El Sínodo de Oriente Medio recoge los frutos de la participación
Marco Guerra y Jean Pierre Yammine - Ciudad del Vaticano
La gran vitalidad de las Iglesias más jóvenes y la alegría de los laicos que han sido escuchados, son algunos de los aspectos destacados en una entrevista concedida a Vatican News - Radio Vaticano, por el padre Pietro Felet, secretario de la Conferencia Episcopal de los Obispos latinos en los países árabes, presente en la asamblea sinodal continental de Oriente Medio, en curso hasta el 18 de febrero en Bethania-Harissa, en Líbano, sobre todo en virtud de su papel de vínculo con los obispos de las zonas más remotas y aisladas, como Yibuti y los Emiratos Árabes.
El compromiso de los fieles emigrantes
Según el clérigo, la primera fase del Sínodo, que condujo a la preparación de la Asamblea Continental, se vivió según dos tendencias. Una parte del pueblo de Dios no comprendió plenamente su importancia, porque la palabra "sinodalidad" es nueva y no se logró entrar en el adecuado ambiente de participación. Por otro lado, allí donde las Iglesias mostraban un gran componente de migrantes, hubo una gran vitalidad y compromiso, esto ocurrió en Abu Dabi, en los Emiratos Árabes, en Omán (países que atraen a muchos trabajadores extranjeros y en particular asiáticos), en estos países hubo una participación de 150.000 fieles comprometidos con este camino, "tuvimos 85.000 respuestas a los cuestionarios, podemos considerarlo un gran éxito". El padre Felet recuerda que en todos los países hubo alegría de los laicos que se sintieron implicados y pudieron expresarse libremente, "en conjunto fue un momento positivo".
Una Iglesia en la diversidad
El secretario de la Conferencia Episcopal de los Obispos latinos se detiene a continuación en la fase continental, calificando estos días de trabajo de la Asamblea sinodal de gran "revelación" por la gran capacidad "de escucharnos unos a otros", especialmente en los círculos más pequeños donde estaban presentes representantes de todas las tradiciones litúrgicas católicas de Oriente Medio. "Lo que me gustaría subrayar", continuó, "es que somos una sola Iglesia, con ritos diferentes pero todos unidos en Cristo". Otro aspecto destacado por el padre Felet es el compromiso para evitar que el clericalismo "entre en el laicado" y el compromiso por la "transparencia". "En Oriente Medio, a menudo se puede tener una doble manera de hacer las cosas", explica el clérigo, "en cambio hay que ser auténtico, ser verdadero, esto es la transparencia". Entre las dificultades que hay que superar, el padre Felet señala también el nacionalismo, o más bien "algunas divergencias entre tradiciones diferentes que hay que superar con estos trabajos y no exponer en la plaza pública".
Ser una "Iglesia de sábado"
Otro desafío que surgió en la puesta en común entre los participantes del sínodo continental es "volver a ser una Iglesia de la esperanza", afirma el clérigo. "Hay una carta pastoral de los patriarcas de Oriente Medio que nos recuerda que debemos ser la Iglesia del Sábado Santo y no la Iglesia del Viernes Santo, donde todos lloran", recuerda el padre Felet, invitando a no encerrarse en uno mismo, en las propias heridas, sino recurrir a lo que el religioso llama la "virtud del futuro", es decir, "ir hacia una meta, pero practicando la esperanza en el presente".
Sentirse ciudadanos iguales
Para concluir, el padre Felet expresa su deseo de que la Iglesia de Oriente Medio deje de percibirse como una minoría, "porque indica una idea de ciudadanía diferente de las demás", y por ello es necesario "sentirse ciudadanos iguales", para no hacer el juego a quienes quieren marginar a los cristianos. A continuación, el clérigo se refirió a la reunión de la Conferencia Episcopal de los obispos latinos de las regiones árabes, celebrada la semana pasada en sesión plenaria: "Hubo el habitual intercambio de experiencias, el tema de este año fue evidentemente la sinodalidad y luego la formación permanente del clero. Uno se convierte en sacerdote y se vive cincuenta años en el sacerdocio y los jóvenes en formación se fijan en el ejemplo de los sacerdotes mayores, lo que se convierte en positivo si éstos viven felizmente el Evangelio".
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