Hacia la JMJ 2027: encuentro inaugural con los jóvenes en Seúl
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
Casi doscientas banderas – ciento noventa y tres para ser exactos – para dibujar, como un rompecabezas, la inscripción WYD 2027, o sea Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2027. Así se inauguró el domingo 28 de julio, en la catedral de Myeongdong, en Corea del Sur, el largo camino hacia la próxima JMJ que acogerá el país asiático dentro de tres años.
A la ceremonia, centrada en el tema «La esperanza se enciende en Seúl», asistieron más de mil jóvenes, algunos de ellos norcoreanos, y numerosos representantes de la Iglesia y las autoridades, entre los cuales el arzobispo Giovanni Gaspari, nuncio apostólico en Corea y Mongolia; Gleison De Paula Souza, secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; representantes diplomáticos de ocho países; Yong Ho-sung, viceministro de Cultura, Deporte y Turismo; diecinueve miembros de la Asamblea Nacional y nueve del Ayuntamiento de Seúl.
También estuvieron presentes personas con discapacidad y miembros de las fuerzas armadas, para simbolizar la unidad y la inclusión.
Momentos de la ceremonia
El evento estuvo marcado por varios momentos: la entrada solemne de los abanderados, la creación del rompecabezas y la lectura de una declaración para dar el pistoletazo de salida oficial a los preparativos de la JMJ. También se dedicó un espacio a analizar la dimensión económica de la JMJ del 2027, que permitirá la creación de más de veinticuatro mil puestos de trabajo.
A continuación se celebró una misa solemne, presidida por el arzobispo de la ciudad, monseñor Peter Soon-taick Chung, y concelebrada por el cardenal Andrew Soo-jung Yeom, metropolitano emérito de la misma diócesis, junto con el obispo auxiliar, monseñor Job Yobi Koo, el coordinador general del Comité organizador de la JMJ 2027, monseñor Paul Kyung Sang Lee, y el ordinario militar del país, monseñor Titus Sang-bum Seo.
Espacio y esperanza para todos
En su homilía, monseñor Chung expresó su esperanza de que la Iglesia pueda ofrecer a los jóvenes de hoy «un escenario en el que surjan como protagonistas de su historia. Estoy seguro – añadió, de que este escenario será una oportunidad y un espacio de esperanza para todos».
Teniendo esto en cuenta, concluyó el arzobispo de Seúl, la JMJ representa «una oportunidad inestimable para que los jóvenes de todo el mundo reflexionen y se comprometan. Es imperativo que unamos nuestros corazones, rezar juntos y discernir la guía del Espíritu Santo mientras nos preparamos seriamente para este camino».
La confianza y el afecto del Papa
Para simbolizar la unidad de la JMJ, en la oración de los fieles se elevaron intenciones en varios idiomas por parte de los jóvenes de diferentes países, mientras al concluir la celebración, el nuncio apostólico Gaspari recordó que el Papa «los mira a ustedes, jóvenes de Corea, con gran confianza y afecto. Reconoce la contribución esencial que pueden aportar a la JMJ 2027 y los acompaña con su oración».
Inspirar el cambio
Por su parte, Gleison De Paula Souza se detuvo en el valor de Seúl, «una ciudad consciente de la riqueza histórica y cultural de Corea. Es una ciudad que encarna el espíritu de innovación y esperanza – dijo – valores intrínsecos a nuestra misión. A todos los jóvenes presentes y a los que no pudieron acompañarnos, les deseo sinceramente que este camino sea para ustedes un tiempo de descubrimiento, crecimiento y alegría. Que vuelvan a sus hogares inspirados y motivados para lograr cambios en sus comunidades y en el mundo en general. Que nuestros corazones también se enciendan mientras esperamos esta maravillosa experiencia que nos llevará hasta el 2027».
Un signo de la universalidad de la Iglesia
Anunciada por el Papa Francisco el 6 de agosto del 2023 – como es tradición al término de la anterior edición del encuentro mundial de los jóvenes celebrado en Lisboa, Portugal – la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl será la 42ª de la historia del encuentro, concebido por San Juan Pablo II. Tras casi treinta años desde la celebrada en Filipinas en 1995, la JMJ volverá, por tanto, a un país asiático.
De este modo, dijo el Pontífice el año pasado, «en el 2027, pasaremos de la frontera occidental de Europa al Extremo Oriente. Es un hermoso signo de la universalidad de la Iglesia y del sueño de unidad del que todos son testigos».
Las etapas del próximo trienio
Las etapas del camino en los próximos tres años estarán marcadas por la presentación del lema del evento, que se desvelará en septiembre, y la entrega de los símbolos del encuentro – la cruz de madera y la copia del icono mariano de la Salus Populi Romani – a los jóvenes de Seúl.
La ocasión será la celebración diocesana de la Jornada, que tendrá lugar el 24 de noviembre, en la solemnidad de Cristo Rey. En el 2025, sin embargo, en el contexto del Año Santo proclamado por el Papa Francisco, se celebrará el Jubileo de los Jóvenes, previsto del 28 de julio al 3 de agosto.
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