Jóvenes en la Cop28: Que la persona vuelva al centro de las decisiones políticas
Gabriella Ceraso - Ciudad del Vaticano
La crisis climática es una "enfermedad silenciosa", un "drama" que nos afecta, que "nos perjudica a todos", no una cuestión "verde" y "romántica" sino un problema "social y humano". La Cop28 todavía puede ser "un punto de inflexión". Esta es la clara esperanza expresada por Francisco en la exhortación apostólica Laudate Deum, continuación de la encíclica Laudato si', con vistas a la Conferencia sobre el Clima prevista en Dubai del 30 de noviembre al 11 de diciembre. Y aunque no estará físicamente presente para reiterarlo a los jefes de Estado y delegaciones, debido a la dificultad para hablar causada por una inflamación en los pulmones de la que se está recuperando, el pensamiento y la esperanza del Pontífice siguen vivos y fuertes, y sobre todo son compartidos por las jóvenes generaciones dispuestas a movilizarse por un planeta habitable para todos.
En tres vídeos, hablan los jóvenes de Economy of Francesco, ya comprometidos en diversos campos para dar un nuevo rostro al mundo en el sentido de la justicia, la solidaridad, las relaciones, el cuidado y el respeto de la dignidad humana y de la casa común. Son ellos los que despiertan las esperanzas de Francisco en la importante Conferencia Mundial, en la que igualmente participará una delegación vaticana.
Aún estamos a tiempo de actuar, afirma la joven activista Marion Lugagne, de 29 años, que llama la atención, como hace Francisco en la Laudate Deum, sobre las numerosas realidades locales ya activas en la salvaguarda del planeta y la necesidad de justicia climática, de la que los jóvenes están "sedientos". Escuchar, por tanto, es lo que se les pide a los políticos: "Las exigencias que brotan desde abajo en todo el mundo -escribe el Papa en la Exhortación apostólica-, donde luchadores de los más diversos países se ayudan y se acompañan, pueden terminar presionando a los factores de poder. Es de esperar que esto ocurra con respecto a la crisis climática”.
No más explotación y degradación, sino relación y cuidado
Pero hay también otro aspecto que los jóvenes subrayan de cara a la conferencia sobre el clima: si los acuerdos hasta ahora han fracasado, se debe también a la falta de controles y sanciones. Como dice el Papa, para que esta cita sea "histórica" se necesitan formas de transición energética de los combustibles fósiles a otras formas de energía limpia que sean "vinculantes" y también "eficientes" y "de fácil monitorización". Sólo así la política internacional podrá recuperar su credibilidad. Así lo afirma también Catalina Hinojosa López, coordinadora del proyecto sobre derecho y justicia climáticos de Economy of Francesco. “Suelen llamar la atención en las Conferencias sobre el clima las acciones de grupos que son criticados como ‘radicalizados’. Pero en realidad – escribe Francisco - ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana ‘presión’, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”.
El tercer gran tema y la gran esperanza de la Conferencia de Dubai se refieren a la actitud misma de la política y al sentido de poder ilimitado cerrado a la escucha y a la creatividad de la sociedad civil. El Papa pone negro sobre blanco su esperanza en la Exhortación Apostólica, después de señalar claramente que las soluciones eficaces no provienen sólo de los esfuerzos individuales, sino sobre todo "de las grandes decisiones de la política nacional e internacional". Francisco escribe: "Ojalá quienes intervengan puedan ser estrategas capaces de pensar en el bien común y en el futuro de sus hijos, más que en intereses circunstanciales de algunos países o empresas. Ojalá muestren así la nobleza de la política y no su vergüenza". Tony Persico, economista y colaborador de Economía de Francisco, hace suyo este deseo. En su vídeo se detiene precisamente en lo que el Pontífice llama "el inevitable" camino del "multilateralismo".
Que la persona vuelva al centro de las decisiones políticas
En los jóvenes hay un fuerte deseo de bien común que puede comenzar con el cambio de los hábitos familiares, que luego se extiende a los barrios, a las ciudades y después a las naciones y al mundo: "no hay cambios duraderos sin cambios culturales -recuerda el Papa-, […] y no hay cambios culturales sin cambios en las personas". Queremos -concluyen los jóvenes- "lógicas de regeneración y ya no sólo lógicas de explotación".
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