Las hermanas del Carmelo recuerdan a la fundadora con una nueva misión
Sor Christine Misquith A.C. y Sor Bernadette Reis fsp
Después de su conversión al catolicismo, la madre Verónica, hija de un sacerdote anglicano, entra en la congregación de las Hermanas de San José de la Aparición. Durante una misión en India, en 1861, empieza a sentir la llamada del estilo de vida carmelita; su llamada coincide con el deseo de un grupo de obispos carmelitas en India de dar formación en la fe a través de la educación y otras obras de caridad apoyándose en una congregación de hermanas carmelitas. Sor Mary Verónica de la Pasión funda el Carmelo apostólico en Bayona, Francia, en 1868. Dos años después nace la sede de Magalore, en India.
Para celebrar el 150º aniversario de la fundación de la congregación, la superiora general, sor Susheela, invitó a todas las hermanas a iniciar en los pueblos indios al menos un proyecto a favor de los pobres y de los necesitados. Al mismo tiempo, el Papa Francisco invitaba a los religiosos a ir a las periferias y vivir entre la gente.
«Mientras nosotras, hermanas que trabajamos en la estación misionera de la congregación en Bidar estábamos valorando esta invitación – cuenta la superiora, sor Christine Misquith – sentimos con fuerza también la necesidad de fundar una casa nuestra en la Jamgi Colony para sostener la fe de 43 familias que originariamente seguían la Iglesia evangélica en India. Estas familias me habían contactado porque no encontraban un apoyo espiritual adecuado. Me conocieron a través de los grupos de auto-ayuda que tenemos en el instituto en esa zona y programas educativos frecuentados por sus hijos, que gestionamos gracias a la ayuda de algunos patrocinadores. Estas familias conocen nuestro amor y nuestra atención y por eso encontraron la valentía de pedirnos hacerse católicos para poder seguir teniendo la misma ayuda y esa atención espiritual para sus hijos. Les invitamos a dirigirse al párroco local que inició el catecumenado, y en 2013 el obispo local les admitió en la Iglesia católica.
Después decidimos abrir un convento y un centro de asistencia social cerca de la Jamgi Colony: de esta manera, estaríamos cerca de las nuevas familias católicas, podríamos continuar catequizándolas y apoyándolas en su nueva fe y responder a sus exigencias socio-pastorales.
No fue fácil obtener la tierra para construir el convento, porque faltaban los documentos que comprobaban la propiedad. Pero una vez superado este obstáculo, adquirido el terreno y obtenidos todos los permisos necesarios, el 24 de junio de 2017 nace el carmelo Niketan. En la ceremonia inaugural y la bendición de la casa participaron no solo el obispo local y los superiores provinciales y regionales, sino también sacerdotes y miembros de las 43 familias que vinimos a servir. Fue conmovedor ver la alegría de la población de la Jamgi Colony, manifestada por las felicitaciones para nosotras las monjas.
Nuestra primera misión es la de dar las catequesis a las familias católicas. Además de esto, gestionamos programas de sensibilización en 10 pueblos en la Fundación, instituida en 2016, cuyo fin es ayudar a las personas a convertirse en auto-suficientes, alcanzar a las personas en dificultad y ayudar a los marginados a ver respetados sus derechos.
La formación de las mujeres
Nosotras contribuimos a la emancipación de las mujeres y a su independencia económica a través de grupos de auto-ayuda: a día de hoy se han iniciado 43 grupos.
No existe emancipación sin trabajo y por esto animamos el trabajo autónomo. En estos grupos se enseña la formación al liderazgo, la formación al trabajo y se conceden préstamos de micro-crédito.
El desarrollo integral de los niños
Otro objetivo del Cst es el desarrollo integral de los niños y el acceso universal a la instrucción primaria, con particular atención al desarrollo mental, físico y social tanto de los chicos como de las chicas de los pueblos. Hasta hoy hemos instituido guarderías para niños, grupos de auto-ayuda, campamentos de verano, becas, centros de enseñanza y de asistencia infantil.
Formación de jóvenes y adultos
Muchos jóvenes, después de haber completado el normal recorrido escolar, no tienen la posibilidad de proseguir en su formación.
La pobreza y la falta de trabajo han alcanzado un nivel alarmante. El Cts logra hacer frente en parte a esta situación sosteniendo económica algunos estudiantes en el proseguimiento de los estudios superiores, dándoles las condiciones de vivir una vida digna y creando ambientes seguros y sanos en los cuales crecer. El Cts gestiona también programas de desarrollo de la personalidad y de adquisición de instrumentos para afrontar la vida, formación profesional, alfabetización informática, becas, formación al liderazgo y formación en materia legal.
Desarrollo de la comunidad
El Cst prevé también la movilización de la comunidad para reforzar el empeño dirigido a asegurar comida adecuada y nutriente, asistencia sanitaria accesible a los pobres en las zonas rurales, en particular a las mujeres y a los niños. Los campesinos son animados a cultivar verduras en sus huertos a través de la distribución de plantas de hortalizas que generan ingresos. Teniendo en cuenta lo difícil que es para los pobres pagar la asistencia sanitaria, el Cst organiza ambulatorios médicos móviles, ambulatorios oftalmológicas y ambulatorios para la donación de sangre con personal del hospital.
A través de estas otras actividades, la sección social del Cst del Carmelo apostólico está en sintonía con las necesidades de los más frágiles y hace lo mejor que puede para responder a las necesidades de los pobres y de los marginados.
Y todo esto refleja solo una cosa: la dedicación desinteresada de nuestras hermanas que son nuestro equipo y que apoyan toda la gestión».
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