Siria: Sor Myri cuenta que la gente padece el hambre
Vatican News
"La situación es terrible, en Siria algunas personas pasan hambre". Este es el llamamiento de sor María Lucía Ferreira, de la Congregación de las Monjas de la Unidad de Antioquía, entregado a la fundación de derecho pontificio Ayuda a la Iglesia Necesitada Portugal (ACN), por sus siglas en inglés.
La vida en el país
La hermana, que vive en el Monasterio de Santiago el Mutilado, en el pueblo de Qara, describió la realidad de la vida en el país en la actualidad, tras las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea al gobierno de Bashar al-Assad, la constante devaluación de la moneda local – la lira siria – frente al dólar, pero también por la pandemia del Covid-19, que ha debilitado a Siria.
La monja habla de gente hambrienta, describiendo una población empobrecida que vive prácticamente sin electricidad y que ahora tendrá que afrontar los duros días de invierno sin poder calentarse.
"La situación económica en Siria es realmente mala – subraya la hermana María Lucía, más conocida como sor Myri – sobre todo en las grandes ciudades, ya que la guerra ha destruido muchos puestos de trabajo y muchas instalaciones", la supervivencia diaria es algo dramático. La religiosa cuenta la historia de una familia de cinco miembros con un solo sueldo:
Por no hablar de la ropa, de los artículos para la casa, de los zapatos, que "cuestan – afirma – una cuarta parte del sueldo o incluso la mitad. O el aceite de oliva, del que sólo se puede comprar un litro al mes”.
Grave situación económica
Esta dramática situación que viven las comunidades sirias está destinada a empeorar con la llegada de los fríos días de invierno, advierte la monja, ya que es extremadamente caro comprar mazut, el aceite de calefacción, o la leña, mientras la electricidad es casi inexistente.
"No sé lo que va a pasar", dice preocupada la hermana Myri y manifiesta estar agradecida a ACN por haber encargado, con motivo de la Campaña de Navidad, unos artículos bordados en lana por las mujeres cristianas del pueblo de Qara, cuya venta ayudará a "muchas personas a tener esperanza". Iniciativas como ésta", concluye la religiosa, "son una verdadera bendición.
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