Ouédraogo: “Nuestra respuesta al Kalashnikov es la oración”
Vatican News
El cardenal Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Ouagadougou, Burkina Faso, afirmó, con motivo de la apertura del Mes Misionero el pasado domingo 2 de octubre: “Nuestra respuesta al Kalashnikov es la oración”.
“Queridos hermanos y hermanas en Cristo, al inicio del mes de octubre, mes misionero, las Obras Misionales Pontificias nos proponen meditar sobre el siguiente tema: ‘Serpan mis testigos’ (Hch 1, 8)”. Y añadió:
En el contexto del golpe de Estado
De ahí que haya afirmado: “Nuestra respuesta al Kalashnikov es la oración. Esto significa que debemos intensificar nuestra oración en este mes de octubre por la paz, en nuestro país y en todo el mundo”.
La intervención del cardenal Ouédraogo se produce en el contexto del golpe de Estado que ha derrocado a la junta militar dirigida por el teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba, tal como informa la Agencia Fides, que ha abandonado Burkina Faso gracias a la mediación llevada a cabo por los líderes religiosos.
El 24 de enero, Damiba había derrocado al presidente democráticamente elegido, Roch Christian Kabore, acusándolo de ser incapaz de garantizar la seguridad frente a los ataques cada vez más frecuentes de los grupos yihadistas.
Seguridad deteriorada en el país
Sin embargo, nueve meses después del golpe de Damiba, la seguridad en Burkina Faso se ha deteriorado aún más. Las organizaciones terroristas se han extendido a cerca del 40% de la nación. Las unidades del ejército han sido atacadas en los últimos meses. Las pérdidas sufridas han provocado el descontento de las fuerzas armadas contra el gobierno.
Burkina Faso se ha destacado como una de las regiones con mayor número de muertes por atentados terroristas en 2021. El hombre fuerte de la nueva junta militar, el capitán Ibrahim Traoré, ha utilizado los mismos argumentos para justificar el derrocamiento de la junta anterior. Las masacres llevadas a cabo por los yihadistas han debilitado la posición de Damiba tanto dentro del ejército como en la opinión pública.
En esta situación, el cardenal Ouédraogo recuerda que “frente a los desafíos del terrorismo y de la inestabilidad política, la Iglesia, estrechamente ligada al mundo y a su historia, no puede dejar de ser signo y testimonio de solidaridad promoviendo un mundo de amor y de fraternidad”.
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