RD Congo: solidaridad más allá del barro, historias de los "ángeles" en Kivu del Sur
Lucas Duran - Ciudad del Vaticano
Las Hermanas Angélicas de San Pablo han elegido una de las regiones más pobres y aisladas de la nación africana, para establecer su misión al lado de los más pobres y frágiles. Precisamente Kalehe, donde se encuentra una de sus casas, fue el epicentro de las desastrosas inundaciones que afectaron al país recientemente.
La mirada viva, la sonrisa que nunca cede a la resignación, como signo de esperanza. Tampoco ante la tragedia. Sor Yvette Lwali Zawadi, de la casa madre de Roma de las Hermanas Angélicas está en continuo contacto con sus hermanas de la República Democrática del Congo ( RDC ). “Muchas de ellas —dice— han perdido familiares y conocidos a causa de los deslizamientos de tierra. Una tragedia que las une aún más a la gente del lugar, todos en busca de los cuerpos de sus seres queridos. Se puede decir que es afortunado quien puede dar sepultura a sus seres queridos”.
La casa general de las Hermanas Angélicas de San Pablo se encuentra en la Via Casilina, una de las periferias de Roma, y es siempre en las periferias de la capital de Kivu del Sur, Bukavu, donde las hermanas llevan a cabo su acción.
Escuela y educación
“En Kivu Sur —dice la hermana Yvette— estamos presentes con unas 55 hermanas y tres casas. La primera, en Murhesa, está a sólo 30 kilómetros de Bukavu, pero no hay que pensar en los kilómetros como se haría aquí en Italia. Unas pocas millas en RDC pueden significar horas de viaje”. Las otras dos casas se encuentran un poco más lejos, concretamente en Kavumu y, precisamente, en Kahele. Esta última, además de por las recientes inundaciones, es una zona donde se han registrado numerosos casos de violencia causados por la inestabilidad política y que han afectado especialmente a las mujeres.
A través de nuestros proyectos, prosigue sor Yvette, “nosotros hemos elegido privilegiar la escuela y la educación. En la República Democrática del Congo, la escuela pública es a menudo una quimera y la mayoría de la gente no puede pagar las matrículas de las instituciones privadas. Nuestras escuelas acogen a unos 900 estudiantes y tratamos de apoyar en particular la educación de las niñas y chicas, a menudo discriminadas en materia de educación. No es fácil, ya que los costes son elevados. También por esto hemos activado desde hace tiempo un programa de adopciones a distancia, a través del cual cualquiera puede ayudarnos en nuestra misión”.
Asistencia a los enfermos
Junto a la educación, las Hermanas Angélicas de San Pablo en la República Democrática del Congo están activas en hospitales y orfanatos, pero también a través de una verdadera obra de apostolado en las áreas más remotas, donde apoyan a las familias que cultivan pequeñas parcelas de tierra, en particular a las mujeres solas que deben mantener y criar a sus hijos.
“Cada mes —dice la hermana Yvette— nos encontramos con las madres y los niños, tratamos de proporcionarles lo que necesitan. En el orfanato de Kahele hay muchos casos de desnutrición severa y las hermanas hacen todo lo posible para apoyar a los niños necesitados”.
La relación con las instituciones y la gratitud de la población
La elección del tipo de acción a desarrollar y los beneficiarios a asistir ven la supervisión de la Archidiócesis de Bukavu, pero la presencia de la Congregación en Kivu del Sur desde 1963 es de por sí la primera garantía de eficacia de las intervenciones. “Por lo demás -subraya la hermana Yvette-, las relaciones con las instituciones locales están generalmente marcadas por la confianza y la colaboración. Uno de los problemas más delicados sigue siendo, en todo el país, no sólo en Kivu del Sur, el del pago de los profesores que a menudo no reciben su salario durante largos períodos. La presencia de nuestras escuelas representa en este sentido una bocanada de oxígeno y la gente nos ve como un punto de referencia y de esperanza”.
Bajo el signo del carisma
“Nuestro compromiso —concluye Sor Yvette— se basa en el carisma de nuestra congregación, la renovación del fervor cristiano. Ese mismo fervor acompañó la visita del Papa Francisco a la República Democrática del Congo, que tuvo lugar entre el 31 de enero y el 3 de febrero. Y aunque el Pontífice no pudo ir a Goma, capital de Kivu del Norte, como estaba previsto inicialmente, el solo hecho de haber emprendido el viaje apostólico a la RDC después de la anulación forzada de julio de 2022, ha sido para toda la población de nuestro país un signo de esperanza y, precisamente, de renovado fervor cristiano”.
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