Pilar Gordillo: En el Jubileo dejémonos tocar por la ternura de Dios en el arte
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Tenemos que hablar al turista, al que pasa por la calle, a las personas que ya no van a una iglesia habitualmente, a ellos tenemos que disparar esa flecha de amor al corazón con ese lenguaje, con esas obras de arte que hablan de Dios, que hablan de la esperanza cristiana, que hablan de la Buena Noticia del Evangelio”, lo dijo Pilar Gordillo Isaza, Delegada diocesana de Fe y Cultura de la Arquidiócesis de Toledo, España, explicando la importancia de la fe y la cultura y como el próximo Jubileo de 2025 es una gran oportunidad para evangelizar.
La Delegada diocesana de Fe y Cultura señaló que, una de las tareas de la Iglesia es preservar el patrimonio artístico de la Iglesia. “Creo que para preservar algo hay que amarlo, hay que conocerlo, hay que realmente educar y comunicar por qué eso es un tesoro, porque eso nos cambia la vida, porque eso nos va la vida en cuidarlo y en traspasarlo a la generación siguiente”. Además, Pilar Gordillo dijo que el Jubileo será una oportunidad para acercar al turista a la fe y pueda convertirse en peregrino. “Vivir el Año Santo en Roma, en la Ciudad Eterna donde les espera Pedro, donde les espera realmente los santos que aquí han dejado su sangre, su huella y que aquí hay tantos ríos de belleza de arte que les van a envolver y que por supuesto ellos en muchos momentos se dejen acariciar y tocar por la ternura de Dios a través del arte”.
¿Cómo se da hoy esta relación de fe y arte, fe y cultura? ¿Cuánto puede contribuir el arte a la evangelización en la Iglesia?
R/. Bueno, es un campo maravilloso, es una oportunidad, un reto, un desafío enorme. El arte cristiano ha nacido desde la más profunda espiritualidad. Y para el hombre de hoy que está frío, que está desesperanzado, que está alejado de la Iglesia, pues, es una palabra de Dios porque el hombre tiene esa sed de dignidad, de infinito, de tocar el cielo, aunque no lo sepa. Y el arte como le habla del sentido profundo y de la historia que ha gestado, que ha creado esas obras de arte, pues le habla al corazón, le devuelve el eco del por qué y el para qué se crearon esas obras de arte, que en definitiva es para alabar a Dios, para hacer a Dios presente entre nosotros.
En vista del Jubileo de 2025, ¿cuál es la importancia de la relación entre fe y arte? ¿Cómo podemos ayudar a las personas a pasar de turista a peregrino?
R/. Bueno, pues es una preciosa pregunta porque ese es nuestro objetivo hablar al turista, al que pasa por la calle, a las personas que ya no van a entrar a una iglesia habitualmente si no es porque están en ese momento de ocio, en ese momento, pues, de cultura, de descubrir, de aventura, de pasar unos días con unos amigos, con sus familiares y a ellos es a los que tenemos que sacudir, disparar esa flecha de amor al corazón con ese lenguaje, con esas obras de arte que hablan de Dios, que hablan de la esperanza cristiana, que hablan de la Buena Noticia del Evangelio esa es precisamente nuestro objetivo. Y por eso es maravilloso, es una oportunidad, una cancha, un campo fecundísimo el poder en esas vías masivamente recorridas por turistas, pues, ofrecer obras de arte, pequeñas exposiciones, pequeñas explicaciones que hablen realmente del sentido profundo de la fe, de que Dios está presente, de que Dios se manifiesta a través de las obras de los creadores, de los artistas a lo largo de los siglos.
¿Qué iniciativas están organizando y realizando en la Arquidiócesis de Toledo y en España para poder ayudar a las personas a crecer en la fe a través del arte?
R/. Nosotros llevamos unos años organizando exposiciones de arte contemporáneo religioso, impulsando a los artistas a crear nuevas obras de arte que la Iglesia vuelva a ser mecenas, punta de lanza, realmente que la Iglesia siga fomentando esa fecunda alianza entre arte y fe y que nuestras iglesias actuales modernas en la arquitectura, pues también contengan pinturas y esculturas que hablen al hombre de hoy que tiene otra sensibilidad, que busca la belleza, que busca ese consuelo, esa esperanza también en las imágenes. Y estamos impulsando esas obras, esas exposiciones que están teniendo, pues una afluencia masiva, que están realmente hablando de la salvación, de nuestra pobreza, de que somos barro, pero que Cristo tiene misericordia y nos vuelve a gestar, a generar. Y está siendo realmente fundamental también impulsar a los artistas, ellos se ven comprendidos, queridos por la Iglesia de nuevo, la Iglesia les impulsa a crear obras de arte, jóvenes talentos, y la verdad es que nos está sorprendiendo el fruto de estas novedosas obras de arte, que esperemos que empiecen a poblar nuestras iglesias y empiecen a sustituir a esas imágenes de plástico, a esas cartulinas, a esas imágenes que no son dignas de la belleza, puesto que Dios habla al hombre a través de la belleza, porque Dios es toda verdad, toda bondad y toda belleza.
¿Cuáles son los principales desafíos que en la actualidad se presentan a los bienes culturales de la Iglesia? ¿Cómo preservar este rico patrimonio eclesial?
R/. Bueno, lo primero creo que para preservar algo hay que amarlo, hay que conocerlo, hay que realmente educar y comunicar por qué eso es un tesoro, porque eso es nos cambia la vida, porque eso nos va la vida en cuidarlo y en traspasarlo a la generación siguiente. Para eso, pues, nosotros estamos trabajando mucho en la formación, en la formación de guías, de guías de turismo del patrimonio eclesiástico.
En nuestro caso, nuestra Archidiócesis junto con la Universidad Francisco de Vitoria hemos creado un curso para formar a guías de turismo, para que ese momento del ocio de tantos turistas que se acercan a nuestro patrimonio en Toledo y en cualquier otra ciudad de Hispanoamérica, porque es para para todo tipo de guías porque es un curso online, pues, puedan ellos aprovechar ese momento para transmitir el sentido profundo de las obras de arte, como leer un retablo, como leer una pintura, cómo transmitir la riqueza, el tesoro que hay guardado en esa custodia, en esa tabla flamenca, en ese palacio o en esa ciudad entera.
Bueno, pues esta es nuestra misión ahora mismo, preservar a través del conocimiento, a través de la comunicación, para que las generaciones actuales y venideras pues valoren y también empleen los dineros en algo tan importante como es custodiar nuestros conventos que no se mueran, custodiar nuestras catedrales que realmente no se deterioren, que necesitan mucho dinero también cualquier obra, cualquier muro, cualquier cubierta, custodiar nuestro patrimonio en definitiva, tantas pinturas que hay deterioradas porque son insustituibles, o sea, una tabla del siglo XV, una pintura barroca que se está realmente descascarillando esa es nuestra misión, esa es nuestra responsabilidad para que las futuras generaciones conozcan por qué representaron a Cristo en esa pasión, porque les iba la vida en hacer esa esa composición de lugar para conocer a Cristo hombre, a Cristo Dios que se deja matar, que se deja sufrir esa pasión por amor, a nosotros. Ahí está reflejado, ahí está esos testimonios gráficos, artísticos y nosotros pues somos en este momento los responsables de comunicarlos y de hacer que sobrevivan.
Una pregunta más personal. ¿Cómo mujer, cómo estás ejerciendo tu misión en medio de un ambiente clerical?
R/. Bueno, pues es una experiencia muy interesante, la verdad, porque realmente mi Archidiócesis también es muy clerical, es una diócesis donde la Curia, los vicarios, en fin, todo se respeta muchísimo. Hay pocos laicos, aunque nuestro Arzobispo cada vez quiere darnos más protagonismo, pero es verdad que es un ir paso a paso, es una gran familia y como en las grandes familias, pues desde el respeto, desde el cariño, desde el trabajo bien hecho poquito a poco con mucha paciencia vamos haciéndonos un hueco. Entonces, pues yo estoy muy dedicada al arte, a mostrarlo con mucha delicadeza, con todos los sentidos, con ese lenguaje tan rico de la emotividad, de la expresividad, el lenguaje que va a los sentidos, que la Iglesia siempre ha cuidado, pero que una mujer pues puede poner más en valor. Es un camino largo en el que todos tenemos que aprender como gran familia que somos y por supuesto con Jesucristo delante, con la conversión cada día del corazón, porque si no nos convertimos, pues nos hacemos daño, empiezan los egos, empiezan a envidiar, a pisarnos, a pensar que este campo es del otro y en vez de colaborar y de hacer que Cristo brille, que brille en nuestras almas y que brillen en las almas de los demás. En definitiva, pues todo esto como digo parte de mi propia conversión cada día, de mi propia oración personal, de mi propio poner la otra mejilla, cuando las cosas no van bien, cuando hay esos roces o esas envidias y a dejarme pisar y a dejarme entregar de nuevo, como me entrego por mi familia, por mi Iglesia que es mi familia grande, claro que sí.
¿Nos podrías dejar un mensaje para los peregrinos que, en los próximos meses, del 24 de diciembre en adelante, van a visitar Roma para poder participar y celebrar este año de gracia que el Papa Francisco ha convocado por los 2025 años de nacimiento de Cristo?
Bueno, pues yo les diría a estos peregrinos que se dejen querer por Jesucristo, que se dejen empapar, envolver. Es verdad que a veces uno va como pollo sin cabeza, como turista, en estas grandes vías romanas, donde estarán ríos de gente y donde nos empujarán y nos llevarán y nos traerán y nos sentiremos pues como cosas, como ganado, pero que ellos en un momento puedan sentarse, arrodillarse, entrar en el misterio, entrar en esa iglesia en penumbra, con esa música que prepararán con cariño y con esas imágenes, con esas celebraciones litúrgicas, que ellos puedan tocar a Cristo, que no se dejen solo empujar que también ellos puedan recoger su alma, recoger su corazón y realmente disfrutar y ser jubilosos, vivir el jubileo. Realmente ser niños mimados, preciosas criaturas de Dios y que lo vivan en Roma, en la Ciudad Eterna donde les espera Pedro, donde les espera realmente los santos que aquí han dejado su sangre, su huella y que aquí hay tantos ríos de belleza de arte que les van a envolver y que por supuesto ellos pues en muchos momentos se dejen acariciar y tocar por la ternura de Dios a través de todo esto.
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