Líbano, la solidaridad de los caldeos del Kurdistán con los que huyen de la guerra
Vatican News
La solidaridad puede marcar la diferencia, ofreciendo paz, seguridad y protección a los que sufren. Por eso, la archidiócesis caldea de Erbil, que aún no ha visto cicatrizar las heridas infligidas por la violencia del autodenominado Estado Islámico (IS), tiende la mano a los desplazados libaneses, pidiendo a la comunidad internacional que les apoye «de todas las formas posibles y que se rece por el fin de la violencia». La archidiócesis, dirigida por el arzobispo Bashar Warda, según informa un comunicado, se compromete con los libaneses lanzando una campaña de apoyo a la Iglesia del Líbano, cuyos recursos se destinan a los que huyen de la violencia. Monseñor Warda invita a su comunidad «a ofrecer apoyo espiritual y humanitario a la Iglesia libanesa». El domingo 29 de septiembre, durante una misa especial, se rezó por la paz en toda la región y se organizó una colecta para recaudar fondos que se enviarán a las iglesias del Líbano que actualmente se ocupan de prestar ayuda de todo tipo, incluida ayuda médica, a las personas desplazadas. Además, con la llegada del invierno, «la necesidad de más ayuda es urgente y cada vez mayor».
Preocupación por los cristianos
El arzobispo, recordando las dificultades similares vividas por la comunidad en el Kurdistán iraquí, reitera la importancia de «ser solidarios con las víctimas de la violencia». Al mismo tiempo, expresa su preocupación por la situación de los cristianos en toda la región, una minoría que a lo largo de los años «ha sufrido ataques selectivos y violencia» y que ahora se encuentra «bajo el fuego cruzado de los conflictos en curso». Una comunidad que ha sufrido un dramático declive en Oriente Medio, llegando a representar sólo el 4% de la población, que se ha visto debilitada al huir personas «con talento y formación», y que vive con miedo, ansiedad y desesperación. Monseñor Warda, a pesar de todo, expresa su esperanza, invitando a la comunidad internacional a escuchar el mensaje del Papa Francisco, e instándoles a «acallar los tambores de guerra y alzar la voz de la paz». Sólo la paz permitirá al Líbano y a toda la región, agotada por años de lucha y ahora sin recursos, recuperarse «del peso de la guerra y del conflicto político». Urge actuar para ayudar al Líbano, es el llamamiento, actuando con compasión, caridad y generosidad, para que «a través de la oración, los donativos y la promoción de la paz» podamos «ayudar a estas familias en su momento de mayor necesidad».
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