distintas diócesis en todo el país, que han continuado con su labor humanitaria de atender a las personas más pobres, y vulnerables, así como a todas las personas, religiosos y laicos, que los llevan adelante, los obispos piden a la Virgen de Guadalupe ilumine su camino y los anime a seguir creyendo en un mundo más fraterno y sin fronteras.
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