Colombia. Fray Ñero: “Jamás abandonaremos los templos humanos”
Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
“En Colombia son muchos los seres humanos que padecen crisis humanitarias, y una de esas comunidades o pueblos concretos que están sufriendo grandes crisis humanitarias son los migrantes, los ciudadanos o habitantes de calle, las trabajadoras sexuales, comunidad lgtb, los vendedores ambulantes, vendedores informales y otras expresiones callejeras”: son palabras del padre Gabriel Gutiérrez, fraile franciscano y guía de la “Fundación Callejeros de la Misericordia” en Bogotá.
El país sudamericano también está afectado por la pandemia causada por el Covid-19 con – hasta la fecha – 57 casos confirmados. El gobierno colombiano ha anunciado que desde este martes 17 de marzo y hasta el 30 de mayo todas sus fronteras terrestres, marítimas y fluviales, estarán cerradas, en lo que es una medida adicional a las ya adoptadas para tratar de contener la expansión del coronavirus en el país.
Una crisis que afrontar con fuerza y decisión
Frente a la crisis que ya viven todos los días, los habitantes de las calles deben afrontar otras crisis, como en este caso, la crisis mundial del coronavirus. Una crisis que hay que afrontar con “fuerza y con decisión", asegura el padre Gabriel Gutiérrez desde Colombia.
El prelado señala que en Bogotá existen, según la Dirección Nacional de Estadística, “9538 seres humanos que viven en las calles”. A ellos, - dice - sumémosle el número de migrantes que llegan todos los días, y sumémosle también el número de desplazados por la violencia en Colombia, y de las muchas personas que se quedan sin empleo que encuentran solamente en las calles el lugar para vivir.
Estas personas – continúa – viven en situaciones infrahumanas debajo de los puentes, en los caños, en los parques, en las calles, en los andenes, y son totalmente vulnerables al contagio - como cualquier persona. Por eso les estamos llamando la atención en relación a esta nueva crisis.
“Tenazmente” vulnerables al contagio
Fray Ñero explica que además “muchos de los que habitan en las calles son adictos”, motivo por el cual, es necesario dar respuestas puntuales a estos casos.
Ellos son “tenazmente vulnerables al contagio” como nos lo dice Alberto López de Mesa, conocedor del fenómeno de habitantes de calle, periodista y ex habitante de calle. Se prestan las pipas, ruedan la marihuana entre ellos y comparten las ollas donde viven. Los lugares donde viven o los que frecuentan para comprar su droga, son foco de infección.
Pocos lugares donde pueden cumplir su aseo personal
El problema es que a esto se añade que “son pocos lugares donde se pueden cumplir su aseo personal”, prosigue el sacerdote.
En Bogotá no hay baños públicos para ellos, entonces ¿dónde les vamos a enseñar que se laven las manos? ¿quién les va a dar un tapabocas? ¿quién va a darles un gel para que se limpien las manos? Sus condiciones son totalmente vulnerables. Por lo tanto, difícilmente podrán cumplir su aseo personal. Tampoco comen alimentos que fortalezcan su sistema inmunológico, duermen poco , no tienen seguridad social, por lo tanto son los más vulnerables entre todos vulnerables.
Se necesita un esfuerzo mancomunado
El fraile señala que para prevenir a estas personas y brindarles asistencia, es necesario un buen patrocinio “del Estado, del mundo económico, de las empresas privadas” y también “del corazón de los cristianos y de tantos otros que podemos ver en ellos el rostro de Cristo”.
Además de hacer un trabajo pedagógico con ellos, tenemos que proveerles de implementos, como alimentos, jabón , tapabocas, gel y otros elementos que ellos necesitan.
No olvidar a esta ciudadanía callejera
Por lo tanto, - explica fray Gutiérrez– estamos llamándoles la atención, poniendo una mirada muy profunda y muy seria sobre esta ciudadanía, sobre los niños, jóvenes, adultos mayores, personas en discapacidad que viven en nuestras calles en la ciudad de Bogotá y en otros lugares de Colombia, en donde se pueden contar en 40 mil, las personas que viven en situación de calle.
“La protección es para nosotros, pero también tenemos que preocuparnos por los más débiles y los más pobres, y por eso saldremos a las calles incluso desafiando este virus, para poder acompañar y estar cerca de estos hermanos. Lo haremos con todo el cuidado necesario que podamos tener los que trabajamos en las calles, pero también llamamos la atención a la sociedad, para que no olvide a esta ciudadanía callejera”.
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