Patton: En medio de la oscuridad de la historia, brilla la luz de Belén
Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano
Este año, las calles y plazas de Belén están vacías, el conflicto entre Israel y Palestina que se ha reavivado en la Franja de Gaza, provocando muerte y destrucción, dolor y consternación, ha sembrado un clima de tristeza y miedo. Por respeto a quienes sufren, en los lugares que narran la Natividad, se vivirán sobriamente las celebraciones navideñas, pero en un video mensaje difundido hoy, el custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton, difunde palabras de esperanza.
Dios ha entrado en la historia de una vez por todas
“No hemos cancelado la Navidad, porque la Navidad es un hecho ya acontecido y gracias a Dios nadie puede cancelarla - afirma el religioso franciscano -. La Navidad consiste en que el Hijo de Dios entró de una vez por todas en nuestra historia, se hizo uno de nosotros, nos fue dado, dio sentido a nuestra vida y así nos salvó”. Y si uno puede encontrarse "en medio de las peores y más difíciles situaciones, en medio de las tinieblas de la historia" o "en medio de las tinieblas de la guerra y del odio, incluso si las tinieblas no acogen la luz, la luz sigue brillando y no puede ser sofocada”, subraya el padre Patton.
Desde la gruta de Belén la esperanza de un mundo nuevo
Desde la Basílica de la Natividad en Belén, lugar donde Jesús vino al mundo, el custodio de Tierra Santa implora también: "Necesitamos que la luz se difunda por todas partes desde esta cueva para mantener viva la esperanza de un mundo nuevo", salvado gracias al nacimiento de este Niño Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros”. E insta, "en esta Navidad asfixiada por las tinieblas del odio y de la guerra", a arrodillarse "ante el pesebre vacío en el que María colocó al Niño Jesús después de darlo a luz y envolverlo en pañales".
La oración de Juan Pablo II
Finalmente, el Padre Patton nos invita a elevar a Dios la oración recitada por Juan Pablo II en el Mensaje Urbi et Orbi de Navidad de 1994, e invoca al Niño Jesús para empujar "a los hombres a deponer las armas y unirse en un abrazo universal de paz", porque invita a "derribar los muros creados por la pobreza y el desempleo, por la ignorancia y la indiferencia, por la discriminación y la intolerancia". “Eres tú, divino Niño de Belén, quien nos salva liberándonos del pecado. Eres el verdadero y único Salvador que la misma humanidad busca a tientas. Dios de la paz, don de la paz para toda la humanidad, ven a vivir en el corazón de cada hombre y de cada familia, sé nuestra paz y nuestra alegría. Amén. Feliz Navidad desde Belén”.
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