Obispos españoles: Ley del aborto es ideológica, anticientífica y promueve desigualdad
Vatican News
Este jueves, el Pleno del Tribunal Constitucional de España, ha validado la actual Ley del aborto que había sido aprobado en el año 2010 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La mayoría progresista del Tribunal de garantías ha rechazado la ponencia del magistrado Enrique Arnaldo al considerar que no existe tacha de inconstitucionalidad alguna sobre la actual Ley que regula la interrupción voluntaria del embarazo a través de un sistema de plazos.
Una ley ideológica, anticientífica y que promueve la desigualdad
Ante esta resolución del Tribunal Constitucional, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha emitido una Nota en la cual señala que, “después de 13 años el Tribunal Constitucional ha rechazado la ponencia que declaraba inconstitucional la ‘Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo’, y ha pedido una nueva ponencia”. Asimismo, los Obispos de esta Subcomisión indican que, “esta decisión permitirá entender el aborto como un derecho, declarando constitucional que haya seres humanos que no tienen derechos, y avalando de este modo una ley ideológica, anticientífica y que promueve la desigualdad”.
Ley ideológica
En la Nota de los Obispos españoles se subraya que, esta resolución permitirá determinar, en nombre del materialismo más radical, la eliminación de los seres humanos en la primera etapa de su vida. “Es triste que la legislación y la política – indican los Prelados – instauren un darwinismo social al servicio del neocapitalismo más salvaje, en vez de buscar el bien común y la defensa de los más débiles”.
Ley acientífica
Además, los Obispos reiteran los que recientemente ha afirmado en el documento El Dios fiel mantiene su alianza que “desde la aprobación del aborto en 1985, los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar aún con más contundencia que negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción es irracional, y afirmar que un supuesto «derecho a decidir sobre el propio cuerpo», una falacia. Si el mundo sigue profundizando en el paradigma ecológico de los cuidados, algún día lloraremos los millones de víctimas que nunca pudieron siquiera ver la luz ni darnos su luz”.
Ley que promueve la desigualdad
De este modo, el Tribunal Constitucional, que debería ser el garante último de los derechos fundamentales, permitirá atentar contra la vida humana y contra la igualdad de todos. Ante esta decisión, queremos recordar que la vida humana es un don de Dios, de manera que nadie puede disponer de la vida de otro ser humano. “La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, también en el inicial que precede al nacimiento. El hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que lo escruta y conoce todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y que en él entrevé el adulto de mañana, cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el «libro de la vida»” (San Juan Pablo II, Evangelium Vitae nº 61).
Un error cuestionar la dignidad de la vida en función de la edad
Como Iglesia, afirman los Obispos, solo podemos ser voz de los sin voz, haciendo resonar el grito silencioso de tantas vidas humanas que claman desde el seno de sus madres, pidiendo justicia para que se respete su derecho a vivir. Esto no significa en ningún sentido abandonar a las mujeres que tienen problemas para seguir adelante con su embarazo. Al contrario, queremos estar a su lado, acogiéndolas y ofreciéndoles una ayuda integral. A su vez, nos dirigimos a aquellas mujeres que han abortado voluntariamente, con el deseo de recordarles que, en el rostro misericordioso de Jesús, encontrarán consuelo y esperanza.
La defensa de la vida nos concierne a todos
Por ello, los Prelados españoles piden a las distintas administraciones que, en lugar de proclamar el derecho al aborto, promuevan iniciativas que ayuden a la mujer a vivir su maternidad, evitando ser abocada al aborto. Como dice San Juan Pablo II en Evangelium Vitae: “el Evangelio de la vida no es exclusivamente para los creyentes: es para todos. El tema de la vida y de su defensa y promoción no es prerrogativa única de los cristianos. Aunque de la fe recibe luz y fuerza extraordinarias, pertenece a toda conciencia humana que aspira a la verdad y está atenta y preocupada por la suerte de la humanidad. En la vida hay seguramente un valor sagrado y religioso, pero de ningún modo interpela sólo a los creyentes: en efecto, se trata de un valor que cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón y que, por tanto, afecta necesariamente a todos”.
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