Ecuador reporta decenas de muertos en motines en las cárceles
Andrea De Angelis - Ciudad del Vaticano
Al menos 62 presos han muerto en los tres motines que han estallado en estas horas en las principales cárceles de Ecuador. Así lo anunció Edmundo Moncayo, director del Servicio Nacional de Asistencia Integral a Adultos Privados de Libertad. En una rueda de prensa en Quito, Moncayo dijo que en la cárcel de Turi hay 33 víctimas, 21 en la penitenciaría de Guayaquil y 8 en Cotopaxi. El balance, aún provisional, podría aumentar con el paso de las horas. De hecho, también se han producido motines en la prisión de Lacatunga, pero se desconoce el número de víctimas.
Intervención policial
Fuentes de la Policía ecuatoriana han reiterado que el incidente se considera una "acción coordinada" de bandas criminales. La policía también ha subrayado que la situación en las prisiones se está gestionando con prontitud, con operaciones destinadas a restablecer la normalidad, mientras que los militares vigilan los espacios exteriores de las estructuras afectadas por los sangrientos disturbios.
Las palabras del Presidente
Según el portal local Primicias, el presidente de la República, Lenin Moreno, habló de "una lucha entre mafias organizadas" y recomendó "un uso progresivo y prudente de la fuerza por parte de la policía para garantizar la seguridad de los detenidos".
Hacinamiento y corrupción
"El de las cárceles en Ecuador es un problema de larga data", explica Alfredo Luis Somoza, experto en el área y presidente del Instituto de Cooperación Económica Internacional, con sede en Milán, en una entrevista con Vatican News. "El hacinamiento y la falta de personal penitenciario, así como su escasa remuneración, vienen produciéndose desde hace tiempo, y básicamente cualquier cosa acaba entrando en las cárceles".
"Los carteles, es decir, las bandas criminales, que en Ecuador están conectadas, pero no estrictamente vinculadas al narcotráfico, logran ejercer cierto control sobre las estructuras. Estas revueltas", señala Somoza, "no son nuevas en el país. El año pasado causaron 50 muertes, 32 en cambio en 2019. Así que han estado ocurriendo durante tres años, probablemente porque ninguna de estas bandas consigue imponerse. Un fenómeno que se ha visto en los últimos años también en Brasil, Venezuela, Bolivia y Guatemala. En este último país hay casi cuatro veces más detenidos que capacidad de acogida".
Los objetivos de los disturbios
Pero, ¿cuál es el objetivo de estas revueltas? "El control de un territorio, porque a menudo estas bandas criminales tienen a sus líderes en la cárcel. Desde esas cárceles -explica el periodista- los jefes siguen coordinando sus asuntos, con teléfonos y otros medios. Controlar la prisión donde se encuentra el jefe de una banda o sus afiliados se convierte en algo estratégico. En Argentina, en cambio, la revuelta del año pasado, en la que no murió nadie, estuvo relacionada con las dramáticas condiciones sanitarias de las cárceles. Las revueltas en otros países, en cambio, han estado ligadas, del mismo modo, a la conquista de los espacios carcelarios por parte de una banda criminal".
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