Santa María la Mayor celebra Nuestra Señora de las Nieves

Barbara Castelli – Ciudad del Vaticano

Un acontecimiento ineludible, que siempre consigue teñirse de asombro. El sábado 5 de agosto, fiesta de Nuestra Señora de las Nieves y aniversario de la Dedicación, la Basílica Papal de Santa María la Mayor acogerá a peregrinos y fieles para conmemorar la milagrosa nevada del año 358.

Las raíces de esta extraordinaria ocasión se encuentran en el deseo expresado por la Santísima Virgen María al Papa Liberio y al patricio romano Juan. Se les apareció en sueños y les pidió que construyeran una iglesia en el lugar donde sucedería un acontecimiento milagroso. El 5 de agosto de 358, una nevada blanqueó el monte Esquilino. Gracias a esta señal celestial, el 35º Sucesor de Pedro trazó el perímetro de la iglesia que fue edificada en honor de la Madre Celestial.

El calendario de las celebraciones

Tras un Triduo, presidido por Mons. Luigi Veturi, la jornada del sábado 5 de agosto se abrirá con la solemne Celebración Eucarística Capitular, presidida por el Cardenal Stanisław Ryłko, Arcipreste de la Basílica Papal de Santa María la Mayor, a las 10:00 horas. Durante la celebración, así como por la tarde, tendrá lugar una recreación de la nevada milagrosa, con una lluvia de miles de pétalos blancos. A las 17.00 horas, los fieles y peregrinos podrán participar en el canto de las Segundas Vísperas, presididas por monseñor Piero Marini, custodio de la Santa Cuna; a continuación, a las 18.00 horas, tendrá lugar la Santa Misa, celebrada por el cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer. Del servicio litúrgico se encargarán los Frailes Franciscanos de la Inmaculada, mientras que la animación litúrgica correrá a cargo de la Venerable Capilla Musical Liberiana.

"Recordando el milagro de la nevada que marcó el lugar donde se construyó esta Basílica", ha declarado el comisario extraordinario, el obispo Rolandas Makrickas, "renovamos nuestro compromiso de fe y esperanza en la protección e intercesión de la Virgen María y a Ella nos encomendamos, en particular, nuestros jóvenes reunidos en Lisboa estos días con el Papa Francisco, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud".

"La celebración de la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves -continuó monseñor Ivan Ricupero, maestro de ceremonias de la Basílica- representa una ocasión especial para reforzar la conexión entre lo divino y lo humano, y para rezar para que la Virgen, en esta Basílica invocada como Salus Populi Romani, guíe y proteja al pueblo de Dios en el camino de la vida".

El vínculo entre el Papa Francisco y Salus Populi Romani

Estos días los ojos del mundo están puestos en Lisboa, donde se celebra la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud, del 2 al 6 de agosto. Los jóvenes se han reunido, junto con el Papa Francisco, para testimoniar la alegría del encuentro con Dios y el deseo de construir un mundo de paz, sin falsas fronteras. Precisamente hace 10 años, durante una JMJ, la de Río de Janeiro (Brasil), el Pontífice inauguró un acto que se ha convertido en habitual, antes y después de un viaje internacional: la oración ante la imagen de Nuestra Señora Salus Populi Romani. Entre los muchos acontecimientos que atestiguan el estrecho vínculo entre el Papa Bergoglio y la Basílica Papal de Santa María la Mayor, también conocida como Basílica Liberiana o ad Nives, no se puede olvidar la visita que realizó al día siguiente de su elección al trono de Pedro; así como el rezo del Santo Rosario el 4 de mayo de 2013. "La Salus Populi Romani -dijo en aquella ocasión- es la madre que nos da salud para crecer, nos da salud para afrontar y superar los problemas, nos da salud para hacernos libres para nuestras opciones definitivas; la madre que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a la vida y a ser siempre fecundos de bien, fecundos de alegría, fecundos de esperanza, a no perder nunca la esperanza, a dar vida a los demás, vida física y espiritual".

Oración antes de partir hacia Lisboa

El pasado 31 de julio, como es costumbre, el Papa Francisco rezó ante el icono de la Virgen Salus Populi Romani, encomendándole el viaje a Portugal y a los miles de jóvenes llegados de todo el mundo. En esta ocasión, su 109ª presencia en Santa María la Mayor como Pontífice, el Santo Padre recibió algunas imágenes de la Madre Celestial con los pétalos de la conmemoración, que llevó consigo a Lisboa.