Tom Catena, el médico de los Montes Nuba
Godfrey B. Kampamba - Ciudad del Vaticano
Si en tu corazón tienes el deseo de ayudar a quien está desesperado e ignorado, puedes sucederte de perder el corazón por África. Le pasó a un joven médico estadounidense. Nacido y criado con esa idea en la extensa ciudad de Nueva York, la graduación del Dr. Tom Catena de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke podía significar sólo una cosa, servir a los necesitados en un ambiente rural. No importaba dónde estuviese ese lugar en el mapa del mundo. Después de un breve período como médico en la Marina de los Estados Unidos, llega el momento de partir finalmente hacia una misión. Una misión que lo confronta con experiencias desgarradoras, las de un médico que trata de hacer funcionar las cosas en medio de los peligros y las frustraciones que anidan en las montañas Nuba en el sur de Sudán, donde hasta ahora sólo la fe lo ha mantenido todo unido.
Aunque al principio la meta parecía ser Kenia, el destino indicó el sur de Sudán como su lugar de llegada final. En la última década más o menos, el Dr. Tom Catena se ha convertido en un nombre famoso en las Montañas Nuba y no sólo por su servicio desinteresado a los pobres. Fundó y dirige la "Madre de la Misericordia", un hospital de 430 camas que se destaca en medio de la nada. Este centro de salud ha permitido la supervivencia de muchas de las víctimas de las violentas campañas llevadas a cabo por el ex presidente de Sudán, Omar al Bashir. Tom también centra gran parte de sus esfuerzos en el aspecto humanitario y sueña con dejar las Montañas Nuba un lugar mejor que el que encontró.
Vivir en África, confía el Dr. Chainsaw, fue su elección. Le gustaba la idea de quedarse en un lugar y unirse a la comunidad. Pero como, sobre todo en África, no faltan las dificultades, la pregunta es qué lo llevó a dejar la comodidad de su hogar neoyorquino para irse a vivir a un lugar hostil como las montañas Nuba.
La razón, para el médico de la montaña, es simple después de todo. "Cuando estaba en la universidad, incluso antes de ser médico, siempre quise ser misionero y este deseo es lo que me llevó a estudiar medicina. Narra que después de graduarse en la escuela de medicina, y tras cuatro años en la Marina de los Estados Unidos, se unió a la "Junta de la Misión Médica Católica" en Nueva York, que más tarde se convertiría en un trampolín para realizar su sueño de trabajar en una zona rural.
"Así que elegí un lugar en Kenia, una localidad llamada Mutomo, donde hay un hospital dirigido por las Hermanas irlandesas de la Misericordia. Después de un tiempo, Tom Catena se trasladó a la capital, Nairobi, y se quedó allí a trabajar por cinco años. "Mientras estaba en Kenia -recuerda- oí hablar del Sudán, del hecho de que la guerra civil lo estaba destruyendo y de que no había instalaciones sanitarias". Y agrega: "Me enteré de que había algunas ONG trabajando allí, pero se estaban yendo debido al conflicto. Me pareció una situación muy desesperada".
A pesar de las noticias provenientes de las Montañas Nuba, esa realidad de la que oía hablar le atrajo hasta el punto de que trató de reunir la mayor cantidad de información posible. Monseñor Macram Max Gassis, hoy obispo emérito de El Obeid, estaba construyendo un hospital en las montañas Nuba: "Me enteré por un amigo mío", dice Tom. "Así que me puse en contacto con su oficina. Fui y abrimos el hospital. Empezamos a funcionar en 2008".
Mientras la cuenta, de la historia de Tom Catena se transparenta toda su fe. "Soy lo que se podría definir una cuna católica", dice. Y explica: "Crecí como católico romano. Mis padres son creyentes muy devotos. Mi padre fue un gran ejemplo para mí. Iba a Misa todos los días y nos educó realmente en la fe junto con mi madre. Tenían una fe muy sólida y creo que crecí con esta idea". El médico recuerda un momento en la universidad en el que se mezcló con los evangélicos y alguien temía que se convirtiera a su confesión. Pero afirma que da crédito a esa amistad y al encuentro con los evangélicos porque, dice, "a través de ellos, creo que la idea de ser misionero maduró". Después de la universidad, continúa, "volví a un catolicismo más ortodoxo. Pienso entonces que he sido muy afortunado a lo largo de mi vida, que siempre he estado con personas fuertes en la fe, capaces de guiarme y orientarme".
Desde que se mudó a las Montañas Nuba, el Dr. Catena ha hecho del cuidado a los más necesitados lo más importante de su vida. Su jornada típica, en medio de la nada, es toda trabajo y montaña. "Normalmente, me levanto alrededor de las 05.30 de la mañana y teniendo la suerte de tener un sacerdote con nosotros voy a misa todos los días. Tom reza el Rosario en el camino hacia la Misa, que comienza a las 6:30 a.m. y termina a las 7:00 a.m. Después toma un desayuno rápido en su casa antes de ir al hospital, donde el servicio comienza a las 7:30 a.m.
Desde las 7.30 a.m. el Dr. Catena está de pie, yendo y viniendo de los turnos de sala a los quirófanos, a la administración y, en general, ocupándose de los servicios hospitalarios, todos muy demandantes. En un día ajetreado, puede atender hasta 500 pacientes antes de ir a ocuparse de los casos más graves en el quirófano... "Y si ocurren de noche, entonces vuelvo al hospital para las emergencias que se presentan. La jornada es muy intensa. Es muy cansador, no hay duda de ello", dice. "Es extenuante físicamente y sobre todo emocionalmente, especialmente cuando se tiene un mal resultado o casos difíciles. Es realmente un trabajo muy duro".
Por mucho que se trate de un servicio que requiere mucha concentración, el doctor Catena cuenta de momentos en que las incursiones militares han interrumpido la rutina del hospital. "Hubo varias veces en que mientras estábamos en la sala de operaciones, con los pacientes sedados acostados en la camilla, oíamos aviones en el cielo. Luego comenzaban a caer las bombas y teníamos que tomar una decisión. Algunas veces seguimos adelante con las cirugías, haciendo lo que teníamos que hacer. Otras veces nos tiramos al piso de la sala de operaciones esperando que el bombardeo terminase".
El doctor Tom dice que lo más frustrante para un médico que trabaja en las Montañas Nuba no es tanto el miedo a perder la vida, sino más bien "estar en un ambiente alejado de todo y no tener todos los instrumentos necesarios, tener que enfrentar los límites de nuestro conocimiento". "Sólo la fe -admite- nos permite avanzar, sabiendo que Dios está con nosotros a pesar de las dificultades y los problemas".
Cita el hecho de que la caída de Omar al Bashir fue una bendición para el pueblo Nuba, añadiendo que el gobierno de transición les hizo sentir que "ahora, después de más de 30 años, por primera vez en Sudán hay alguna esperanza de encontrar una solución pacífica al conflicto, al conflicto en Darfur y en cualquier otro lugar de Sudán".
Algunos acontecimientos interesantes también han tenido un profundo impacto en la vida de Tom. El médico que ayuda a los corazones heridos a rehacer sus vidas ha perdido el corazón por una mujer nubia que nació en la montaña y fue a la escuela bajo un árbol. "Nos casamos en 2016 y eso fue algo maravilloso. Fue un gran cambio en mi vida. Hizo el trabajo mucho más fácil, sabiendo que hay alguien con quien compartir la carga", dice Tom.
Hoy en día, el Hospital Madre de la Misericordia cuenta con un personal calificado, incluyendo 27 enfermeras, médicos y farmacéuticos. Pronto se unirá al hospital un grupo de cuatro médicos nubios cualificados, los primeros formados con el producto de donaciones privadas.
En realidad, el desarrollo del personal, o mejor dicho, el desarrollo de la capacidad, es algo que importa mucho al doctor Catena. "Para mí es algo muy importante para cada grupo que trabaja en el mundo en vías de desarrollo. Tienes que ir y trabajar con la gente del lugar. Así que si hay personas que no están entrenadas, deben serlo".
En octubre de este año, Tom Catena fue invitado a asistir a la "Cumbre Mundial de la Salud" en Alemania. El crecimiento de las habilidades fue una de las preocupaciones que presentó en aquel encuentro. "La clave para el personal", dice con certeza, "es la capacidad para formar a la gente del lugar hasta permitirle que alcance tu mismo nivel e incluso lo supere, de modo que cuando te vayas, dejes algo que ya esté funcionando". Porque, añade Tom, "esta es una parte importante de lo que hacemos en las Montañas Nuba y quería presentarlo a los vértices del mundo de la medicina.
En 2017, el doctor Catena recibió el "Premio Aurora" por el despertar de la humanidad. La recompensa en efectivo recibida con el premio ha sido útil para continuar el trabajo en las Montañas de Nubia, especialmente el compromiso con la creación de capacidades. "El Premio Aurora que se me concedió en 2017 ha sido de gran ayuda para mí personalmente y para el hospital", dice Tom. "Y también fue una buena publicidad para hacernos conocer". En 2018, el Dr. Catena fue nombrado presidente de la iniciativa humanitaria World Wide Aurora, papel que se suma a sus actividades en el sur de Sudán.
Su principal preocupación es sensibilizar e involucrar a las personas en la labor humanitaria. "Todos pueden involucrarse en esto, no importa lo que hagas, no importa tu trabajo, no importa tu nivel de retribución. Hagas lo que hagas, puedes involucrarte, aunque sólo sea en el sentirte sensibilizado".
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