Visita del Papa a Bélgica será un momento “de escucha y encuentro”

Joseph Tulloch – Enviado a Bruselas

En podo menos de 24 horas, el Papa Francisco aterrizará en Bélgica, iniciando una visita de cuatro días a la nación. Es una breve parada en el corazón de Europa y contrasta fuertemente con el reciente viaje de dos semanas del Papa por el sudeste de Asia y Oceanía.

Entonces, ¿por qué el Santo Padre está viniendo a Bélgica y cómo se está preparando la iglesia local para la visita del Pontífice? Vatican News conversó con el sacerdote jesuita Tommy Scholtes, portavoz en lengua francesa para la Conferencia Episcopal de Bélgica.

¿Cuáles son sus expectativas y esperanzas ante la visita del Papa?

Mis expectativas son que será un momento de alegría, de confirmación, de aliento. Será un momento de encuentro, en el sentido de que muchas personas se dirigirán al Papa; otras personas, además de él, pronunciarán discursos y allí se encontrarán también líderes eclesiásticos, el Rey, los rectores de Lovaina.

Mucha gente irá a hablar con el Papa y considero que es muy importante que ellos sientan que él es, ante todo, un pastor, alguien que quiere dialogar, escuchar y luego, también, estar preparado para responder a las personas en cada situación distinta.

Comparado a otros países que el Papa ha visitado recientemente, Bélgica está bastante secularizada. ¿Cuál es el rol que la visita papal posee en un contexto como este?

Es cierto que Bélgica es un país secularizado; el catolicismo es sólo una de las religiones presentes. No se puede decir que Bélgica posee una fuerte identidad católica, aunque sí tiene una gran historia católica. Infortunadamente, el abuso sexual ha debilitado la Iglesia y lo comprendo, porque han ocurrido muchos escándalos en ese ámbito y tenemos que darnos cuenta de ello. El Papa va a dedicar tiempo para reunirse con las víctimas.

Creo que los que más espero es, yo diría, el soplo del Espírito, un estímulo, en primer lugar del Papa, por supuesto, pero también de parte de las iglesias y de todos los cristianos en Bélgica, para vivir el Evangelio, no sólo de palabra, sino también con hechos. Aunque la Iglesia sea menos fuerte, esta es, quizás, una lección de humildad. El mayor peligro para la Iglesia es, como el Papa Francisco lo expresó cuando estuvo en Marruecos, no ser la minoría, sino ser insignificante. Lo más importante para nosotros en Bélgica hoy es que el Santo Padre nos recuerde el significado de la Iglesia en una sociedad secular.

Nos encontramos en el Collège Saint-Michel, donde el Papa se reunirá contigo y con tus hermanos jesuitas el sábado. ¿Qué significa para la comunidad jesuita tener un encuentro tan íntimo con el líder de la Iglesia mundial?

Creo que será un momento muy emotivo. Nosotros en la comunidad sentimos que se trata de algo muy importante y, también, un poco misterioso. El Papa estará relajado y nosotros le estaremos pidiendo algunos consejos, lo que él desee decirnos. Yo diría que será un encuentro de corazón a corazón, no sólo un discurso oficial, sobre lo que él quiera decirle a los jesuitas que están comprometidos con una ciudad que es cosmopolita, la capital de Europa, la capital de la OTAN, y una ciudad donde la comunidad musulmana está, de igual forma, bastante presente.

Considero que también estaremos hablando sobre nuestras vocaciones hacia la vida religiosa, y las dificultades que los jóvenes tienen para comprometerse plenamente, igualmente con la Compañía de Jesús. Conversaremos sobre su vida personas y cómo nos anima a vivir nuestra vida cotidiana, no únicamente nuestras actividades oficiales o pública, sino también nuestra vida de oración. Sin duda, él tiene muy buenos consejos para darnos, y el hecho de que nos los diga en persona conmoverá nuestros corazones aún más.