Ucrania: dos sacerdotes detenidos en Berdyansk
Michele Raviart – Ciudad del Vaticano
Dos sacerdotes de la Iglesia greco-católica ucraniana fueron detenidos por la administración de ocupación rusa en Berdyansk, al oeste de Mariupol. Se trata de los padres redentoristas Ivan Levystky y Bohdan Geleta, párroco y vicario, respectivamente, de la iglesia de la Natividad de la Santísima Virgen María de la ciudad del Mar Negro. Ambos detenidos fueron acusados de actividades subversivas contra los representantes de las tropas rusas en Berdyansk por poseer, supuestamente, armas, municiones y libros sobre la historia de Ucrania.
Negación de los derechos humanos fundamentales
Las acusaciones fueron rápidamente desmentidas por el exarcado de Donetsk de la Iglesia greco-católica ucraniana, que en un comunicado pidió su "más rápida liberación" y habló de "una completa negación de los principios fundamentales de los derechos humanos" para los dos sacerdotes, que habían ejercido su ministerio de forma "absolutamente legal" durante más de tres años.
Así lo explica monseñor Maksim Ryabukha, nombrado obispo auxiliar del exarcado del arzobispado de Donetsk, en la entrevista concedida a Svitlana Dukovych.
Los dos sacerdotes detenidos – añade monseñor Ryabukha – permanecieron en la zona ocupada por los rusos incluso en estos tiempos tan difíciles. Y agrega:
Su parroquia está ahora cerrada a los fieles, lo que dificulta aún más la reunión de los greco-católicos de Berdyansk. "Nos queda rezar por los sacerdotes y por todas las víctimas de esta injusta y terrible guerra – subraya monseñor Ryabukha – para que el buen Dios vele por todos ellos y los ayude a superar estos difíciles momentos, porque aquí te encuentras con la culpa de ser fiel a tu Iglesia y a tu Dios, y de ser un buen pastor para su rebaño”.
En los últimos días, otro sacerdote había sido apresado por los rusos en Melitopol y unas horas después fue liberado en Zaporizhzhia. "Hay otros sacerdotes que trabajan, no sólo en los territorios controlados por el gobierno ucraniano, sino también en los territorios ocupados por el ejército ruso, tratando de mantener la presencia y la atención pastoral en todas aquellas parroquias en las que ahora no hay otros pastores –explica además el obispo – y así, en la medida en que todavía es posible, tratamos de mantener viva y activa la vida religiosa y espiritual. Los fieles comprenden que en este tiempo duro, de fatiga y de prueba para nuestro pueblo, Dios no ha abandonado a nadie, sino que sigue estando presente”.
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