Las Siervas del Santo Niño Jesús: servir a Dios a través de la educación
Sor Emmanuella Dakurah, HHCJ
Las Siervas del Santo Niño Jesús son una congregación internacional fundada por la sierva de Dios Mary Charles Magdalen Walker, de las Hermanas de la Caridad irlandesas. Por invitación del vicario apostólico de Nigeria Meridional y de África Occidental, monseñor Joseph Shanahan CSSp, la religiosa llega a Nigeria en 1923 con la intención de ofrecer su ministerio en el campo de la evangelización y de la promoción de las mujeres a través de la educación.
La madre Mary Charles da testimonio con su vida de lo que predica, es decir, de ser todo para todos, comprometiéndose en cualquier ministerio que pueda contribuir a elevar el nivel de vida de las personas a las que sirve. Trabaja incansablemente durante décadas como educadora, en el campo de la asistencia médica, como catequista y como trabajadora social.
Una congregación religiosa indígena
El deseo de la madre Mary Charles de iniciar una congregación religiosa indígena se hace realidad cuando, en 1931, cuatro de las jóvenes alumnas de la St. Joseph’s Convent School de Calabar (Nigeria) piden convertirse en monjas. El nombre que elige para la nueva congregación, erigida canónicamente en abril de 1937, es “Handmaids of the Holy Child Jesus”, Siervas del Santo Niño Jesús; en 1971 se convierte en congregación de derecho pontificio.
En las décadas siguientes, las Siervas continúan evolucionando en su naturaleza internacional e interétnica: de hecho, muchas religiosas vienen de todas partes de Nigeria, Camerún, Togo, Ghana, Sierra Leona, luego Inglaterra y Kenia. Actualmente, la congregación tiene sedes en Nigeria, Ghana, Camerún, Togo, Sierra Leona, Kenia, Tanzania, Italia, Alemania, Londres, Estados Unidos de América, Canadá y Granada.
La educación es una misión
Las Siervas del Santo Niño Jesús se dedican a la transformación de las existencias a través del testimonio profético de la vida consagrada, la vida en comunidad, el liderazgo participativo y el ministerio apostólico, con una opción especial por los pobres, las mujeres y los niños.
La educación de los niños es uno de los apostolados más animados de las monjas: de hecho, las Siervas son generalmente conocidas como buenas maestras y administradoras escolares. “En estos pequeños vemos a Jesús y es una alegría verlos crecer en el conocimiento y en el amor de Dios”, dice una de las hermanas. El objetivo es formar a la persona en su conjunto, es decir, la moral, la disciplina, las virtudes y el estudio: este enfoque, de hecho, ayuda a los estudiantes a convertirse en ciudadanos responsables.
Las monjas son maestras, catequistas, apóstoles
En algunas de las escuelas que dirigen, las Siervas aplican el Método Montessori siguiendo los pasos de su fundadora, que había utilizado este enfoque en la escuela de niñas St. Joseph Girls’ School en Calabar, Nigeria. La madre Mary Charles afirmaba sin lugar a dudas que, en comparación con una guardería “normal”, el Método Montessori contribuye a desarrollar las diferentes cualidades de los niños.
“La niña nativa tiene la facultad de sobresalir en cualquier virtud: solo se necesita tiempo, paciencia y oportunidad”, escribía la madre Mary. Exhortaba siempre a sus hermanas a recordar esta máxima: “Todo maestro es catequista y apóstol”. Al transmitir su legado, las Siervas continúan educando a los niños comprometiéndose en sus múltiples escuelas en el ministerio de Cristo de la enseñanza, la asistencia y la catequesis.
Las “Ancilla Schools” en Ghana
En Ghana, las Siervas del Santo Niño Jesús son conocidas por las diferentes escuelas que gestionan y que pasan bajo el nombre de “Ancilla Schools”: “Estamos decididas a formar mental, física y espiritualmente a nuestros jóvenes: en definitiva, una formación holística”, dicen las hermanas.
Las muchas escuelas ofrecen educación en diferentes niveles, desde guarderías hasta la universidad. En todos los aspectos de su enseñanza, las hermanas tienen la intención de preparar a los estudiantes para enfrentar el desafío de la vida en lugar de simplemente aspirar a la graduación. Su ministerio también incluye escuelas especiales para niños con discapacidades, un servicio que da mucha esperanza a sus padres. “No nos limitamos a educar a los niños; solicitamos fondos de organizaciones e individuos para comprar los objetos que necesitan, como muletas, sillas de ruedas, uniformes, y para que paguen las matrículas universitarias”, continúan las hermanas.
En algunas aldeas de Ghana muchos niños no tienen acceso a una educación de calidad: por eso las hermanas ponen en marcha comunidades en aquellas zonas donde pueden extender su ministerio a estos jóvenes para que sean formados para afrontar su futuro en el corazón, en la mente y en las manos. En todos los aspectos de su ministerio de educación, las hermanas se comprometen a tener en cuenta el fin de proporcionar una educación de alto nivel, siguiendo los pasos de su fundadora. “En los jóvenes vemos el futuro de la Iglesia y del mundo en general”.
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