Equipes Notre-Dame: Caminemos juntos con la Iglesia en estilo sinodal
Federico Piana - Ciudad del Vaticano
Casi ocho mil participantes, más de 86 países representados: de Brasil a Francia, de Italia a Botsuana, pasando por Nueva Zelanda. Sin olvidar a los 400 voluntarios, piezas esenciales de una maquinaria organizativa realmente impresionante. El 13º Encuentro Internacional de los «Equipes Notre-Dame», que se celebra desde el 15 de julio hasta el sábado 20, tiene lugar en Turín, ciudad custodia de la Sábana Santa y madre de santos sociales como Don Bosco, José Cottolengo y el beato José Allamano, que será canonizado el próximo mes de octubre. La elección de la capital piamontesa no es casual: aquí los équipiers -así se definen, en francés, los miembros del movimiento- tienen la oportunidad de recorrer los itinerarios espirituales y religiosos que forjaron aquellas extraordinarias vidas de santidad.
El tema de la edición de este año está impregnado de espíritu misionero y se hace eco del Evangelio de Lucas que habla de los discípulos de Emaús: Vayamos con el corazón ardiente. Una exhortación que se declina a lo largo de los cinco días con meditaciones, celebraciones eucarísticas, oraciones en común, encuentros, conferencias y representaciones. «Además de todo esto, también hay una fase de escucha: testimonios de hermanos y hermanas que viven en naciones donde la gente lucha por sobrevivir a causa de la pobreza y las guerras», explica Mercedes Pérez que, junto a su marido Alberto, ha sido designada como próxima responsable mundial de los Equipes Notre-Dame.
Salir de uno mismo
Los Pérez, españoles originarios de Valencia, forman parte de un movimiento laico de espiritualidad conyugal nacido en París a finales de los años 30 gracias a la intuición y el compromiso del padre Hanri Caffarel, que respondió a la llamada de algunas parejas que querían vivir plenamente el sacramento del matrimonio. Desde entonces, precisamente desde 1947, año en que se lanzó la carta fundacional», recuerda Alberto, «el movimiento ha ido creciendo, llegando primero a otros países europeos y luego cruzando el Océano Atlántico y llegando incluso a Brasil. Hoy estamos presentes en 93 países». La espiritualidad conyugal que caracteriza a las parejas adheridas al movimiento -los équipiers, en realidad- es «un camino de oración hecho en pareja que nos empuja a salir de nosotros mismos para encontrarnos realmente con los demás, incluidos los miembros de los equipos locales a los que pertenecemos y que suelen estar formados por 5 o 6 parejas más un sacerdote que nos acompaña como consejero espiritual», añade Alberto.
Retos mundiales
El encuentro internacional que está viviendo Equipes Notre-Dame es también una oportunidad para perfilar los próximos retos que el movimiento se dispone a afrontar en todo el mundo. En primer lugar, el encuentro concluirá el sábado con el mandato misionero: «Nuestro evento no tendría sentido si después no volviéramos a nuestros países, a nuestras casas, compartiendo el camino recorrido en Turín», afirma Mercedes, que considera «seguir caminando junto a la Iglesia como uno de los mayores compromisos que Equipes Notre-Dame está llamado a llevar a cabo en los próximos años». Junto con el reto de dar a conocer nuestros medios de formación y nuestra espiritualidad al mayor número posible de parejas». También para Alberto, el futuro es sobre todo sinodal: «Esto -dice- significa estar más cerca de todos los que nos necesitan. Cuando el Papa nos recibió recientemente en audiencia, nos pidió que apoyáramos a las parejas jóvenes que inician un camino juntos antes del matrimonio y a los recién casados». Acompañarles es su misión y su reto.
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