El cambio climático está devastando el este de Sumatra
Deborah Castellano Lubov – Ciudad del Vaticano
Las inundaciones repentinas y los corrimientos de tierra en la provincia indonesia de Sumatra occidental se han cobrado al menos 62 vidas, hay 25 desaparecidos y más de 3.000 personas han sido evacuadas. En una entrevista concedida a Vatican News - Radio Vaticano, el obispo de Padang, monseñor Vitus Rubianto Solichin, habla del desastre en curso y de cómo estas catástrofes son cada vez más frecuentes y devastadoras debido a la crisis medioambiental.
El pasado sábado por la noche, las lluvias torrenciales provocaron inundaciones repentinas, corrimientos de tierra y flujos de lava fría en tres distritos de la provincia de Sumatra Occidental, según informaron los medios de comunicación. El flujo de lava fría, una mezcla fangosa de ceniza volcánica, restos de rocas y agua, procedía del monte Marapi, uno de los volcanes más activos de Sumatra, que entró en erupción y se cobró vidas en diciembre y desde entonces ha entrado en erupción varias veces.
De los 52 muertos, según las agencias de noticias, 45 han sido identificados, mientras que los equipos de rescate locales, la policía y el ejército siguen buscando a otros 17 desaparecidos. Hasta el martes, casi 3.400 personas habían sido evacuadas a edificios cercanos. Se esperan lluvias torrenciales en la provincia de Sumatra Occidental hasta la semana que viene, lo que, según advierten las autoridades, significa que hay que estar alerta por si se producen inundaciones repentinas y corrimientos de tierra al menos hasta el 22 de mayo. Se ha advertido a la población que se mantenga alejada de las laderas propensas a desprendimientos.
Obispo de Padang: daños impresionantes
El obispo de Padang, monseñor Vitus Rubianto Solichin, hablando de las lluvias torrenciales que han azotado Sumatra Occidental, en la provincia de su diócesis, califica los daños de “impresionantes”, dada la inmensidad del corrimiento de tierras y el hecho de que haya tantas personas afectadas, con bloqueos que impiden la circulación. “Si el gobierno y los equipos de rescate colaboran para despejar la zona, el tráfico y la circulación serán correctos”, explica el obispo, y se podrán mitigar los inconvenientes y peligros.
Necesidad de infraestructuras
“El gobierno – lamenta el prelado – no está dispuesto a construir una autopista”. Dada la propensión de Sumatra Occidental, sobre todo de octubre a abril, a sufrir lluvias torrenciales, urge equiparse y tener soluciones listas para hacer frente a catástrofes naturales, como ésta, en cualquier momento.
Para agravar la situación está la característica del terreno de Sumatra Occidental, formado por muchas colinas y valles, combinada con pequeñas carreteras provinciales. “Especialmente debido a la deforestación, los corrimientos de tierra se producirán cada vez con más frecuencia”, señala además el obispo, que indica que los desastres causados por catástrofes naturales son cada vez más frecuentes.
La ayuda de los cristianos
A esto se suma la dificultad de prestar ayuda. Indonesia tiene la mayor población musulmana del mundo, y Sumatra Occidental cuenta con un porcentaje muy alto de ellos. “Especialmente en mi diócesis, los cristianos no llegan al 0,1% – explica el obispo – entre los aproximadamente 75.000 afectados, ninguno es cristiano, son musulmanes, pero no aceptan la ayuda de los cristianos”.
Por eso debemos utilizar otros nombres que puedan sonar más neutros o comunes, como “Cruz Roja”. “Es un problema – concluye – queremos ayudarlos, pero no quieren recibir apoyo de la Iglesia, temen que signifique que queremos cristianizarles, pero no es así. Es que compartimos juntos esta tragedia”.
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