Shevchuk: Y aunque Ucrania está sangrando, sigue luchando…
Vatican News
“Vemos cómo nuestros ocupantes, tomando ciudades y pueblos, se burlan, escarnecen cruelmente a la población civil”. Amargas palabras las del Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, Monseñor Sviatoslav Shevchuk, en su mensaje cotidiano, cuando se cumplen 44 días de la invasión rusa en Ucrania.
“Esta guerra cada día trae nuevas heridas. Cada día se cosechan más siegas mortales” dice el prelado ucraniano al abrir cada día su mensaje con el parte de guerra: “En el este de Ucrania se están librando batallas muy sangrientas: en la región de Luhansk, en el este de la región de Khárkiv, en la región de Donetsk… También se están produciendo difíciles combates cerca de la heroica ciudad mártir de Mariúpol, así como también en el sur de nuestra patria”.
Se impide a civiles escapar
“Cada vez más, vemos que esta guerra es realmente una guerra de exterminio total”, dice monseñor Shevchuk que, además de lamentar la burla y desprecio de los ocupantes hacia los civiles, condena cómo se destruyen de antemano las vías férreas y las carreteras que podrían ser utilizadas para evacuar a la gente de las zonas peligrosas.
Sin ir muy lejos, al momento de redactar esta nota, todavía se cuentan las muertes causadas por el ataque con un misil contra la estación de Kramatorsk, en el este de Ucrania, que causó unas 50 víctimas, entre ellas 10 niños, y más de un centenar de heridos, personas que intentaban huir de la región del Donbás, sobre la que se prepara una ofensiva rusa.
“Ayer nos enteramos de que los ocupantes se han apoderado y confiscado para sus necesidades el cargamento humanitario que nuestros voluntarios intentaban entregar a esas personas, especialmente en la región de Khersón, personas que están realmente a punto de morir de hambre”, denuncia el primado ucraniano.
¿Cómo poder vivir como un cristiano …?
Mas adelante, monseñor Shevchuk reflexiona sobre cómo los creyentes pueden vivir como cristianos en medio de todos los horrores de la guerra.
“Sabemos que el mandamiento central de la vida cristiana es el mandamiento del Amor. Amor a Dios y Amor al prójimo. En estos dos mandamientos, dice Cristo, se basan toda la ley y todos los profetas. El evangelista San Juan dice que: “Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”, dice el prelado ucraniano antes de contar su visita a Bucha.
La aciaga ciudad de Bucha
“Personalmente, ayer tuve la oportunidad de ir a la tristísima, a la aciaga ciudad de Bucha. Bucha es una herida abierta en el cuerpo de Ucrania. Y allí, viendo los cuerpos mutilados y sin alma en el fondo de una fosa común aún abierta, rezamos por su eterno descanso. Y durante esa oración, yo me preguntaba, le pregunté a Dios: Oh Dios, ¿qué significa amarte y amar al prójimo...? Y justamente, junto a esa fosa común, mirando las manos de nuestros hermanos y hermanas asesinados, me di cuenta de una cosa… una cosa que resultó muy importante para mí: amar a nuestro prójimo significa sentir nuestra hermandad con él. Significa entender que juntos somos una familia humana, que pertenecemos a la misma raza humana. Y que allí, en esa fosa común donde yace él, donde ella yace, allí puedo estar también yo”.
Todo cristiano, hoy dice: “Soy ucraniano”
El Primado de la Iglesia greco- católica recuerda que como cristianos “tenemos una vocación común, un destino común, pertenecemos a la misma raza humana y, por ello, amar al prójimo es ser consciente y experimentar esta humanidad y, por lo tanto, manifestarla.
“Por eso Cristo dice: “Debemos amar al prójimo como a uno mismo”. Por eso todo cristiano, no importa en qué parte del mundo viva, ya sea italiano, ya sea alemán o australiano; viendo las atrocidades de los ocupantes en Bucha, hoy dice: “soy ucraniano”. Sintiendo en nuestra raza humana esta unidad con estas víctimas inocentes, es que entendemos que el ocupante lleva esta guerra adelante para que tú y yo nos encontremos mañana en esa misma fosa común”, enfatiza Shevchuk en su videomensaje.
¡Oh Dios, danos fuerza para amar!
Al subrayar que los cristianos a un Dios que es fuente de vida y no de muerte, invita a pedir a al Señor que “aprendamos a amar a nuestros enemigos, porque “amar a nuestro enemigo es detener su mano asesina, quitarle las armas, no darle la oportunidad de matar”. “Pidamos - exhorta el prelado - que en estas circunstancias de odio y de guerra asesina sepamos amar a Dios y al prójimo, y que podamos seguir siendo seres humanos”.
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