Madagascar: El ciclón Ana en el sur de África es un verdadero azote
Antonella Palermo - Città del Vaticano
El número de muertos causados por la tormenta tropical Ana en Madagascar, Mozambique y Malawi ha aumentado a 70, mientras los equipos de rescate se esfuerzan por reparar los daños en las infraestructuras y ayudar a decenas de miles de víctimas. Las lluvias torrenciales y los corrimientos de tierra han afectado a los tres países, cobrándose 41, 18 y 11 vidas respectivamente. Zimbabue también se vio afectado por la tormenta, pero no se registraron muertes.
A dura prueba el frágil sistema de las comunicaciones
En los tres países africanos azotados por Ana, decenas de miles de casas han resultado dañadas, algunas de ellas derrumbadas por las fuertes lluvias, y sus habitantes han quedado atrapados entre los escombros. Los puentes fueron arrastrados por los ríos crecidos, mientras que el ganado se ahogó y los campos se inundaron, destruyendo el sustento de las familias rurales.
En el norte y el centro de Mozambique, Ana destruyó 10.000 casas, decenas de escuelas y hospitales, y provocó cortes de electricidad. En Malawi, el gobierno declaró el estado de desastre natural. Entre las víctimas se encuentra el administrador de la ciudad noroccidental de Tete, que murió cuando se dirigía a inspeccionar un puente que había sido cerrado por las inundaciones. El río Shire, que fluye desde el lago Malawi a través de Mozambique hasta el río Zambeze, ha alcanzado el nivel de alerta provocando inundaciones en las zonas bajas. La principal carretera de Malawi ha quedado interrumpida y se teme que muchas personas hayan quedado atrapadas por las aguas de la inundación. Hay informes de personas que lograron salvarse aferrándose a montones de basura a lo largo de los canales de agua durante toda una noche antes de que llegaran el socorro.
La paradoja climática de Madagascar
Se calcula que hay 110.000 personas desplazadas en Madagascar. En la capital, Antananarivo, las escuelas y los gimnasios se han transformado en refugios de emergencia. En la nación casi todos los años hay ciclones y lluvias torrenciales, pero nunca habíamos visto un escenario como éste. La denuncia procede del padre Innocent Bizimana, inspector salesiano de Don Bosco para la provincia de Madagascar y Mauricio.
En una entrevista el Padre Bizimana afirma: "Mientras en el sur del país hay una sequía total porque no llueve desde hace cinco años, y un millón de personas se mueren de hambre, en el centro hay demasiada.
Asimismo, habla de los daños que se suman a la ya gravísima situación socioeconómica en la que se encuentra Madagascar y califica lo que está ocurriendo como "un auténtico flagelo".
Dos horas de electricidad al día, "necesitamos de todo"
La Iglesia local trata de satisfacer las necesidades de la población, pero no es fácil proveer, "también porque desde hace dos años, con la pandemia, estamos dando de comer a la gente, pero debemos considerar que no tenemos muchos medios", añade el padre Bizimana.
Fenosoa es una mujer malgache que lamenta que sólo puede contar con un par de horas de electricidad al día, y cinco como máximo. "Estas lluvias son mucho peores que en años anteriores. Las escuelas están todas cerradas", dice, "y los que no han encontrado alojamiento en los gimnasios no tienen dónde ir. Algunos intentan dar lo poco que tienen: comida, ropa, jabón. Lo necesitamos todo – apela – sobre todo para los días venideros, cuando el agua desaparezca".
El riesgo de epidemias
Francesco Cimino es un médico italiano que lleva años viviendo en Madagascar. Director de la Fundación Akbaraly, también dirige la ONG "La vida para ti". Actualmente trabaja como voluntario en un centro para enfermos graves de Covid-19, llamado "Stella" en malgache. Y ahora está evaluando el altísimo riesgo de epidemia con el Ministerio de Sanidad. Dice Francesco Cimino:
El doctor Cimino habla de la interrupción de las comunicaciones a través de Tabata, el puerto principal, que complica las cosas en gran medida. Comienza la escasez de leche y alimentos. "El sistema es muy frágil", lamenta. Aquí todo viaja en camión, no hay trenes. "Estamos tratando de coordinar la ayuda porque últimamente no hay ayuda humanitaria aquí. Es una gran lucha”.
Daños por inundación sumados a los daños por Covid
El médico añade, en el frente de la lucha contra la propagación de las infecciones por coronavirus, que el equipo del que forma parte está tratando de frenarla lo mejor posible. "Desde el 24 de enero, hemos podido vacunar a muchas personas que no podrían hacerlo fácilmente en otros lugares. Es toda una hazaña", dice. "Para muchos es la primera dosis, pero para otros es la segunda. La campaña de Covax ha ido bien aquí, pero con muchas deficiencias – dice – el verdadero problema es que mucha gente aquí tiene miedo a la vacuna. Y por eso hay que convencerlos. Luego, en general, está el aspecto ligado al hecho de que no es nada fácil conseguir comprobar la propagación de la epidemia, porque las pruebas son de pago y mucha gente no puede permitírselas. Los hacemos gratis – concluye – sobre todo para los más pobres".
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