Colombia no sale de la espiral de violencia
Olivier Bonnel-Ciudad del Vaticano
Desde hace varios meses, Colombia está experimentando un preocupante aumento de la violencia. Se ha asesinado a ex paramilitares y a representantes de la sociedad civil. Según las Naciones Unidas, no menos de diez representantes de la sociedad civil colombiana han sido asesinados desde principios de año. El año pasado fueron asesinados 107 defensores de los derechos humanos.
Los ex miembros de la guerrilla de las FARC están particularmente expuestos a esta renovada violencia. Según la misión de la ONU en Colombia, en 2019 se produjeron 77 asesinatos de excombatientes de la antigua guerrilla marxista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), frente a los 65 de 2018 y los 31 de 2017, lo que hace que sea "el año más mortífero" para los ex guerrilleros.
A pesar de las promesas de paz, la hecatombe continúa. Según el Instituto Colombiano de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), no menos de 623 líderes sociales y defensores de los derechos humanos fueron asesinados entre noviembre de 2016, cuando se firmaron los acuerdos de paz, y julio de 2019.
El narcotráfico sigue siendo poderoso
Según las autoridades colombianas, la mayor parte de la violencia es perpetrada por organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico, que todavía tienen importantes ramificaciones en el país, y por bandas criminales, algunas de las cuales están vinculadas a otros movimientos guerrilleros que no han dejado las armas. Este es particularmente el caso del ELN, el Ejército de Liberación Nacional, que se niega a entrar en una tregua con las autoridades. Sus miembros siguen atacando regularmente a las fuerzas armadas colombianas, como el 10 de enero de este año cuando una base aérea fue atacada no muy lejos de la frontera con Venezuela.
El llamado de la iglesia local a la paz
Frente a esta violencia endémica, la Iglesia colombiana no oculta sus preocupaciones. Como uno de los principales actores del acuerdo de paz con las FARC en noviembre de 2016, la Iglesia hace un llamado a la "paz total" en Colombia, especialmente con el ELN. Los prelados colombianos invitan regularmente a las personas a hacer "gestos concretos" de paz que respeten a cada persona en su dignidad.
Aunque el histórico acuerdo de paz con el antiguo grupo guerrillero de las FARC, firmado en noviembre de 2016, sigue vigente, su aplicación sigue siendo difícil y otros movimientos armados están debilitando aún más al país. La aplicación de los acuerdos es frágil en un país en el que algunas regiones no tienen litoral.
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