Desafíos de Iglesias del Mediterráneo en la reunión de obispos del Norte de África
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
Mirar al Norte de África como una realidad perteneciente al mundo mediterráneo, donde se encuentran tres continentes, como una de las cinco orillas de ese mar a cuyas orillas, como dijo el Papa Francisco en Lesbos hace más de un año, "Dios se hizo hombre". Con este objetivo, la Conferencia Episcopal de la Región Norte de África (Cerna), presidida por el cardenal Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, se reunió en Marsella (Francia), en el santuario de Nuestra Señora de la Guardia, del 10 al 15 de enero. Para los obispos de Argel, Bengasi, Constantina, El Aaiún, Laghouat, Orán, Rabat, Tánger, Trípoli y Túnez, todo ello exige "una dinámica de intercambio fraternal y de diálogo", reza el comunicado final publicado al término de la asamblea. "El Papa nos sugiere que lo que hemos podido vivir allí en la historia y lo que podremos promover allí puede ser un mensaje para el mundo contemporáneo", subrayan los obispos, que recuerdan también la invitación de Francisco en Asís -el 20 de septiembre de 2016- a "ser puentes sólidos de diálogo, mediadores creativos de paz".
Iglesias que representan minorías fuentes de fecundidad
El deseo de los prelados es implicar a sus Iglesias "en esta dinámica que les permita compartir mejor juntos" sus problemáticas específicas. Y la elección de reunirse en Marsella -una ciudad "marcada por esta perspectiva a través de su geografía, su historia, su demografía y sus orientaciones diocesanas"- y de trabajar con el cardenal Jean-Marc Aveline, que es su arzobispo, no es casual. "El Mediterráneo lleva a nuestras Iglesias a profundizar y buscar juntas cómo su situación minoritaria y su fragilidad son también fuente de fecundidad". Tras las reuniones de obispos de todo el Mediterráneo en Bari (2020) y Florencia (2022), la prevista para el próximo otoño en Marsella es un paso importante para los obispos norteafricanos.
La vocación a la catolicidad y el diálogo de salvación
La asamblea de Cerna se abrió con un momento de reflexión sobre la vocación a la catolicidad y el diálogo de salvación -cuyo objetivo es que todos tengan vida en abundancia- de las Iglesias norteafricanas. A continuación se analizó la situación en el norte de África, la de sus diócesis, y en particular "la realidad de los nuevos discípulos". Seguidamente, los obispos confiaron a la comisión teológica creada este año el trabajo de profundizar en el documento elaborado al término de la fase diocesana del sínodo sobre la sinodalidad. Durante su reunión, los obispos rezaron por "las alegrías y los sufrimientos" de sus países y los de la cuenca mediterránea "marcada por la migración, los conflictos y la inestabilidad". Cerna seguirá trabajando regularmente por videoconferencia durante el año y volverá a reunirse dentro de un año en Rabat.
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