Palacio de Lambeth, residencia oficial en Londres del Arzobispo de Canterbury Palacio de Lambeth, residencia oficial en Londres del Arzobispo de Canterbury 

Iglesia Anglicana, traspaso de Welby a Cottrell

Tras la dimisión el pasado 12 de noviembre del Primado anglicano por el escándalo de los abusos, asumió ayer las funciones primaciales el arzobispo de York, que dirigirá la Iglesia de Inglaterra ad interim hasta la elección del nuevo arzobispo de Canterbury

Giovanni Zavatta - Ciudad del Vaticano

Ayer 7 de enero, el arzobispo de York, Stephen Cottrell, asumió en la Iglesia anglicana las funciones primaciales desempeñadas hasta ahora por Justin Welby, que el 6 de enero dimitió oficialmente como arzobispo de Canterbury con el acto formal de la deposición del báculo en el altar de la capilla del palacio de Lambeth. Welby -que el 12 de noviembre había anunciado su decisión de dejar el cargo por haber sido acusado de encubrir las molestias y las violencias sistemáticas contra menores cometidos por un poderoso abogado y predicador laico, John Smyth, fallecido en 2018 a los 75 años- pasó su último día como primado anglicano en su residencia reunido en oración junto a sus más estrechos colaboradores a los que agradeció su servicio durante estos años.

Disculpas a los perjudicados

Cottrell dirigirá la Iglesia de Inglaterra de forma interina hasta la elección del nuevo arzobispo de Canterbury, un proceso que durará varios meses y estará precedido de importantes medidas. Ayer, con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor, el arzobispo de York («número dos» de la Iglesia de Inglaterra) escribió una carta al clero, a los ministros laicos y a las congregaciones en la que subraya la necesidad de emprender algunas reformas. Los acontecimientos de las últimas semanas, en particular la publicación del Makin Review (la investigación independiente sobre el caso Smyth), afirma Cottrell, «nos han hecho sentir a veces como si nos hubiéramos separado de la luz y la esperanza de Cristo. Al leer los relatos de abusos, encubrimientos y fracasos institucionales, nos enfrentamos a una oscuridad que ha dañado a tanta gente. Ofrezco mis más sinceras disculpas a quienes ha sido heridos. Estos dolorosos relatos nos recuerdan crudamente que las víctimas y los supervivientes exigen y merecen algo más que meras palabras de lamento. Nos llaman a la acción».

Avances en la prevención

El arzobispo de York -que, hablando de Welby, describió su decisión de dimitir como un «reconocimiento de los fallos institucionales y colectivos de la Iglesia a la que sirvió con tanta firmeza»- enumeró los importantes avances que se han logrado en materia de abusos: protección parroquial llevada a cabo semanalmente por personal especializado; formación en prevención a la que han asistido más de 20.000 sacerdotes, ministros laicos y funcionarios; y trabajo voluntario con niños y adultos vulnerables. «Sin embargo -señaló- aún queda mucho por hacer para convertirnos en una Iglesia más segura y responsable, y para que nuestros procesos rindan cuentas. Las prácticas de salvaguardia deben estar sujetas a supervisión y control independientes. En consecuencia, la Cámara de Obispos, el Consejo Arzobispal y otras instituciones eclesiásticas nacionales relevantes se han comprometido a impulsar este cambio y están trabajando con el obispo responsable de la salvaguarda y con otros en varias iniciativas clave». Entre ellas está el refuerzo del Equipo Nacional de Salvaguardia, también como garantía de las cuestiones cruciales planteadas en informes recientes. Será el Sínodo General de febrero el que sancione las reformas en el ámbito de la conducta y la disciplina del clero. Un paso ahora más importante que la misma elección del nuevo Arzobispo de Canterbury.

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08 enero 2025, 09:36