Meeting de Rímini. No olvidemos Siria, el llamamiento de una religiosa
Alessandro Guarasci y Luca Collodi - Rímini
Un país debilitado por las sanciones, por la guerra y que aún siente los duros efectos del terremoto. La hermana trapense Marta Luisa Fagnani, llegada de Homs al encuentro de Rímini, esboza esta imagen de Siria. El suyo es también un llamamiento a Occidente, para que no se olvide a Siria. Por otra parte, afirma, "es ante todo la población la que paga el precio de las sanciones, teniendo en cuenta que a estas alturas nueve de cada diez sirios viven en la pobreza. La Iglesia está presente y ayuda a todos, sin hacer distinción entre cristianos y musulmanes".
Protestas en el sur contra la crisis económica
Las noticias de estos días son sombrías. De hecho, la movilización popular antigubernamental se intensifica en el sur de Siria para protestar contra el empeoramiento de las condiciones socioeconómicas del país, aquejado por la peor crisis financiera de su historia, agravada por las consecuencias de más de 12 años de conflicto armado, las sanciones occidentales y el colapso bancario del vecino Líbano. Según los medios de comunicación sirios y regionales, cientos de personas llevan tres días protestando en las ciudades de Suwayda y Daraa, capitales de las dos regiones del sur de Siria fronterizas con Jordania.
Gracias a la ayuda, las comunidades han sobrevivido
Mientras tanto, prosiguen las incursiones militares de Rusia, aliada del gobierno sirio, en las zonas aún controladas por los yihadistas chiíes proiraníes. Y son sobre todo los civiles quienes están pagando el precio. La hermana Fagnani, dirigiéndose a los asistentes al Encuentro de Rímini, subraya que "no debemos olvidar que Siria lleva 11 años en guerra, con todos los efectos de destrucción. Luego vino el terremoto, en algunas zonas la epidemia de cólera. Son cosas que se añaden a situaciones ya deterioradas. La situación mundial no ayuda. Sin embargo, en realidad en todos estos años, gracias a la generosidad de los países extranjeros, las comunidades han sobrevivido. Pero debemos ir un paso más allá. La precaria situación mundial ha disminuido la atención de la comunidad internacional, ya no se habla de Siria. Y no olvidemos la explosión en el puerto de Beirut, en Líbano, ese acontecimiento agravó el aislamiento del país".
Buenas relaciones entre cristianos y musulmanes
Los cristianos son una pequeña minoría en Siria y las dificultades del país han fomentado la emigración. Pero la comunidad católica de Homs sigue viva. "Las relaciones entre cristianos y musulmanes son buenas, siempre han sido buenas", prosigue la religiosa, "estamos allí desde 2005, y desde ese año siempre hemos mantenido un diálogo sereno con el resto de la población musulmana. Siempre decimos que en Siria no tenemos grandes debates teológicos, convivimos. También es cierto que la guerra ha agravado las heridas. Hay niños que nacieron y crecieron con la guerra, que han visto atrocidades. Pero en realidad vivimos juntos, es posible". Sin embargo, en Siria, sobre todo en las zonas más remotas del país, el fundamentalismo ha arraigado, pero esto se debe, concluye la hermana Fagnani, a que "ha sido apoyado desde el exterior, y se utiliza como instrumento. De hecho, Siria nunca ha sido un Estado fundamentalista y los sirios quieren vivir plenamente su nación".
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