Syrokoradjuk: El llamamiento del Papa a la paz trae esperanza
Federico Piana – Ciudad del Vaticano
"Agradecemos al Santo Padre que, una vez más, haya pedido con fuerza la paz para nuestro atormentado país y que el agresor cese su acción de muertes". Monseñor Stanislav Syrokoradjuk, obispo latino de Odesa- Simferópol, agradeció al Papa Francisco que dedicara todo el Ángelus del domingo pasado a la escalada de la guerra en Ucrania, lanzando un llamamiento al cese de las hostilidades y a la reanudación del diálogo.
"Nos alegramos de que el Pontífice sea consciente y haya hablado de la grave situación humanitaria en la que nos encontramos y del peligro nuclear que corre nuestra nación y el mundo entero", explica el prelado, mientras la ofensiva del ejército ucraniano continúa tanto hacia el Este como hacia el Sur, donde ha llegado incluso a la ciudad de Kherson, recién anexada por Rusia. Una iniciativa militar y estratégica que deja poco espacio a los partidarios de un diálogo para poner fin a la guerra. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, se ha visto obligado a admitir las dificultades en el frente ucraniano echando agua al fuego de recurrir a las armas nucleares.
Monseñor Stanislav Syrokoradjuk, ¿realmente cree que la amenaza nuclear está más cerca?
¿Qué puede hacer la Iglesia para ayudar a encontrar una solución pacífica?
La Iglesia está cumpliendo su misión: por ejemplo, en este mes de octubre estamos rezando por la paz. La Conferencia Episcopal de Ucrania publicó una carta en la que pide a todos los fieles que recen el rosario a diario, en la iglesia o en sus casas. Además, los obispos pidieron ayunar todos los viernes. Creemos que la paz es posible y que la paz es posible sobre todo con la restauración de la justicia. Si todos – los gobiernos ruso y ucraniano y la comunidad internacional – se esfuerzan por hacer justicia, la paz será posible.
¿Cuál es la situación de la guerra en Odesa y en el resto de su diócesis?
¿Cómo sigue la Iglesia ayudando a la población?
Especialmente con los sacramentos. Cada día, hemos añadido celebraciones eucarísticas para que la gente pueda participar. Además, hemos puesto en marcha una gran misión humanitaria: gracias a Cáritas y otras organizaciones caritativas, intentamos llevar alivio a la población cada vez más agotada y a los refugiados.
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