Canadá y Latinoamérica. García Duran SJ: El Papa muestra un camino para sanar heridas
Johan Pacheco – Vatican News
La “peregrinación penitencial” del Papa Francisco a Canadá deja a la Iglesia y a diversas realidades sociales también en Latinoamérica un camino para lograr la reconciliación: caminando juntos, reconociendo errores y con humildad pedir perdón.
El director del Doctorado para la Paz, de la Universidad Javeriana en Cali (Colombia), Mauricio García Duran SJ, compartió con Radio Vaticana - Vatican News su apreciación sobre el impacto que deja esta visita del Papa a Canadá y su mensaje de reconciliación a otros países del continente americano.
“El Papa está conmovido como Jesús por entrañas de misericordias, que le permiten sentir el dolor. En este caso el dolor de los indígenas”, expresa García.
Manifestando también que el gran poder del mensaje del Santo Padre ha sido el reconocer los errores de algunos cristianos y pedir perdón, “es el sucesor de Pedro que se hace presente en Canadá para pedir perdón”.
Mauricio García señala que este gesto es un camino a seguir en las muchas heridas abiertas que aún están abiertas en otros pueblos de América Latina: “este gesto del Papa Francisco nos muestra un camino para buscar sanar estas heridas”.
Y aprecia dos desafíos para la Iglesia luego de este Viaje Apostólico a Canadá, “seguir colaborando con la verdad, aunque sea dolorosa”, y hacer de la “Iglesia un espacio de reconciliación, encuentro, sanación”.
En la conversación con Radio Vaticana, Mauricio García Duran SJ, Director del Doctorado para la Paz, de la Universidad Javeriana en Cali (Colombia), respondió a las siguientes preguntas:
Hemos sido testigos de la cercanía del Papa Francisco con las poblaciones indígenas en Canadá, y sus peticiones de perdón por los abusos que afrontaron en las escuelas residenciales. ¿Cómo debemos percibir la cercanía del Papa y su mensaje?
A mí me ha impactado muchísimo las palabras y la actitud del Santo Padre, creo que hay unas imágenes sumamente poderosas y significativas, que en silla de ruedas esté orando frente a las tumbas de quienes fueron víctimas o que esté orando frente al lago que tiene una gran significación para los indígenas canadienses, son imágenes que impactan mucho. Y que muestran su profunda unidad, y demuestran cómo se acerca a una realidad donde la Iglesia ha tenido responsabilidad. No es el único responsable, pero ha tenido responsabilidades miembros de la Iglesia. Y el Santo Padre, reconoce eso, lo reconoce sin tapujos y pide perdón con una profunda humildad. El estado de salud del Santo Padre muestra que su viaje a Canadá ha sido un esfuerzo muy grande que él ha querido mantener, ante una realidad en la que la Iglesia se arrodilla humildemente a pedir perdón.
Con esta misma riqueza que nos deja el mensaje del Papa en Canadá, teniendo una mirada especial en el camino de la reconciliación, ¿Cómo aplicarlo también atrás realidades de Latinoamérica?
Creo que lo primero, es reconocer la verdad de lo que ha pasado. Si no reconocemos esa verdad por dolosas que han sido, difícilmente podremos dar pasos hacia el perdón y la reconciliación que nos permita un encuentro con el otro, con el que ha habido diferencias, abusos, dificultades. Para poder mirarnos a los ojos y reconocer a la otra persona y poder caminar juntos, como es el lema de este viaje del Papa a Canadá. Caminar juntos para construir una nueva realidad de reconciliación. Y creo que eso aplica a muchas realidades dolorosas que hemos vivió en América Latina, y hay herida en muchos de nuestros países que siguen abiertas, que no se han sanado plenamente. Y este gesto del Papa Francisco nos muestra un camino para buscar sanar estas heridas, y abrir una puerta positiva a la reconciliación, a construir una fraternidad que nace de la acción de Dios al interno nuestro.
¿Cuál ha sido el gran signo, o el gesto que nos deja el Papa Franciscos en su peregrinación penitencial?
El gran poder es que él es la cabeza de la Iglesia, y no va a cualquier persona. Es él mismo que se desplaza desde Roma hasta los territorios indígenas, y esto tiene un impacto y una experiencia supremamente fuerte, y es un signo de profunda humildad y que muestra que el Papa está conmovido como Jesús por entrañas de misericordias, que le permiten sentir el dolor. En este caso el dolor de los indígenas, por abusos que hubo, la inculturación forzada, y toda la violencia que se ejerció. Y abre la puerta a un poder caminar juntos. Es la cabeza, es el sucesor de Pedro que se hace presente en Canadá para pedir perdón.
¿Cuáles son los desafíos que quedan a la Iglesia en cuanto a fraternidad y atención pastoral con los pueblos indígenas? No solo en Canadá, sino a todos, y tal vez pensado en la Amazonia.
Creo que desafío hay muchos, pero el primero es como la Iglesia sigue colaborado con la verdad, incluso en situaciones que siguen siendo duras y dolorosas, como esta situación del Canadá... Y la Iglesia tiene que ayudar a que se conozca la verdad sobre todo eso, así esa información sea dolorosa para la Iglesia. Y, en segundo lugar, es que a Iglesia pueda ser un espacio de reconciliación, encuentro, sanación. Donde las víctimas puedan estar en paz, sentirse protegidas, y sentir que no son vulnérales. Y esto va a permitir que haya un proceso de sanación.
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