Shahbaz Bhatti, diez años de la muerte del defensor de los cristianos y oprimidos
Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
Su condena a muerte estuvo marcada por su compromiso con la defensa de la libertad de culto y su convicción de tener que modificar la ley contra la blasfemia, una ley que en 2010 había llevado a la pena de muerte a Asia Bibi, cuya defensa había apoyado firmemente. Clement Shahbaz Bhatti fue asesinado a la edad de 42 años en Islamabad en la mañana del 2 de marzo de 2011, mientras se dirigía a su trabajo, en su puesto de Ministro de Minorías, que cubría desde 2008, el único ministro católico del gobierno nombrado bajo el mandato del presidente Asif Ali Zardari. Su compromiso durante esos años incluyo numerosas medidas de apoyo a las minorías religiosas. Bhatti también guió la National Interfaith Consultation, una organización que reunió a líderes religiosos de todas las confesiones de todo Pakistán, y que llegó a redactar una declaración conjunta contra el terrorismo.
Su incansable trabajo junto a los últimos
Su acción estuvo siempre inspirada en la bondad hacia los marginados y oprimidos, en la adhesión total a la lucha por la igualdad humana, la justicia social y la libertad religiosa. Su asesinato fue reivindicado por el grupo Tehrik-i-Taliban Pakistan, el movimiento de los talibanes en Pakistán, que lo calificó de blasfemo de Mahoma. Cinco años después de su muerte, se abrió una causa de beatificación en 2016. Paul Bhatti, su hermano, de 2011 a 2014 ministro de armonía y minorías, desde hace diez años mantiene viva la memoria y las iniciativas de Shahbaz, la única salida, explica, al terrorismo y al odio y "cada año -cuenta a Vatican News- registramos un progreso".
R. - En cuanto a lo que empezó, en términos de lucha contra la injusticia, todavía se oye repetir su mensaje, y toda esta batalla no es sólo para la protección de los cristianos, sino contra cualquier injusticia hacia cualquier persona, ya sean musulmanes, sikhs, hindúes, en Pakistán, como en otros países, donde, en nombre de la religión o del extremismo, hay tantas injusticias. Todas las personas que quieren defender la dignidad humana y la igualdad de derechos para todos, entienden que la idea de Shahbaz es muy importante. Comenzó como la voz de la justicia, y luego se desató esta batalla contra el extremismo y el terrorismo. Ahora existe la emergencia de Covid, pero antes teníamos terrorismo y fanatismo en todo el mundo, especialmente en las sociedades más pobres, como Pakistán, donde los cristianos estaban marginados, eran los oprimidos y no estaban integrados en la sociedad. Empezó con la idea de integrar en la sociedad a los más pobres, a los más débiles, para hacer más diga su vida, para hacerles entender que ellos también tenían sus derechos, porque mucha gente vivía tan oprimida que creía que ese era su destino. Intentó que estas personas comprendieran que tenían derechos como todos los demás. Todo esto se manifestó en Pakistán con diversos cambios y reformas. Dos ejemplos entre todos: antes de su entrada en política, en Pakistán, no estaba previsto que las minorías religiosas pudieran estar presentes en el Senado, él ha conseguido, con su lucha, que hoy puedan estar presentes en el Senado. El segundo cambio importante en Pakistán fue la integración de los más débiles, es decir, la posibilidad de acceder a los concursos públicos, para los que normalmente se seleccionaba a los musulmanes, que eran mayoría. Los marginados y oprimidos seguían siéndolo, cuando vio la dificultad de estas personas para integrarse, precisamente porque no podían acceder a los concursos, pidió que se fijara una cuota del 5% para las minorías, y hoy hay muchas personas en el Estado, en funciones de gobierno, incluso abogados y jueces.
Su hermano Shahbaz, fue un hombre de gran fe y fue quien, además de la capacidad de comprometerse con la defensa de los derechos humanos, como usted nos dice, sobre todo fue el primero en el país en hablar de diálogo interreligioso, en dar los primeros pasos hacia el diálogo...
R. - Exactamente, esto es cierto, de hecho, fue él quien lanzó este mensaje involucrando al gobierno pakistaní en lo que era la única forma posible de integrar a Pakistán con el resto del mundo. Con su Ministerio (de Minorías, ed.) había creado un programa para promover el diálogo interreligioso, y gracias a ello hoy muchos imanes y líderes religiosos forman parte de esta iniciativa que él promovió. Inmediatamente después de su muerte, acudí al entonces Papa Benedicto XVI (ed. 6 de abril de 2011) con un imán, que era uno de los mayores amigos de mi hermano, una amistad que ahora continúa conmigo. Posteriormente, han nacido muchas organizaciones que han comenzado a promover el diálogo, en todo caso hay una enorme sensibilidad. Probablemente en otros países ya existía, pero en Pakistán fue el primero en hacerlo.
En Pakistán la situación sigue presentando aspectos muy difíciles para las minorías en general, hay una falta de respeto, ciertamente no se puede hablar de libertad religiosa, se producen conversiones forzadas, usted mismo ha denunciado muchas veces la mentalidad discriminatoria actual, por lo que el mensaje de su hermano en el país sigue siendo pertinente. ¿Hay alguien que todavía recuerde y transmita el ejemplo de Shahbaz?
R. - Sí, hay muchos musulmanes, muchos líderes políticos, que celebran el aniversario de mi hermano por su cuenta. El hecho es que hoy sigue habiendo injusticia y poco respeto por las minorías, pero esto se debe a que en Pakistán ha crecido una generación a la que se le ha inculcado un mensaje de odio, una generación que ha tomado como rehén a toda la población pakistaní. Hoy el problema no es sólo de los cristianos, sino de todo el país. Pakistán ha decaído mucho económicamente, políticamente es inestable, mientras que el desarrollo, en lo que respecta a diversos sectores del país, es muy lento, y todo ello se debe a este tipo de ideología, que ha frenado el progreso. Es todo el país el que está pagando este alto precio, no sólo los cristianos o las minorías. Por desgracia, esta mentalidad será difícil de eliminar inmediatamente, pero estamos trabajando para ello. Es importante, en primer lugar, establecer un cambio en la educación, es decir, un tipo de enseñanza, de cultura, que no inculque el mensaje de odio hacia otros seres humanos, hacia los que tienen una fe diferente. Esto no es sólo un peligro para Pakistán o para los cristianos, sino para todo el mundo. Porque esta visión del diferente como enemigo, si se inculca a los niños, a medida que crecen, también crecerá el odio y la división, y esto es un peligro para el mundo. Ese fue el mensaje tan contundente que Shahbaz dio en ese momento, y ese es un peligro que tenemos que detener.
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