Pidamos ayuda a Santa Rosalía para sanar de las "plagas" de hoy
Marina Tomarro - Ciudad del Vaticano
Cinco días especiales, que los palermitanos y los numerosos turistas que acuden a la ciudad italiana de Palermo en esta época del año recordarán para siempre. Así promete ser la gran celebración dedicada a "Santuzza", Santa Rosalía, con motivo del 400 aniversario del descubrimiento de los restos mortales de la santa, en una cueva del Monte Pellegrino, que comenzó este 10 de julio y finalizará el 15 de julio con la solemne Misa pontifical en la catedral de la ciudad, presidida por el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, y por la tarde la procesión de las reliquias por las calles de la ciudad.
Apóstol entre su pueblo
“El Papa Francisco definió a nuestra Santa Rosalía como una figura sublime de mujer y de apóstol – explica el arzobispo de la diócesis monseñor Corrado Lorefice – precisamente con la fuerza de su fe que la hace libre y la hace tomar decisiones de vida que van contracorriente: de la corte pasa a ser ermitaña con todas las consecuencias. Ella es un sólido ejemplo de fe, que sin embargo no permanece aislada en Monte Pellegrino, sino que desciende entre su gente. Y precisamente de este cuidado de su pueblo surge la definición de 'apóstol', como escribió el Papa Francisco en su mensaje, es decir, aquel que tiene un mensaje de liberación y que participa del sufrimiento de su pueblo, y por eso "la gente de Palermo está muy apegada a su Santuzza".
Una santa venerada por muchas religiones
Corría el año 1624, cuando los huesos de Rosalía fueron encontrados prodigiosamente en el interior de la cueva del Monte Pellegrino donde había encontrado refugio para llevar adelante su vida eremita. Estos restos fueron inmediatamente llevados en procesión por las calles de Palermo asediadas por la peste, que terminó milagrosamente. La santa se convirtió en patrona de la ciudad, y así comenzó la tradición del "Festino", en el que cada año se lleva en procesión la urna que contiene los restos sagrados por las calles del centro, con una gran celebración en la que participan todos los habitantes. “Santa Rosalía – continúa monseñor Lorefice – sigue atrayendo a personas de otras religiones. De hecho, el santuario de Monte Pellegrino es un lugar que acoge esta convivencia entre diferentes creencias y la Santuzza es venerada por todos. Pienso, por ejemplo, en los tamiles, que son muy numerosos en Palermo y que a menudo peregrinan a la cueva". Y precisamente, entre los numerosos actos programados durante estos días, está también el encuentro de fraternidad con representantes de otras religiones en el Palacio Arzobispal. “Se pretende que sea un momento de amistad en nombre de nuestra Rosalía – subraya el Prelado – Otra cita muy importante en estos días es la presencia de los demás obispos de las diócesis sicilianas, con las reliquias de los otros tres grandes santos de nuestra región: Santa Lucía de Siracusa, Santa Eustaquia de Mesina y Santa Águeda de Catania”.
De las pestes de ayer a las actuales
Y si Palermo invocó en el pasado a Santa Rosalía para ser liberada del flagelo de la peste, hoy todavía se implora a la Santuzza por las que se consideran las plagas del mundo actual. “La primera plaga de la que pedimos ser liberados es la esclerocardia, es decir, la dureza del corazón", reflexiona monseñor Lorefice. "Si luego miramos la realidad de nuestra hermosa isla y en particular de nuestra ciudad, volvemos nuestra mirada con gran preocupación a nuestros jóvenes, que corren el riesgo de ser engañados y manipulados por esas falsas felicidades que venden las industrias de la droga, que están en manos del hampa mafiosa. Pienso en tantos jóvenes perdidos detrás del alcohol y la violencia que se produce en las calles, y luego en la pobreza que sienten, donde falta trabajo y a menudo incluso un hogar, esas ciudades y suburbios existenciales. Es allí donde hoy Rosalía nos pide salir al campo, tener la alegría de redescubrir las relaciones humanas redimidas de ese egoísmo del lucro, y creo que ese es el mensaje fuerte que nos llega de esta maravillosa mujer".
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