Cuamm: En Sudán del Sur entregan diplomas en obstetricia
Francesca Sabatinelli – Juba
La alegría de estar al servicio de su pueblo y, al mismo tiempo, realizar su sueño. Así, como lo fue en 2017 para Grace, para Amina y para otros 18 chicos y chicas, para sentir estas emociones están otros 10 estudiantes que, hoy, reciben su diploma de obstetricia de la escuela inaugurada en 2014 en Lui, en el condado de Mundri East, en el estado de Ecuatoria Occidental, renovada por Médicos con África Cuamm. Sudán del Sur es el estado más joven del mundo, ocupa el puesto 185 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano y tiene la peor tasa de mortalidad materna del mundo, con el parto y el embarazo entre las principales causas de muerte.
En Lui, diez nuevos obstetras y matronas
"En efecto, es un Estado joven, pero es una losa de tierra que flota en un mar de petróleo, que todo el mundo codicia. En eso consiste la guerra", explica Don Dante Carraro, director del Cuamm. Sudán del Sur carece de recursos locales, en todos los sectores, incluida, por supuesto, la sanidad y, por tanto, la maternidad. La organización apoya desde 2009 el hospital de Lui, único centro de referencia para una población de más de 170.000 personas.
En 2013 se inició la renovación del instituto de formación de matronas (ndr: personas especialmente autorizadas para asistir a las parturientas), que en ese momento tenía uno para veinte mil partos. Recibiendo el diploma, durante una increíble celebración, como lo fue para los 20 jóvenes de 2017, son ahora 10 chicos y chicas, un número bajo debido al Covid que bloqueó el curso, que sin embargo pronto estará totalmente recuperado. "Son jóvenes -continúa Carraro- que tienen el deseo de convertirse en matronas y obstetras y nosotros les pagamos la escuela, pero también su vida, desde la manutención hasta el alojamiento".
La esperanza de quedarse en África
"Sudán del Sur", añade el director, "está en tal estado que nuestro primer objetivo es que los chicos vayan a trabajar a los hospitales de aquí, donde se producen cientos, si no miles, de partos al año y donde puede que no haya todavía una comadrona. Tan solo unos meses después de graduarse en 2017, varios de los recién graduados ya habían encontrado trabajo en hospitales apoyados por Cuamm. Además de hacer realidad los sueños de estos jóvenes, la escuela permite dar una oportunidad de futuro a quienes sólo huyen cuando se ven obligados a hacerlo, ante unas condiciones de vida imposibles. "Cuando se da la oportunidad", continúa explicando el sacerdote, "la gente también recupera el orgullo de ser protagonista del crecimiento de su propio país.
La escuela de Rumbek
Hoy en día, siguiendo el ejemplo de Lui, se ha abierto otra escuela, en Rumbek, en el Estado de los Lagos, y es allí donde trabaja ahora uno de los pilares de Lui, Magdalene Awor, una obstetra ugandesa, que es la directora del proyecto del Instituto de Ciencias de la Salud de Rumbek en nombre de Cuamm, pero también tutora de los alumnos. "Apoyamos el segundo año de enfermería y obstetricia, tenemos 52 estudiantes en total, entre ellos sólo 14 son mujeres", dice. "Vienen aquí por varias razones, para adquirir una formación médica para luego poder ayudar a sus comunidades y a sus familias, otros lo hacen para luego tener un trabajo, y por tanto una vida y un futuro". El Cuamm interviene con los uniformes, con las comidas, con el alojamiento y con todo lo que pueda ayudar a la formación, incluido el pago, en parte, de los profesores.
Un laboratorio de humanidad
El éxito de la escuela de Lui es que, además de ser un laboratorio de humanidad y de compartir, representa también un momento de unidad y de encuentro entre las dos grandes etnias que componen, y que también han desestabilizado con la violencia, el país: los dinka y los nuer. "La escuela", concluye el padre Dante, "reúne a jóvenes de todas las partes de Sudán del Sur, y es un laboratorio de crecimiento humano y relacional entre los alumnos”.
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