Prevost: Que Santa Rita nos ayude a obtener el don de la paz en el mundo
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
“Modelo de caridad” y “mediadora para la reconciliación y la paz”, Santa Rita es un ejemplo a imitar todavía hoy, sobre todo “en estos tiempos afectados por la violencia de la guerra, donde parece que la rivalidad y el odio tienen la última palabra”. Lo dijo el cardenal Robert Prevost, Prefecto del Dicasterio para los Obispos, que presidió el solemne oficio pontificio celebrado en Cascia hoy, 22 de mayo, día en que la Iglesia recuerda a la monja agustina. Cientos de peregrinos acudieron a la localidad umbra para celebrar la memoria litúrgica de la santa de los casos imposibles y participar en la bendición de las rosas, las flores que la simbolizan. En su homilía, el cardenal exhortó a rezar a Santa Rita, “que consiguió la reconciliación entre su familia y la de su difunto marido”, para que “nos ayude a obtener el don de la paz en el mundo, especialmente en Oriente Medio, en Ucrania y en tantos lugares donde no se escucha el grito de los inocentes”, explicando que «la paz exterior es fruto de la paz interior, de la paz espiritual», y que “”de la amistad del hombre con Dios nace la amistad entre los hombres, es decir, la paz entre los pueblos”.
Redescubrir el diálogo con Dios con la ayuda de Santa Rita
El Prefecto del Dicasterio para los Obispos se detuvo en la «gran confianza en Dios» que Rita «manifestaba en la oración», y en su modo de vivir “unida a Dios a través de un constante diálogo orante con Él, no reducido sólo a momentos puntuales del día”, y recordando la invitación del Papa Francisco a preparar con el Año de la Oración el Jubileo de 2025, añadió que el testimonio dejado por la santa puede ayudarnos “a redescubrir el valor del diálogo con Dios, fundamental en la vida espiritual”. Aunque han pasado muchos siglos desde que “vivió en Roccaporena y más tarde en el Monasterio de Cascia”, el mensaje de Santa Rita sigue siendo actual para nosotros, remarcó Prevost, y las virtudes que ella vivió “de forma superlativa y heroic”» también podemos imitarlas «en la vida cotidiana de la fe”. Esposa y madre, «con un amor puro ayudó a su marido Pablo a llevar una vida auténticamente cristiana, y también mostró a sus dos hijos el camino de la fe». «Esta es la misión de los esposos y de los padres: mostrar con palabras, pero sobre todo con el ejemplo, el amor de Dios por su pueblo», prosiguió el cardenal, que calificó a la familia «escuela de fe», porque “allí se aprende a conocer y a amar a Dios”.
Pedir la paz para el mundo con la misma fe que Rita
Por último, el cardenal señaló que Dios «espera siempre la conversión de sus hijos», y precisó que muchas conversiones, reconciliaciones y milagros se han producido por intercesión de Santa Rita, «en el pasado y ahora; por eso la llamamos la santa de los imposibles». «Nada es imposible para Dios, sólo hay que rezar con fe inquebrantable. Pidamos la paz para el mundo con la misma fe que Santa Rita, y Dios escuchará nuestra voz", concluyó Prevost, invitando a los fieles a vivir la fe como ella, con valentía “en circunstancias diferentes”, y a pedir al Padre Celestial, por su intercesión, ser “verdaderos discípulos cristianos” y “agentes de paz”.
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