La caridad que nace del encuentro nutre a la comunidad
Ariana Pernía Paolini – Ciudad del Vaticano
Con motivo de la VIII Jornada Mundial de los Pobres, Cáritas Argentina y el arzobispado de Buenos Aires, ofrece “una serie de subsidios, materiales y aportes”, a la vez en que invita a la población a reflexionar sobre el trato hacia los pobres, la solidaridad, la caridad y la reconciliación de cada persona con su pobreza.
La VIII Jornada Mundial de los Pobres tendrá lugar el próximo domingo, 17 de noviembre; este celebración fue instituida por el Papa Francisco en el año 2017, con una invitación clara a no amar de palabra, “sino con obras”; por ello, durante este mes, la Iglesia reafirma, de forma especial, la importancia de la lucha contra la pobreza y contribuye a la promoción de iniciativas en favor de este objetivo.
Por este motivo, la arquidiócesis de Buenos Aires, en colaboración con Cáritas, contribuye con diversos aportes, como “la reflexión sobre la verdadera caridad cristiana y nuestro modo de servir a los pobres y acompañarlos en la fe”. Mediante un comunicado, ambas organizaciones, admitieron que continuarán “sumando subsidios” conforme a las diferentes temáticas a cubrir.
La caridad en distintos niveles
En su primer aporte, la confederación religiosa y el arzobispado, dedican una reflexión profunda al concepto de la caridad, a partir de la diferencia que existe entre este término y la solidaridad; «la solidaridad aparece como una relación auténtica entre los seres humanos, como signo de “genuina preocupación por el otro” […] pero la caridad renovada, -esta es la propuesta-, entendiéndose desde la perspectiva de Jesús es sumamente empática. Es decir, no solo se puede poner en lugar del otro sino, además, mira la realidad desde la realidad del otro».
Ante tal premisa, admiten que la caridad se da como fruto del encuentro “entre voluntades que quieren conocerse para brindarse en libertad y mejorar”, por ello, señalan que cada persona puede, desde su autenticidad, ayudar al prójimo que experimenta necesidades, no sólo materiales, a encontrar respuesta y solución a sus problemas.
Del mismo modo, la caridad nutre a la comunidad y fundamenta la organización comunitaria, por ello, afirman que esta virtud “está más en la comunión de voluntades creyentes que en la soledad de los corazones individualistas”; en consecuencia, recuerdan que toda “auténtica caridad” se halla movida por el encuentro y, el Sínodo clausurado recientemente, constituye un testimonio sobre cómo “el trabajo en red nos puede facilitar las cosas a la hora de pensar la caridad y la organización comunitaria. Cuando toda la comunidad se siente implicada, las respuestas a las necesidades de los pobres son más rápidas y efectivas”.
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