Repam Brasil: tanto dolor pesa sobre la Amazonia
Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano
Tomar medidas rápidas en el frente de la investigación e identificar "a los responsables de tantas muertes y de tanto dolor que pesa sobre la Amazonía, sus pueblos y sus defensores". Repam Brasil, la Red Eclesial Panamazónica, señala en una nota las urgencias que el gobierno del país debe atender, especialmente después de la confesión de un hombre que admitió haber matado y enterrado en la Amazonía los cuerpos del periodista británico Dom Phillips, de 57 años, y de Bruno Pereira, de 41 años, conocido experto y defensor de los derechos de los pueblos indígenas.
La Red, a través de su presidencia formada por el Obispo de Marajó, Evaristo Pascoal Spengler, el Arzobispo de Palmas, Pedro Brito Guimarães, y el Obispo de Itacoatiara, José Ionilton Lisboa de Oliveira, expresó su solidaridad con las familias de las víctimas, agradeciendo la solidaridad de los pueblos indígenas del Valle del Javari. También se reconoció a quienes siempre han defendido un periodismo capaz de arrojar luz sobre la situación de la Amazonia y las violaciones de los derechos humanos que se están produciendo.
Custodios de la creación
"Repam-Brasil -se lee- está comprometida con la defensa de la vida humana y de la naturaleza, y pide enérgicamente la actuación de las autoridades para poner fin a la ilegalidad y a la explotación de la naturaleza en la Amazonía, que ha provocado continuas muertes. El llamamiento a quienes tienen responsabilidades políticas, sociales y económicas es que "se conviertan en custodios de la Creación" y "de los demás".
Dom Phillips y Bruno Pereira habían desaparecido el 5 de junio durante una expedición en la zona del valle de Javari, en la frontera con Perú y Colombia. Se trata de una zona muy peligrosa, encrucijada del tráfico de drogas y de oro, eje estratégico para los narcotraficantes que transportan por vía fluvial la cocaína o el cannabis producidos en los países vecinos. Phillips era autor de decenas de reportajes sobre la Amazonía, llevaba 15 años viviendo en Brasil y estaba terminando un libro sobre la conservación del medio ambiente. Pereira, padre de tres hijos, había trabajado anteriormente en la agencia gubernamental brasileña de asuntos indígenas (Funai). Varias veces había sido amenazado por madereros, mineros y pescadores ilegales que pretendían explotar el territorio indígena. Sus muertes provocaron fuertes críticas al gobierno de Bolsonaro, que favorece la explotación minera y agrícola de las reservas indígenas en la Amazonía.
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