Concluye la Semana Mundial del Agua 2018: «preservemos la vida»
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
El agua es uno de los bienes naturales más preciados para poder garantizar la supervivencia humana. Un recurso que lamentablemente se encuentra cada vez más limitado.
El daño ambiental y el cambio climático están impulsando las crisis relacionadas con el agua en todo el mundo. El problema de las sequías, las inundaciones y la contaminación se acentúan con la degradación de la vegetación, el suelo, los ríos y los lagos. Al descuidar el ecosistema se hace más complicado proporcionar a todo los habitantes de la Tierra el agua necesaria para vivir y prosperar.
La solución al problema del agua está en la propia naturaleza
Por ello, resulta crucial debatir sobre los desafíos hídricos más acuciantes de la actualidad.
Y ese ha sido el objetivo fundamental de la Semana Mundial del Agua 2018, organizada en el Centro de Conferencias de Estocolmo: un evento internacional que abordó el tema "Agua, ecosistemas y desarrollo humano", haciendo hincapié en que las posibles soluciones al problema del agua están en la propia naturaleza, la cual tiene la capacidad para resolver por sí misma y también con ayuda tecnológica, varios de los desafíos a los que se enfrenta este recurso vital.
Equilibrio entre zonas verdes y zonas grises
En este contexto expertos y profesionales del sector hidráulico a nivel global, destacaron que resulta fundamental que se armonice la interactividad ecológica entre las zonas verdes o infraestructuras naturales, y las zonas grises o urbanizadas; una complicada y difícil fusión que sin embargo, puede garantizar el desarrollo sostenible de las futuras generaciones.
Por otro lado, se aboga por recuperar el equilibrio del ciclo del agua a través de la plantación de nuevos bosques y la restauración de los humedales ya que con ello se mejoraría la salud y los medios de subsistencia de los seres humanos.
Nuevas prioridades para un mundo más sano
Otro de los puntos conclusivos de la Semana Mundial del Agua ha sido establecer un nuevo orden de prioridades para proteger y preservar el agua del planeta, consiguiendo así un mundo más sano.
Durante los últimos cincuenta años se han hecho mejoras increíbles para aumentar la cantidad de alimentos producidos. Es un hecho real que hoy podemos alimentar a más población que nunca, pero paradójicamente también hay mucha más gente que sufre hambre.
Por tanto, otros objetivos que se han marcado tras este evento internacional en Estocolmo, es la necesidad de enfocar la eficiencia de recursos, la distribución eficaz a los que sufren hambre y la administración sostenible del agua, la tierra y los ecosistemas de apoyo de vida.
Un cambio de mentalidad en el consumo humano
Asimismo, se deben ciudar las inversiones a gran escala en la investigación y desarrollo agrícola, infraestructura, riego y mejora del funcionamiento en la cadena de suministro, sin olvidar garantizar las reducciones dramáticas de las pérdidas en el campo y los desperdicios del consumo humano.
Y todo esto requerirá un cambio radical en la mentalidad humana hacia un sistema mundial de alimentos más inteligente, saludable, racional y sostenible.
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