Observador Permanente ante FAO: “las cifras del informe de la ONU son desalentadoras”
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Según el último informe de la ONU “unos 820 millones de personas han carecido de alimentos suficientes para comer en 2018”, y mientras el hambre en el mundo “lleva tres años sin disminuir, la obesidad sigue creciendo”. Datos que ponen de relieve “que el hambre sigue siendo un flagelo que golpea muchas regiones, muchas personas” pero también “que no son simplemente frías estadísticas, sino historias y relatos de vidas truncadas, futuros que verdaderamente no se van a poder llevar a cabo porque muchos dejaran su vida en el camino” asegura el Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, Monseñor Fernando Chica Arellano.
El hambre lleva tres años sin disminuir y la obesidad sigue creciendo
El informe, que ha sido elaborado conjuntamente por los responsables de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha hecho públicas unas cifras que son “realmente desalentadoras” – señala Mons. Arellano – porque por una parte “son tres años en donde el hambre sigue creciendo” pero también pone de relieve otro horizonte, “otra problemática que está causando graves daños a la población: el sobrepeso y la obesidad” asegura el Observador Permanente. Y este último problema es fruto de “dietas erróneas, poco balanceadas, de comer alimentos saturados en grasas, ricos en azúcares y muy procesados” explica.
Queda una década para alcanzar el objetivo Hambre Cero
En sus declaraciones para Vatican News, Mons. Arellano puntualiza que estos números “indican que la humanidad sigue sufriendo la derrota del hambre” pero al mismo tiempo – dice – “es una llamada a la esperanza, al trabajo conjunto y a que pongan más voluntad los países en poder terminar de una vez por todas con esta serie de flagelos”. También explica que quedan prácticamente 10 años, una década para llegar al único número que vale con el hambre “que no es otro que el cero” y asegura que mientras haya un niño que vaya a la cama por la noche llorando con el estómago vacío, mientras haya un joven que no pueda comer, mientras haya una madre que no pueda alimentar a un hijo, “las lágrimas tendrán que ser nuestras compañeras”. “Con el hambre – subraya – no valen más estadísticas que la derrota por completo de una lacra como ésta que viene acompañando a la humanidad desde hace siglos”.
Pasos adelante en ciencia, pasos hacia atrás en la erradicación del hambre
Entre sus declaraciones no pasa desapercibida la crítica a la sociedad actual, en la que “la humanidad está dando pasos hermosos en tantos campos de la técnica y la ciencia – explica – y sin embargo muchos hermanos nuestros que son como nosotros, de nuestra misma carne y hueso, parecen un fenómeno tan terrible como el hambre”. Hambre – continúa – que se debe “a problemas relacionados con conflictos, sobre todo en África que no se acaban, con grandes problemáticas climáticas, por crisis económicas prolongadas y agudas que llevar a injusticias y que impiden que el alimento llegue a todos, sobre todo a los más desfavorecidos”.
No es tolerable hablar de "hambre" en la actualidad
Por último, el Observador Permanente de la Santa Sede recuerda a la Comunidad Internacional que, está llamada – y aquí retoma las palabras del Papa Francisco – a cambiar de rumbo: “No podemos seguir hablando del hambre en presente, tendríamos ya hace muchos años que hablar del hambre sólo en pasado” y concluye “esto nos tiene que llevar al compromiso de acabar con la retórica y poner en práctica el gran desafío que hoy está interpelando el mundo: con el hambre el único número que vale es el cero”.
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