Sor Mary Haddad Sor Mary Haddad   #SistersProject

Sor Mary Haddad: Una misión dinámica al servicio de los más vulnerables

La Catholic Health Association, Asociación Católica de la Salud de Estados Unidos, dirigida por la religiosa, se ocupa de diversos temas relacionados con la salud de las personas, especialmente de las más vulnerables. Ante los micrófonos de Vatican News, la hermana Mary Haddad subraya la centralidad de la cuestión de las armas, primera causa de muerte de los jóvenes, y describe la atención de la asociación a la dignidad humana y el bien común

Bernadette Mary Reis, fsp

Sor Mary Haddad, de las Hermanas de la Misericordia, es presidenta y administradora delegada de la Catholic Health Association en Estados Unidos. Teniendo experiencias en el campo de la educación, del trabajo social y de la asistencia sanitaria, sor Mary se considera privilegiada por poder desempeñar los tres «ministerios esenciales de la Iglesia». En una entrevista con los medios vaticanos, sor Mary explicó que la Catholic Health Association participa activamente en las cuestiones relativas a la asistencia sanitaria en Estados Unidos y habló del rol central de las religiosas en este campo.

¿Por qué la vida religiosa y por qué las Hermanas de la Misericordia?

Me gusta decir que mi llamada es un camino en la vía de la toma de conciencia para entender la acción de Dios en mi vida. Mis profesoras fueron las Hermanas de la Misericordia. Una vez que inicié el proceso, me comprometí. Una buena amiga mía religiosa de la Misericordia decía siempre: «La razón por la que entras no es la misma que por la que te quedas». Esta ha sido una constante en mi vida religiosa, es decir que nuestra llamada es verdaderamente dinámica y nuestra respuesta debería ser igual.

¿Cuáles son las temáticas afrontadas por la Catholic Health Association?

Nuestro trabajo está guiado por la doctrina social de la Iglesia católica. Dedicamos particular atención a la dignidad humana y al bien común y nos preocupamos de quien es más vulnerable. Consideramos que la persona, para poder crecer y prosperar en su comunidad, debe estar sana. Y por eso queremos asegurar que todos tengan derecho a una asistencia sanitaria accesible. Esta es nuestra prioridad, junto a la tutela de la vida y de la libertad de conciencia. El Covid ha puesto una luz muy fuerte sobre tantas preocupaciones que nos acompañaban ya desde hace mucho tiempo.

Sor Mary Haddad habla con el Padre Charles Bouchard, Director de Teología y Patrocinio, Asamblea de la CHA 2022
Sor Mary Haddad habla con el Padre Charles Bouchard, Director de Teología y Patrocinio, Asamblea de la CHA 2022

Además, los episodios de racismo a la que hemos asistido aquí, en Estados Unidos, con el asesinato de George Floyd, nos han impulsado realmente a valorar cuál es nuestra parte en este trabajo. Y así nos concentramos sobre las desigualdades en la asistencia sanitaria y nuestro objetivo es eliminar las disparidades en el acceso y en la calidad de los servicios. Hemos observado la necesidad en el ámbito de la salud mental y comportamental, aumentadas drásticamente después del Covid. Sabemos que antes de la pandemia eran numerosos los casos de suicidio y de otros problemas vinculados a la salud mental, que en ese periodo se han agravado de nuevo porque las personas se han sentido alejadas y aisladas. Después el cuidado por nuestros ancianos, nuestras personas más vulnerables. La percibimos como una llamada urgente a examinar, ahora, nuevos modelos de asistencia a largo plazo y permanente para las personas ancianas. Y, también, los cuidados paliativos, cómo tratamos las enfermedades crónicas y cómo acompañamos a las personas a lo largo del ciclo de su vida. Tratando estos aspectos, hemos comprendido más plenamente el impacto de los factores ambientales y sociales sobre la salud de la persona. Y así hemos articulado los que definimos como “determinantes sociales de la salud”: un alojamiento seguro, un trabajo rentable y acceso a alimentos saludables. Hemos abierto los ojos sobre el llamamiento a la sostenibilidad de nuestra Tierra y hemos trabajado seriamente sobre la Plataforma de iniciativas Laudato si’ de Papa Francisco. Entre nuestras prioridades está que nuestros sistemas sanitarios se comprometan a tener cero emisiones antes de los próximos quince-veinte años.

¿Cómo la Catholic Health Association se posiciona frente al debate sobre la posesión de armas?

Hablamos de ello como si fuera una cuestión de criminalidad, pero de hecho se refiere a la salud pública. En los últimos diez años en Estados Unidos los homicidios han aumentado en el 75%. Es inmoral. Y, entre las causas principales de fallecimiento de jóvenes menores de 19 años, las muertes causadas por armas de fuego han superado las de los accidentes de tráfico. No tiene que ver solo con el crimen. Tiene que ver con la salud, y por tanto hemos pedido revertir esta tendencia en crecimiento en nuestro país: se deben investigar los precedentes; además, es útil desarrollar búsquedas de salud pública sobre la morbilidad y la prevención de la mortalidad. Además, es necesario prohibir la venta de armas de fuego, evitar temporalmente el acceso a la compra de armas para quien se considere puede hacerse mal a sí mismo o a los otros y, naturalmente, prohibir la compra de municiones de alta capacidad. No hay ninguna necesidad de que estén disponibles al gran público. Nuestros trabajadores sanitarios están en riesgo a causa de una insensata violencia armada. Hemos tenido muertos y herido porque alguien ha entrado armado a un hospital o ambulatorio médico. Ahora que nuestros trabajadores sanitarios y los que trabajan en primera línea están saliendo de la pandemia, que ha representado para ellos un gran desafío a causa del estrés vivido en ese periodo, deben enfrentarse cada día al miedo de ser heridos yendo al trabajo. Por eso la violencia armada en realidad es una profunda crisis sanitaria, económica y moral. Las estadísticas dicen que se gastan cerca de 2’8 mil millones de dólares para hospitalizaciones e ingresos a causa de la violencia armada. Se trata de una cantidad inmensa de recursos invertidos para hacer frente a una cuestión que se puede resolver.

¿De qué manera las religiosas están en la base de la asistencia sanitaria católica?

Forma parte de nuestro ADN. Cuando las religiosas llegaron a Estados Unidos en 1727, las ursulinas francesas desembarcaron en Nueva Orleans para cuidar de sus comunidades. No vinieron para dar cuidados sanitarios sino para ofrecer cuidados espirituales, para responder a las necesidades de la comunidad. Estos ministerios nacieron del deseo de servir el conjunto. El concepto de cuidado de toda la persona está en la génesis de la asistencia sanitaria católica en esta nación. Fueron las religiosas las que iniciaron el modelo de seguros. A menudo las personas miran a las religiosas y nosotros miramos la asistencia sanitaria católica: las religiosas hacen las obras de caridad, están ahí solo para dar el servicio. Sabemos que tenemos una gran historia de mujeres emprendedoras: mujeres que han sabido cómo crear modelos de servicio eficaces y capaces de consentirnos dar cuidados a nuestras comunidades ya que éramos capaces de gestionar los recursos esenciales para continuar tal servicio. Sabemos que nos apoyamos en los hombros de hombres y mujeres maravillosos. Como religiosa estoy muy orgullosa de la historia de la vida religiosa en el mundo y de las obras que se han realizado. Sé que está la tendencia a focalizarse en la disminución de todo esto, pero pienso que es esencial mirar esto como una oportunidad para seguir respondiendo al movimiento del Espíritu en el mundo actual, y a lo que se pide, en términos de servicio, a todo el pueblo de Dios.

 

 

 

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

17 octubre 2022, 11:00