Incendios en Yoro, Honduras Incendios en Yoro, Honduras

Nuevamente arden los bosques en Honduras

Honduras es un país de América Central con casi la mitad de su territorio cubierto por bosques de diversos tipos. Todos los años, una gran parte de estas áreas forestales es destruida por el fuego. La lucha por su preservación ha costado la vida de algunos ambientalistas.

Ciudad del Vaticano

A pesar del confinamiento obligatorio de la población a causa de la pandemia del coronavirus, los incendios forestales en los bosques hondureños continúan imparables.

Efectos en la biodiversidad y en la salud humana

Desde el pasado mes de marzo en muchos lugares, particularmente en los departamentos de Francisco Morazán y Yoro, se han producido más de cien incendios, destruyendo en los bosques, los árboles más pequeños, los más nuevos. El resultado de esta práctica es que el bosque no se regenerará y acabará muriendo.

Otro efecto es la reducción de la capacidad del bosque de captar agua. La infiltración de agua se ve reducida y, por consiguiente, habrá menos agua disponible para el consumo humano y para la agricultura.

El instituto de Conservación Forestal (ICF) insiste en que otro efecto es la baja calidad del aire que respiran los habitantes. Esto impacta en la salud de la población al aumentar las enfermedades respiratorias y la vulnerabilidad de las personas a los ataques de los virus.

Calidad de vida y defensa de derechos ambientales

El ICF de Honduras afirma que el territorio nacional es rico en biodiversidad y que ésta es otra de las víctimas de los incendios. Grupos ambientalistas luchan desde hace años por concientizar a las autoridades y a la población de la necesidad de proteger los bosques y evitar su depredación por parte de grupos económicos interesados en el dinero y no en el bienestar del país. Berta Cáceres, defensora de los derechos humanos y ambientales, fue asesinada el 3 de marzo de 2016. Su caso no es el único, hay otros ambientalistas que también han sido asesinados.

La protección de los bosques está en estrecha relación con la calidad de vida de las personas y con la planificación que tienen que hacer los Estados de la explotación de los recursos con los que cuentan y en la preservación de estos para beneficio de las generaciones futuras. Las prácticas agrícolas también tienen que cambiar. La quema de los terrenos destinados a la agricultura reduce los costos a los propietarios por la limpieza, pero cuesta caro al país en términos de destrucción y de bienestar.

Los incendios en Honduras, son presagio de que la historia se va a repetir en la Amazonia este año. El coronavirus no está siendo capaz de cambiar la relación que impera entre los seres humanos y la naturaleza.

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05 mayo 2020, 10:37