San Óscar Romero, un ejemplo para el "santo Pueblo fiel de Dios"
Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News
Este jueves 24 de marzo, la Iglesia salvadoreña recuerda el aniversario de la muerte de San Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, mártir, quien fue asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la santa misa en la capilla del Hospitalito La Divina Providencia.
Este año, a las 12 del mediodía, el arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar Alas, preside la eucaristía en la Catedral Metropolitana, con la participación de la Conferencia Episcopal.
El anuncio fue difundido el pasado domingo 20 de marzo en un comunicado firmado por Monseñor Alas, en el que aseguraba que en todas las parroquias de la Arquidiócesis se celebra la fiesta.
Óscar Romero, un pastor que dio la vida por sus ovejas
En la canonización, el 14 de octubre de 2018, el Santo Padre manifestó: “Es hermoso que junto a él y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos”.
El 15 de octubre de 2018, en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco dirigió un discurso a los peregrinos de El Salvador con motivo de la canonización de Monseñor Romero.
Sobre el obispo santo, quien fuera un emblemático defensor de los derechos humanos, Francisco indicó que “supo encarnar con perfección la imagen del Buen Pastor”. Por esta razón, y ahora mucho más desde su canonización, puntualizaba, pueden encontrar en él un “ejemplo y un estímulo” en el ministerio que les ha sido confiado. Por un lado, se refirió a él como “un ejemplo de predilección por los más necesitados de la misericordia de Dios”. Y, por otro, lo consideró “un estímulo para testimoniar el amor de Cristo y la solicitud de la Iglesia, sabiendo coordinar la acción de cada uno de sus miembros y colaborando con las demás Iglesias particulares con afecto colegial”.
En dicho encuentro, el Pontífice envió un saludo desde Roma a todo “el pueblo santo de Dios que peregrina en El Salvador” y vibraba por el gozo de ver a uno de sus hijos en el honor de los altares. “Sus gentes tienen fe viva que expresan en diferentes formas de religiosidad popular y que conforma su vida social y familiar: la fe del Santo Pueblo fiel de Dios”. A los sacerdotes y obispos presentes, el Papa pidió que cuidaran a su Pueblo y no lo escandalizaran, y se refirió a las dificultades, como “el flagelo de la división, el flagelo de la guerra (San Óscar Romero fue arzobispo en medio de una guerra civil, que inició en 1979 y terminó en 1992); la violencia se ha sentido con fuerza en su historia reciente, pero ese pueblo resiste y va adelante. No son pocos los salvadoreños que han tenido que abandonar su tierra buscando un futuro mejor”, expresaba.
El Papa deseaba que “el santo Obispo Romero los ayude a ser para todos signos de esa unidad en la pluralidad que caracteriza al santo Pueblo fiel de Dios”.
“El Pueblo de Dios sabe olfatear bien dónde hay santidad”
Francisco recordó que el pueblo quería a Mons. Romero. “Y acá entre ustedes, yo tendría que agradecer a tanta gente, a todo el pueblo que lo ha acompañado, que lo ha seguido, que estuvo cerca de él. Pero, ¿cómo hago para agradecer?”, afirmó.
El Papa eligió a una persona que estuvo próxima a Monseñor Romero, “una persona muy humilde del pueblo: Angelita Morales”, a quien invitó a pasar al frente (Morales fue asistente de San Óscar Romero).
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