Jerusalén, Iglesias cristianas: Se detenga la violencia, se proteja a los civiles
Vatican News
Clara condena de los ataques aéreos israelíes contra la iglesia ortodoxa de San Porfirio en Gaza, con un balance de 18 muertos, entre ellos nueve niños; compromiso de no faltar a su "deber sagrado y moral de ofrecer asistencia", y llamamiento a la comunidad internacional para que proteja los lugares de refugio y proclame un alto el fuego humanitario en ayuda de los cientos de miles de civiles desplazados en Gaza. Este es el contenido de una declaración de los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén, que se unen así a la condena expresada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, que acudió a Jerusalén el 19 de octubre, tras la explosión en el hospital anglicano al-Ahli de Gaza. Junto a él, los jefes de las Iglesias cristianas, el Patriarca de Jerusalén de los Latinos, cardenal Pierbattista Pizzaballa, el Custodio de Tierra Santa, padre Francesco Patton, el Patriarca greco-ortodoxo Teófilo III y el Vicario patriarcal de la Iglesia siríaca católica, Mar Yacoub Ephrem Semaan, se reunieron en oración la tarde del viernes 20 de octubre.
El deber de ofrecer asistencia a los civiles
Las explosiones en Gaza provocaron el derrumbe de dos salas de la iglesia alrededor de decenas de refugiados, entre ellos mujeres y niños que dormían allí. Este es, según la declaración, "el último caso de civiles inocentes heridos o muertos como consecuencia de ataques de misiles contra otros refugios. Entre ellos se encuentran escuelas y hospitales donde la gente se refugió porque sus casas fueron demolidas durante la implacable campaña de bombardeos llevada a cabo contra zonas residenciales de Gaza durante las dos últimas semanas". Los religiosos cristianos, "a pesar de la devastación", siguen comprometidos con su "deber sagrado y moral de ofrecer asistencia, apoyo y refugio a los civiles que acuden a nosotros en tan desesperada necesidad". Una misión cristiana que no se abandonará, "ni siquiera ante las incesantes peticiones militares" de evacuar instituciones caritativas y lugares de culto, "porque literalmente no hay ningún otro lugar seguro al que puedan acudir estos inocentes".
Una paz justa para hoy y para el futuro
La Iglesia, se lee, está llamada a servir a los más vulnerables, y no sólo en tiempos de paz, sino especialmente en tiempos de guerra, "porque es ahí donde el sufrimiento humano es mayor". Una misión, sin embargo, que necesita apoyo, y por ello el llamamiento se dirige a la comunidad internacional para que "imponga inmediatamente en Gaza la protección de refugios, como hospitales, escuelas y lugares de culto". A continuación, se pide un "alto el fuego humanitario inmediato para que los alimentos, el agua y los suministros médicos vitales puedan entregarse con seguridad a los organismos de socorro que asisten a los cientos de miles de civiles desplazados en Gaza", incluidos los dirigidos por las iglesias. La declaración concluye instando a las partes en conflicto a "reducir la violencia, a no atacar indiscriminadamente a los civiles de todas las partes y a actuar dentro de las normas internacionales de la guerra". Sólo así podrá lograrse una "paz justa y duradera" en toda Tierra Santa, tanto hoy como en las generaciones venideras.
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