Kazajistán y los equilibrios geopolíticos
Antonella Palermo - Nursultán
Situado entre Rusia, con la que limita en toda la parte norte, China al este, las ex repúblicas soviéticas en el sur (Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán) y el enorme lago del Mar Caspio al oeste, Kazajistán es tan extenso como toda Europa occidental. Su nombre significa "Tierra de los cosacos" e indica a los nómadas que habitaban las estepas de Asia Central.
Equilibrios geopolíticos
Kazajistán formó parte del Imperio Ruso y luego de la URSS hasta 1991. En la década de los noventa se produjo la progresiva concentración de poder en manos del presidente Nursultán Nazarbáyev, funcionario del anterior régimen soviético, que se mantuvo al frente del país hasta 2019, cuando cedió el poder al delfín Kassym-Jomart K. Tokáyev. Si, en el plano interno, Nazarbayev ha llevado a cabo una política autoritaria, en el plano internacional ha aplicado una política multidireccional destinada a crear y mantener buenas relaciones tanto con los países vecinos, en particular las potencias rusas y chinas, como con Irán, Turquía, pero también con la Unión Europea y Estados Unidos. Es con el gigante chino vecino con el que la cooperación se ha ido consolidando, hasta el punto de que en los mismos días del Congreso de Líderes Religiosos Mundiales y Tradicionales (14 y 15 de septiembre) el Presidente Ji-Xinping se encuentra de visita de Estado en la capital. Los escenarios que se vislumbran en los últimos meses a la luz de la guerra en Ucrania afectan a los acuerdos internos: Tokayev parece decidido a dar un nuevo rumbo a las relaciones con su poderoso aliado ruso, como indica su postura en la Cumbre Económica Internacional de San Petersburgo de junio de 2022, en la que declaró que su país no reconoce las regiones separatistas prorrusas ocupadas por las tropas de Moscú.
El "despertar kazajo"
En este país históricamente mixto con hasta 150 grupos étnicos, en el frente sociopolítico, "el gran problema lo constituye la minoría rusa", afirma la periodista Chiara Zappa, de Mondo e Missione:
Chiara Zappa profundiza en el particular equilibrio que ha caracterizado la composición demográfica del país desde la época de su autonomía: el grupo más numeroso era, efectivamente, el de los kazajos - precisa - pero no eran una mayoría absoluta, ya que representaban alrededor del 42% de la población, los rusos rondaban el 37%. "Los kazajos étnicos se consideraban, de hecho, una especie de minoría en casa debido al espacio preponderante que tenían los rusos en la sociedad y la administración", afirma. Se necesitaron años para cambiar estos equilibrios: Nazarbayev trabajó para atraer a los "oralmandars", los kazajos que vivían fuera del nuevo Estado, y luego se produjo la emigración simultánea de gran parte de la población rusa a la nación kazaja. En la actualidad, dos tercios de los 19 millones de habitantes son de etnia kazaja. Es el llamado "despertar kazajo", aunque al mismo tiempo, como parte de las políticas de integración de los distintos grupos del país, no se han descuidado los derechos de los rusos, como el reconocimiento de la lengua.
Temor a los fundamentalismos islámicos
En cambio, en el frente religioso, en Kazajistán "siempre se ha hecho hincapié en la coexistencia entre los pueblos y las religiones - afirma Chiara Zappa - hasta el punto de que la libertad de culto es una de las joyas de la corona de la política kazaja". "Esta atención al diálogo - continúa explicando - va de la mano con el control del posible surgimiento de grupos radicales islámicos violentos". Si bien es cierto que en las grandes ciudades existe un enfoque más formal de la religión, que no está tan arraigado en la vida cotidiana, las zonas rurales son claramente más tradicionalistas y las acciones destinadas a desactivar cualquier riesgo se orientan hacia ellas. "El crecimiento del fundamentalismo de origen afgano, como también ocurrió en Pakistán, es motivo de preocupación", dice Zappa.
Construcción de la fraternidad
El énfasis, continúa Chiara Zappa, está en el hecho de que "el diálogo y la fraternidad surgen desde abajo y desde la vida concreta de las personas. Esta es la clave para crear vínculos en un tejido social cohesionado". Cuando las acciones de los de abajo se cruzan con las de los líderes, es de esperar que los frutos sean mejores. Este es el contexto del Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales que reúne en Nursultán a más de un centenar de delegaciones de 50 países y en el que participa el Papa. "Siempre estoy esperanzada cuando hay iniciativas de encuentro y las acojo con agrado. Es cierto que a veces los dirigentes no consiguen involucrar a las bases en sus esfuerzos, pero el fuerte valor simbólico permanece. Ver que los líderes religiosos plantean una serie de reivindicaciones comunes me parece la única manera de crear conciencia para todo el mundo".
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí