Arquitectura para necesitados: la dignidad llama a la puerta de los pobres en Brasil
Andressa Collet – Ciudad del Vaticano
Viviendas que se desmoronan, pero más aún servicios higiénicos indecorosos, con grietas en las paredes y los techos, invadidos por insectos, sin agua caliente ni electricidad, con duchas, inodoros y fregaderos que no funcionan correctamente y, a menudo, sin tuberías para una correcta eliminación de los residuos. Esta es la realidad de miles de viviendas en Brasil que no cumplen los requisitos mínimos previstos por el Derecho a la Casa. Según los datos del IBGE de 2018, el 35,7% de la población no tiene acceso al alcantarillado sanitario y 5,8 millones de personas no cuentan con servicios higiénicos básicos.
"En las condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas iniquidades y cada vez más son más numerosas las personas descartadas, privadas de los derechos humanos fundamentales, el principio del bien común se transforma inmediatamente, como consecuencia lógica e ineludible, en una llamada a la solidaridad y a la opción preferencial por los más pobres", advertía el Papa Francisco en la Laudato si' (LS 158), suscitando en los últimos años tantas respuestas del amplio y variado mundo del voluntariado.
La arquitecta y urbanista Marina Bernardes no se lo pensó dos veces a la hora de poner su experiencia y profesionalidad al servicio de los pobres, y hace dos años puso en marcha el proyecto social "Arquitectura para los que más lo necesitan", como extensión del curso de Arquitectura del Centro Universitario para el Desarrollo del Alto Vale do Itajaí (Unidavi), en la ciudad de Río do Sul, en Santa Catarina. En su segundo año de actividades, se replicó en Passo Fundo, en el Estado de Río Grande do Sul, y aquí se convirtió en una ONG. Marina reunió a un grupo de 19 mujeres, entre las que se encontraban arquitectas, urbanistas, ingenieras y estudiantes de arquitectura, que trabajan en favor de las familias con bajos ingresos, desarrollando mejoras y renovaciones en los baños de las viviendas precarias, basándose en la Ley de Asistencia Técnica 11.888/2008.
Arquitectura para los más necesitados
La casa debería ser el lugar donde las personas viven y se sienten seguras, pero muchos hogares en Brasil ni siquiera cumplen las normas para ser definidos como tales. Por esta razón, la iniciativa pretende dar dignidad a las familias, en primer lugar, construyendo baños o renovando los existentes rehaciendo los sistemas eléctricos e hidráulicos.
"Tenemos familias que viven sin baño, sin luz, con una sola habitación a disposición, y esta realidad siempre nos ha llamado la atención como profesionales de una ciencia social aplicada", dice Marina, y añade que es imposible no hablar de derechos humanos ante estas situaciones. “Para que una persona tenga una vida digna", dice, necesita un ambiente, “una vivienda digna”. El derecho a la vivienda es un derecho humano que garantiza a la persona llevar una vida sana y ser capaz de realizar otras actividades. Y, al igual que la vivienda, la salud.
Es necesario garantizar la atención médica, por supuesto, pero ante todo es fundamental que el ambiente en el que se vive, la propia casa, sea sana y digna. “Creo que, en este sentido, ciertamente ayudamos a las personas para que puedan tener acceso a un derecho fundamental que, en Brasil, la mayoría de las veces, no se cumple. Es, sin duda, un tipo de proyecto que merece ser replicado no sólo en las ciudades brasileñas, sino también en otras ciudades del mundo que tienen esta misma carencia de viviendas como aquí en Passo Fundo".
Cómo funciona el proyecto social
Desde el proyecto sobre el papel del cuarto de baño, hasta la recogida de recursos, la adquisición de materiales y la ejecución completa de la obra, la arquitectura social se acerca a los más pobres. La propia familia pide ayuda a la ONG, ya sea directamente o a través de otras asociaciones o personalidades de la comunidad, y se convierte en la beneficiaria de las obras de renovación, tras una inspección de los expertos. Los trabajos pueden durar meses, pero el primer paso es siempre identificar las características de la familia solicitante (dónde vive, de cuántos miembros está compuesta, qué nivel de dificultad tiene), y luego evaluar el espacio físico disponible para saber cómo orientar la reestructuración.
Marina explica: "Una vez que llegamos al lugar, evaluamos las características del sitio, tomamos las medidas, hablamos con la familia, preguntamos a los miembros qué les gustaría tener, cómo les gustaría que se organizara el espacio, y luego elaboramos el proyecto en papel. En cuanto está terminado, se muestra a la familia para ver si se ajusta a sus necesidades. Inmediatamente después, se recogen fondos y donaciones, incluso a través de las redes sociales, que se convertirán en materiales de construcción. En tres campañas online creadas por el programa, por ejemplo, colaboraron 187 personas y consiguieron recaudar más de 17.000 reales para el proyecto.
En la actualidad, el proyecto sólo consigue atender a un promedio de tres familias al año, debido al tiempo que se tarda en conseguir los recursos para realizar el trabajo. Sin embargo, Marina sostiene que la demanda es mucho mayor y que, con los recursos adecuados, se podría incluso "atender" a una familia al mes, "pero", admite, "con incentivos públicos u otros medios, se podría llegar a más personas al mismo tiempo, lo que acortaría considerablemente el tiempo de espera". La coordinadora del proyecto añade que en un país como Brasil se afrontan muchos retos a diario: "Creo que lo más doloroso es darse cuenta de que ¡hay tantas familias, demasiadas, que necesitan ayuda!".
“A menudo tenemos la sensación de que hacemos poco en comparación con el panorama actual, pero es ciertamente gratificante experimentar cómo la unión de fuerzas puede marcar la diferencia. Y esto es gracias a nuestra competencia como arquitectas y creadoras del proyecto, pero sobre todo gracias a la fuerza y el empuje de la comunidad: la gente que vive en Passo Fundo está casi conmovida por el proyecto, por lo que se compromete con la causa y nos apoya. Y sólo gracias a esto podemos realmente dar a alguien un nuevo baño. Creo que eso es lo más increíble: darse cuenta de que todavía hay esperanza”.
Junto con el Papa, proteger a los vulnerables
Las voluntarias y la comunidad de Passo Fundo, insertadas así en una "red de comunión y pertenencia" (LS 148), no pierden el tiempo "imaginando a los pobres del futuro", como nos recuerda el Papa en la Laudato si', sino que trabajan para los "pobres de hoy, que tienen pocos años de vida en esta tierra y no pueden seguir esperando" (LS 162).
Francisco también considera "admirable" la "creatividad y la generosidad de las personas y los grupos que son capaces de superar las limitaciones del entorno", haciendo que la vivienda "deje de ser un infierno" para vivir en "el contexto de una vida digna" (LS 148): una verdadera "experiencia de salvación comunitaria" (LS 149), lo que da mucho crédito a la fundadora del proyecto de Passo Fundo, que ya está extendiendo la iniciativa a la construcción de casas enteras: "Es muy gratificante para nosotras – concluye – saber que 'Arquitectura para los más necesitados' es un proyecto que responde a la visión y a la acción de nuestro Papa sobre la protección de los más vulnerables. Sabemos que nuestro trabajo, nuestra actitud hacia los demás está fuertemente alentada por él, lo que hace que nuestra acción sea aún más bella".
Leer más sobre el proyecto en este enlace
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