El Papa en Mongolia: "Nos hará sentir en el centro de la Iglesia"
Federico Piana – Vatican News
"Una gracia especial y un gran honor". Así describe el cardenal Giorgio Marengo el viaje del Papa Francisco a Mongolia, que tendrá lugar del 31 de agosto al 4 de septiembre. El prefecto apostólico de Ulán Bator, capital del país del este asiático, no duda en comentar, en una entrevista a los medios vaticanos, que "poder tener entre nosotros al Sucesor de Pedro es un don inmenso".
Y no sólo porque es la primera vez que un Pontífice llega a una nación donde la Iglesia ha celebrado recientemente su 30º aniversario tras la caída del comunismo, sino también porque representa una visita de gran valor histórico:
“Desde un punto de vista idealista – afirma el cardenal Marengo – puede remontarse a un acontecimiento que tuvo lugar hace ochocientos años, cuando el Papa Inocencio IV envió al monje Giovanni da Pian del Carpine como su mensajero de paz a los mongoles a las puertas de Europa. En resumen, los primeros contactos entre los Papas y los emperadores mongoles se produjeron ya en el siglo XIII".
Eminencia, ¿qué espera del viaje del Papa que tiene como tema "Esperar juntos"?
¿Cómo se preparó la Iglesia para acoger al Pontífice?
Con gran entusiasmo y fervor, sobre todo en la dimensión de la oración. Esta visita es muy importante para nosotros y por eso hemos querido precederla de la peregrinación con la estatua de la Virgen María que fue encontrada, hace algún tiempo, en un vertedero del norte del país por una pobre mujer no cristiana. Esta estatua visitó las distintas comunidades católicas donde se rezó el Santo Rosario para invocar bendiciones en este viaje.
Mongolia tiene unos tres millones y medio de habitantes repartidos en un vasto territorio de más de un millón y medio de kilómetros cuadrados. ¿Cuál es el tamaño de la Iglesia que visitará el Santo Padre?
Tiene un rebaño muy pequeño: mil quinientos bautizados locales reunidos en ocho parroquias y una capilla. Cinco de ellas están situadas en la capital y las demás en zonas más alejadas. Es una comunidad pequeña pero muy viva.
¿Cuáles son las principales actividades de la Iglesia?
El 70% de las actividades de la Iglesia se dedican a proyectos de promoción humana integral: desde la educación a la asistencia sanitaria, pasando por la atención a las personas más frágiles. Pero también se ocupa de la vida de fe, que se realiza a través del pre-catecumenado, el catecumenado, la vida litúrgica y la catequesis permanente.
¿A qué retos se enfrenta la Iglesia en Mongolia?
La primera, y más importante, es vivir según el Evangelio. El gran reto de toda comunidad es ser discípulos y misioneros. Y esta coherencia de vida se traduce en la necesidad de un arraigo cada vez mayor en la sociedad mongola, con la esperanza de una mayor cohesión de la Iglesia particular en torno a un proyecto común.
Mongolia es una nación en la que la mayoría de la población se declara budista y en la que existen importantes grupos de fe islámica y chamánica. Para la Iglesia local, ¿qué importancia tiene el diálogo interreligioso?
El diálogo interreligioso siempre ha marcado la experiencia eclesial en Mongolia. La Iglesia se encuentra, también por necesidad, en una situación de absoluta necesidad de relaciones con los fieles de otras tradiciones religiosas.
¿Cómo vive la Iglesia en Mongolia el camino sinodal?
Casi espontáneamente, porque la dimensión de la sinodalidad forma parte de nuestra experiencia eclesial. La dinámica de consultar a todos los componentes eclesiales pertenece a la práctica de esta Iglesia. Es bueno sentirse en plena sintonía con todo el mundo católico en esta etapa en que la Iglesia universal se detiene a reflexionar más sobre la sinodalidad.
¿Cuál es la situación social del país en la actualidad?
La sociedad mongola está experimentando una gran transformación. Hay un rápido avance hacia modelos sociales y culturales nuevos respecto a la tradición. Es una nación en plena ebullición cuyo crecimiento económico también está forzando un cambio en los estilos de vida, cada vez más abiertos a la globalización.
¿Y cuál es la relación entre la Iglesia y la sociedad civil?
Existe un diálogo sincero. Existe una relación de enriquecimiento mutuo, que se ha intensificado especialmente en los últimos años. Nosotros, a nuestra pequeña manera, intentamos que nuestra experiencia de fe pueda enriquecer a la sociedad en armonía con otras realidades religiosas. En este sentido, quiero mencionar que hay muchas iniciativas de colaboración en la zona que están resultando muy fructíferas.
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