Iglesia en Paraguay: “Hagamos posible la patria soñada”
Vatican News
Monseñor Adalberto Martínez Flores, arzobispo metropolitano de la Santísima Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya firmó el pasado día 15 un sentido mensaje con motivo de la conmemoración de los 211 años de la Independencia nacional titulado “Hagamos posible la patria soñada”.
Evangelio en coincidencia con la fiesta patria
Tras escuchar el Evangelio de ese domingo sobre el mandato principal de la fe y la identidad del cristiano: “Ámense unos a otros como yo los he amado; y por este amor reconocerán que ustedes son mis discípulos”, el prelado explicó la feliz coincidencia con la fiesta patria de la Independencia Nacional. En efecto, en su discurso de despedida – dijo –Jesús expresa con claridad cuál es la exigencia central de nuestra fe y la condición para ser considerados cristianos, es decir, seguidores e identificados con el Señor Jesús”.
Al recordar que alrededor del 90 por ciento de la población se declara cristiana, sean fieles de la Iglesia Católica, o de otras confesiones religiosas, el presidente de la Conferencia Episcopal afirmó que “la realidad social y política del Paraguay – sin embargo – nos interpela como cristianos. ¿Somos verdaderamente seguidores de Cristo y cumplimos su mandato de amor?”.
Corrupción e impunidad como epidemia que avanza
Y prosiguió diciendo que “la corrupción e impunidad como la epidemia avanza enfermando de muerte el tejido social. Las instituciones democráticas son débiles; la presencia y la acción del narcotráfico y del crimen organizado es cada vez mayor, inficionando y cooptando a las instituciones de la República. Su criminal acción se siente. Se padece. Está visible ante nuestros ojos, casi todos los días, la delincuencia en todos sus modos violentos o de guante blanco. El sicariato – que va en aumento – se practica sin pudor y a plena luz del día, segando vidas valiosas”.
Asumir los desafíos para que nazca un nuevo Paraguay
Por esta razón invitó a todos los ciudadanos y habitantes del territorio nacional, independientemente de su nacionalidad, a que no permitan que les roben la alegría ni la esperanza, y que asuman los desafíos para que nazca un nuevo Paraguay”.
Diseñar un proyecto de nación
Trabajar por el bien común
También afirmó que “en un mundo globalizado e interdependiente, donde tenemos nula capacidad de incidir, necesitamos encontrar mecanismos que nos permitan minimizar el impacto de las ataduras extrañas”. “Estamos sintiendo que los juegos de poder económico y político en el escenario mundial nos afectan profundamente. Los intereses ideológicos, políticos y, sobre todo, económicos de las potencias mundiales y regionales, en muchos casos, nos someten a “ataduras extrañas”.
La diversidad enriquece, la homogeneidad empobrece
Al recordar el mandato de Jesús, “que nos amemos unos a otros”, el prelado añadió “como dice San Pablo: el amor es paciente y bondadoso; no tiene envidia ni orgullo ni arrogancia. No es grosero ni egoísta, no se irrita ni es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que encuentra su alegría en la verdad”. Por esta razón dijo:
Gestos coherentes en favor del ser humano
También se alegró por el hecho de en el Paraguay varias instituciones del ámbito público se hayan declarado “pro vida y pro familia”, algo que es muy bueno, dijo, “pero insuficiente”. Por esta razón alentó al pueblo paraguayo “a traducir esa declaración de intenciones en gestos coherentes, así como en acciones y decisiones que favorezcan la defensa de la vida en todas sus etapas y las condiciones para el fortalecimiento de la familia con el acceso a condiciones de vida dignas con salud, educación, vivienda, empleo y seguridad, entre otros”.
Además de a la familia y los niños, adolescentes y personas vulnerables de todo tipo de abusos, manifestó su dolor y firme repudio a esta situación y pidió que todos los ámbitos de la vida social sean seguros para los menores y así hacer posible que los niños vivan alegres y las madres sean felices.
Apreciados compatriotas
En la conmemoración de la Independencia patria pidió concentrarse en los valores estampados en el escudo y en el Himno Nacional: paz, justicia y libertad; unión e igualdad que “al impregnar la conciencia del pueblo, ayudarán a realizar una verdadera República, garantizando la democracia en la justicia y en la paz”. Y concluyó su mensaje invitando a “escuchar, sentir y actuar en consecuencia”, con el deseo de que “Dios viva en cada hogar y en el corazón de cada paraguayo”. Sin olvidar a “María Santísima Virgen de la Asunción, fundadora de esta gran nación” para que ruegue por todos los paraguayos.
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