El Secretario General del CMI condena la violencia en Burkina Faso y Camerún
Ciudad del Vaticano
El 16 de febrero, yihadistas atacaron una iglesia protestante en Burkina Faso, provincia de Yahgha, matando a 24 personas e hiriendo a 18. Un ataque que sigue al que tuvo lugar el 10 de febrero contra la cercana ciudad de Sebba, donde siete personas fueron secuestradas durante una misa. Tres días después, cinco de ellos, incluyendo al pastor, fueron encontrados asesinados y dos ilesos.
Desde 2015, unas 750 personas han sido asesinadas en Burkina Faso y unas 600.000 se han visto obligadas a abandonar sus hogares. En el norte del país de África occidental, los cristianos suelen ser objeto de persecución.
"Estos actos de violencia", continuó el Reverendo, "son ataques a nuestra única familia humana y debemos seguir trabajando juntos por la justicia y la paz".
El 14 de febrero en Ntumbo, una aldea del noroeste del Camerún, según las Naciones Unidas, 22 personas, entre ellas 14 niños, fueron asesinadas por hombres armados. Desde entonces, por lo menos 600 aldeanos han huido de la zona y, en los últimos meses, en la escalada de la violencia, unos 60.000 cameruneses han huido a Nigeria.
"Condenamos estos actos de violencia sin sentido - concluyó Tveit - Fortalecemos nuestra resolución de buscar la paz y la justicia para todos, la dignidad para todos, la libertad de llevar una vida plena para todos.
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